06:00 hrs.  12 de Febrero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-112

Ciudad Universitaria

 

 

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MITOS, RITOS Y CANTOS, ELEMENTOS ESENCIALES DE LA RELIGIÓN AZTECA: PATRICK JOHANSSON

 

·        Podría considerarse como un afán de saber, de relacionarse con el exterior, señaló el investigador de la UNAM

·        El tributo, el principio de reciprocidad y la guerra fueron algunos de los principios que determinaron a la sociedad azteca, refirió el especialista Enrique Semo

·        Participaron en el ciclo de conferencias Los aztecas en tiempos de la Conquista, efectuado en la Casa de las Humanidades de la UNAM

 

Mito, rito y canto fueron elementos primordiales para la transmisión y estructuración de la religión azteca; no obstante, los conjuros y procedimientos mágicos también formaron parte de este sistema, afirmó Patrick Johansson, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM.

 

Al dictar la conferencia La religión entre los aztecas, efectuada en la Casa de las Humanidades dentro del ciclo Los aztecas en tiempos de la Conquista, añadió que para ellos esta faceta era discursiva, es decir, relatos destilados de pueblos aún más antiguos que constituyeron una cognición incipiente y totalizante. A su vez, las ceremonias establecieron un lenguaje, al cual estaban aunados los cantos, precisó.

 

Religión, señaló, significa religar las cosas; sin embargo, éste tópico no siempre se remite al acto de vincular el ámbito de lo sobrenatural, de los dioses, sino también a reconocerlo como evento de conocimiento. En ese sentido, podría considerarse como un afán de saber, de relacionarse con el exterior; por ello, se piensa que se comenzó a generar esta actividad a través de mitos, ritos y cantos.

 

Así, aseveró, la creencia no es sólo una institución humana. Al igual que la evolución de los seres vivos, tiene historia; sobre todo en el caso de los antiguos mexicanos, porque entre ellos estaba profundamente arraigada en lo sensible. Vista así, como factor cognitivo, con elementos extra corpóreos, tiene la función de ubicar al hombre dentro de su contexto natural y divino.

 

En ese sentido, la irrupción del cristianismo supuso una hipertrofia de valores celestiales como conciencia, inteligencia y luz, en detrimento de otros, pues la concepción indígena no se consideró sólo como dogmas y creencias. En ella, el ser humano tenía también raíz animal y no sólo ese espíritu para trascender una situación determinada.

 

Al hacer referencia a su historicismo, se revela su sincretismo con elementos toltecas y chichimecas. En esta cultura, al igual que en muchas otras comunidades mesoamericanas, no había una línea divisoria entre lo real y lo irreal. Para estos grupos existía una dualidad, clave de su fe, comentó el historiador.

 

El movimiento, acotó, también fue un aspecto importante, pues sin este factor no había vida. “Aquí se puede hablar también del tiempo, el cual envejecía y moría cada 52 años, para dar lugar al fuego nuevo”. Era un elemento sagrado que llevaba a la muerte a través de la decrepitud. No obstante, ellos no le temían, sino al caos que podría venir si el mundo se volvía viejo sin redención.

 

No era el fin, sino un vientre como el de una mujer embarazada que reciclaba al tiempo y a los seres muertos. Así era el Mictlán, una relación entre el deceso y el aspecto genésico. Por ello, muchas de sus divinidades mortuorias tenían carácter femenino, indicó.

 

Por su parte, el especialista Enrique Semo, al dictar la conferencia La economía de los aztecas en el momento del encuentro, consideró que esta sociedad estaba regida por cuatro grandes principios determinantes de la distribución de los recursos en el proceso productivo, de la fuerza de trabajo e ingreso: el tributo, el mercado y tráfico a larga distancia, el principio de reciprocidad y la guerra. “Para el mexicano actual, la ley de la reciprocidad con los amigos es mucho más importante que la del Estado”.

 

El más importante era el gravamen, aseveró; no obstante, la economía del complejo militar era lo más importante en la sociedad, por ello dedicó y obtuvo enormes recursos de esta ocupación, la cual fue inalterable durante toda su existencia.

 

No había un sistema de precios que rigiera la sociedad, ni tampoco el mercado asignaba recursos para determinados fines, dijo. Sin embargo, es posible establecer una base en función de las actividades realizadas. El primer elemento fue una agricultura intensiva basada en sembradíos permanentes, el riego en diferentes tipos, el uso abundante de fertilizantes y la modificación artificial de la superficie de los campos. Junto a ello, una variedad de caza, pesca y recolección de insectos comestibles alrededor del lago, abundó.

 

También un