Boletín UNAM-DGCS-120
Ciudad Universitaria
LAS MUJERES AGREDIDAS EN LO FÍSICO TAMBIÉN SON MALTRATADAS SEXUALMENTE
En México, 52 por ciento de
las mujeres que sufren agresiones físicas, también son maltratadas sexualmente
por su pareja, reconoció en la UNAM Ricardo Hernández Fourcada, de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
En Japón, por ejemplo, un
estudio entre 613 mujeres que en algún momento fueron vejadas reveló que 57 por
ciento había sufrido los tres tipos de abuso: físico, psíquico y sexual, y
menos del 10 por ciento de ellas había experimentado sólo golpes.
Al inaugurar el evento, Jesús
Manuel Hernández Vázquez, jefe de la División de Humanidades de esa Facultad y
Jorge Oropeza Ventura, del comité organizador, resaltaron que con el desarrollo
de este tipo de actividades la UNAM está respondiendo a su carácter de
pluralidad, tolerancia, conocimiento y formación, que es el principal motivo de
preocupación de todos los que la integran.
El propósito del encuentro,
coincidieron, es brindar información sobre diversos temas de sexualidad a la
comunidad universitaria y ser un foro incluyente, en el que puedan esclarecerse
todas las dudas de los estudiantes.
El Segundo Foro de Sexualidad ¿aguantarías
nuevamente cuatro días de sexo? se lleva a cabo hasta el 17 de febrero en la
FES Acatlán. En él se abordarán diversos temas como orgasmo, sexualidad y
medios de comunicación, salud sexual en la mujer y humor en el sexo.
Hernández Fourcada, en el
auditorio “Miguel de la Torre” de la FESA, indicó que las principales causas de
violencia en la pareja son: no obedecer al hombre, contestarle mal, no tener la
comida preparada a tiempo, no atender de manera adecuada a los hijos o al hogar
y preguntarle por cuestiones de dinero o sentimentales.
Asimismo, salir sin permiso
del cónyuge, negarse a sus requerimientos sexuales –principal motivo que citan
las mujeres para recibir golpizas–, y sospechas sobre la infidelidad femenina.
Durante su ponencia Violencia en la pareja y derechos
sexuales, el director del Programa de VIH Sida y Derechos Humanos de la CNDH
comentó que en muchas sociedades, como la mexicana, se distingue entre razones
“justas” e “injustas” del maltrato, y entre niveles “admisibles” e
“inadmisibles” de agresión.
Este fenómeno en la pareja es
todo acto o comportamiento que en el marco de una relación está destinado
a causar daño físico, psíquico o sexual a uno de sus miembros, explicó.
Estos actos o comportamientos
pueden ser agresiones físicas: abofetear, golpear con los puños y patear;
maltrato psíquico: intimidación, denigración y humillación constantes;
relaciones sexuales forzadas y otras formas de coacción íntima, y diversas
actitudes dominantes: aislar a una persona de su familia y amigos, vigilar sus
movimientos y restringir su acceso a la información o asistencia, añadió.
Ricardo Hernández refirió que
a pesar de la injusticia que representan estas acciones, es relativamente
reciente su reconocimiento como un problema de derechos humanos y salud
pública. Hasta finales de los años 80 el maltrato en pareja comienza a ser
reconocido como un asunto grave. Esto debido al impulso y a la movilización de
las mujeres, agrupadas y organizadas.
El primer marco general que da
protección contra la violencia es la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (1943) y la Convención para la Eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer, normatividad con sólo 12 años, recordó.
Subrayó que a raíz de la firma
y ratificación de varios instrumentos internacionales en la materia se ha
logrado avanzar de manera significativa en su lucha. Aunque todavía falta mucho
por hacer.
Por su parte, María de los
Angeles Trejo González, académica de la FESA, consideró que hoy debemos pensar
en modelos no rígidos, no lineales, de los aspectos que influyen en la
educación en general y la instrucción sexual. Estas figuras deben ser dinámicas
y dialécticas. Un maltrato físico incluye uno psicológico, y muchas veces
también sexual.
Expresó que un elevado
porcentaje de violencia se da del hombre hacia la mujer. Es una especie de
sesgo de género, porque tradicionalmente las culturas, regiones y la misma
educación tenían una tendencia a la formación por género, había actividades
sólo femeninas y otras para varones.
Debido a la agresión y a la
que la misma cultura y sociedad ha permitido que se dé en esta división de
sexos, las personas crecen con falta de identidad, baja autoestima e inseguridad.
Esto les impide luchar y reconocer cuáles son los derechos a los que tienen
acceso.
Por ello, apuntó, “necesitamos fortalecer las identidades
de las personas con relación a la selección y la decisión de sus acciones, a
saber reconocer aquellas que afectarían su integridad, cuáles no quiere
realizar y que está siendo manipulada”.
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