06:00 hrs.  13 de Febrero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-116

Ciudad Universitaria

 

 

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EL SISTEMA TELEGRÁFICO MEXICANO NO VIVE UNA SITUACIÓN DE RIESGO

 

·        Este instrumento tuvo más de una centuria de vida productiva, señaló Mario Alfredo Ibarra Pereyra, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM

·        Para Juan Domingo González, jefe de la oficina Telecomm en CU, la perspectiva de esta empresa debe centrarse en las transferencias de dinero y no en el envío de telegramas

·        Mañana 14 de febrero se conmemora el Día del Telegrafista

 

El sistema telegráfico no vive una situación de riesgo, no tiene comparación con las computadoras, relativamente nuevas, que apenas tendrán 30 años, y las redes dos décadas, mientras que este instrumento tuvo más de una centuria de vida productiva, señaló Mario Alfredo Ibarra Pereyra, académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.

 

“Decir que vive una severa crisis es como asegurar que un anciano, con logros importantes, está en problemas. Llega un momento en que no se puede ir más allá, pero cada etapa de la vida es importante”, subrayó. Lo cierto es que ha disminuido su campo de aplicación y hoy se utiliza, sobre todo, para casos particulares, emergencias, entretenimiento, pero en lo comercial ya no es usual.

 

Sin embargo, argumentó, no hay patrón comparativo entre una emisión telegráfica y otra que utiliza megabites por segundo, ni pensar en emplear el telégrafo al lado de Internet y el correo electrónico, pues son completamente diferentes.

Informó que hasta hace 25 años la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) poseía una red de empleados trabajando con clave Morse. Pero si hoy alguien quiere enviar un telegrama utiliza la computadora. No obstante, es un sistema robusto, al cual no le afectan condiciones climáticas o ambientales adversas, y tuvo una larga época de gloria.

 

Por su parte, Juan Domingo González, jefe de la oficina de Telecomunicaciones de México (Telecomm) Telégrafos en Ciudad Universitaria, agregó que este medio vive una transformación técnica en cuanto a sus principios. Ahora, su perspectiva debe centrarse en las transferencias de dinero, como se ha hecho en los últimos años.

 

Reconoció que este servicio ha perdido clientela, sobre todo porque hace más de una década se abrió el mercado de envíos monetarios, y eso provocó que la gente comparará tarifas y efectividad.

 

Mario Alfredo Ibarra reiteró que a casi 155 años de que en México se realizara la primera transmisión telegráfica, este medio de comunicación experimenta un proceso de cambio y renovación, como sucede en casi todas las actividades sociales, debido a los adelantos tecnológicos.

 

Su desplazamiento se pronosticó cuando la telefonía alámbrica alcanzó su máximo apogeo y los sistemas de radio abarcaban todo el mundo. Después empezaron las transmisiones de datos de alta velocidad, la comunicación celular y comenzó a ser desplazado. Pese a ello, no hay posibilidad de que este medio y el código Morse desaparezcan. Lo más importante es resaltar este lenguaje.

 

González Gámez aseveró que en la actualidad Telecomm trabaja en una red interna, una Intranet; es decir, todo se hace a través de un sistema en línea. Empero, el problema es el acceso a las comunidades más lejanas del país, que a veces se ha resuelto a través de cableado o antenas.

 

Ello ha provocado diferencias en la tecnología utilizada, porque incluso en el Distrito Federal hay oficinas en donde se enlaza a través de un módem, como si se conectaran a Internet, expresó.

 

Telecomm cuenta con más de mil 500 oficinas, de ellas 88 se localizan en la Ciudad de México. Una de sus situaciones es la paulatina disminución de usuarios en la década reciente. Una estrategia ha sido vincularse con la televisión por cable para efectuar cobros, pero en el rubro de transferencia de dinero sí ha habido disminución.

 

Hasta el año 2000, de acuerdo con información de Telecomm, disminuyeron los telegramas, al pasar de 7.1 a 3.65 millones, lo que representó un descenso de mensaje de 48.6 por ciento. No obstante, los giros monetarios aumentaron en 202 por ciento, al pasar de 8.6 a 26.1 millones.

 

Según la SCT, hasta este año había mil 555 administraciones telegráficas en todo el país, con 9 mil 844 personas empleadas. Las entidades con mayor número de oficinas son la capital de la república, con 88; Jalisco, 101; y Oaxaca, 113. Los estados con mayor personal son Distrito Federal, 2 mil 554; Veracruz, 639; y Jalisco, 477 trabajadores.

 

Refirió que el futuro del telégrafo es promisorio, siempre y cuando “entendamos que la tecnología es fundamental para este negocio. Pero si no se invierte en ella más que en promociones y en otros rubros, no crecerá como empresa. La competencia no es tan grave como para anularnos del mercado: somos competitivos en precio, somos más baratos, y en rapidez”.

 

Los primeros puntos y rayas

El telégrafo fue uno de los primeros inventos en utilizar la energía eléctrica, lo cual permitió que los mensajes llegaran a lugares remotos por medio de cables. De hecho, el vocablo proviene del griego "tele" que significa lejos y "graphos", que quiere decir escribir.

 

Tuvo diversos precursores, el principio fue una botella que utilizó un físico inglés para transmitir una corriente eléctrica a través de un pequeño cable. Años después fue creado el primer prototipo.

 

 

 

 

 

Poco a poco se perfeccionó, y mientras en el Reino Unido, Cooke y Wheatstone trabajaban para lograrlo, en Estados Unidos, Samuel Morse hacía lo mismo, pero con un sistema diferente y efectivo, por ello se le reconoce como el inventor del telégrafo eléctrico en América, conformado por una batería y un magneto. El 24 de mayo de 1844 mandó el primer telegrama desde Washington hasta Baltimore.

 

Además, para utilizar este aparato, inventó el alfabeto Morse, en el que las letras se representan con una combinación de rayas y puntos traducidas en cuanto llegan a su destino.

 

Ibarra Pereyra consideró a este sistema óptimo, adelantado más de 100 años a la teoría moderna de la información; es decir, los modelos matemáticos reconocieron su utilidad, porque es rápido, un buen operador puede telegrafiar tan veloz como una persona habla.

 

No es obsoleto, recalcó, porque hasta en las cápsulas espaciales, junto a los equipos de comunicación más sofisticados está una llave telegráfica para enviar tres puntos, tres rayas, tres puntos, que significa SOS, ayuda. Los astronautas lo conocen, se usa para emergencias, y prácticamente nunca desaparecerá.

 

En México

Su historia en México empieza con el español Juan de la Granja, quien jugó un papel protagónico a mediados del siglo XIX. Fue, según su epitafio: "El primero que estableció en la república el telégrafo electromagnético". El 10 de mayo de 1849 obtuvo la concesión para introducir este sistema en el país.

 

La demostración pública se realizó el 13 de noviembre de 1850, mediante un mensaje de Palacio Nacional al Colegio de Minería, y la primera línea se tendió entre la capital y el pueblo de Nopalucan, Puebla, inaugurada el 5 de noviembre de 1851 por el entonces presidente Mariano Arista. Esto ocurrió a seis años de haberse inaugurado el primer cable en Estados Unidos, entre Washington y Baltimore.

 

 

 

Por la importancia y avance de otras innovaciones como el ferrocarril, en 1852 se abrió la primera compañía de telégrafos en México. De inmediato hubo interesados en invertir en líneas, aparatos y en preparar especialistas en estos equipos, porque las empresas petroleras y mineras necesitaban ferrocarriles y comunicaciones.

 

Desde su nacimiento participó en innumerables ocasiones para forjar el destino nacional, ya sea con Benito Juárez, durante la Reforma y la Intervención Francesa, o con el movimiento armado de 1910.

 

En sus batallas, liberales y conservadores se hacían acompañar de un telegrafista para mantenerse en constante comunicación con sus tropas. Para numerosos historiadores, el papel que desempeñaron en la Revolución fue, en algunos casos, decisivo.

 

Así, en 1921 se fusionaron Correos y Telégrafos, lo que provocó que los operarios de estos últimos se sintieran subestimados. El 14 de febrero de 1933 iniciaron un paro de labores organizado, fecha que con el tiempo serviría para celebrar el “Día del Telegrafista”.

 

A partir del 20 de agosto de 1986, Telégrafos Nacionales, dependencia de la SCT, se convirtió en un organismo público descentralizado: Telecomm.

 

El telégrafo en CU

Juan Domingo González Gámez explicó que esta sucursal surgió al erigirse Ciudad Universitaria y se ha mantenido el número de clientes en los últimos cinco años. Si bien en algún momento bajó su presencia, a últimas fechas se ha recuperado. “Está relacionado con el cambio de las generaciones de estudiantes, a algunas les conviene más el envío del dinero de sus padres a través del banco, y a otros por Telecomm”.

 

Como es de esperarse, 90 por ciento de sus clientes son estudiantes y trabajadores de la Universidad, y el resto habitantes de los alrededores. La UNAM requiere mandar telegramas para diversos asuntos, y las principales facultades que lo hacen son las de Psicología, Ingeniería, Arquitectura, Derecho, y Filosofía y Letras.

 

Al mes acuden a la sucursal entre 450 y 500 usuarios. Los servicios que ofrece son: transferencias de dinero, telegramas, fax y cobro por cuenta de terceros (pago de televisión por cable y tiempo aire).

 

Refirió que el número de mensajes enviados cada mes es variable, depende de los periodos vacacionales, intersemestrales y demás, cuando la demanda de servicios baja de forma considerable. En ocasiones se envían 500 al mes, pero en otros sólo 10 o 15.

 

Hoy, subrayó Ibarra Pereyra, es difícil cuantificar su impacto en México, porque el país ha sufrido muchos problemas sociales. Sin embargo, en el Día del Telegrafista es bueno honrar a esta gente, destacarle su trabajo y su aportación al progreso nacional. “A los mexicanos nos gusta que se nos reconozca lo que hacemos. Nos sentimos bien cuando nos dicen que hacemos una buena labor”.

 

Por último, para Juan Domingo González es importante celebrar este día, siempre y cuando se genere un ambiente de equipo e identidad para los trabajadores del ramo, concluyó.

 

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Noventa por ciento de los clientes de Telecomm en Ciudad Universitaria son estudiantes y trabajadores. Las principales facultades que mandan telegramas son las de Psicología, Ingeniería, Arquitectura, Derecho, y Filosofía y Letras.

 

 

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Juan Domingo González, jefe de la oficina de Telecomm en Ciudad Universitaria, afirmó que la perspectiva del telégrafo debe centrarse en las transferencias de dinero, así como en novedosos servicios para los usuarios.

 

FOTO 03

Mario Alfredo Ibarra Pereyra, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, reiteró que aunque el telégrafo no vive una situación de riesgo ha disminuido su campo de aplicación y hoy se utiliza para emergencias y entretenimiento, pero en lo comercial ya no es usual.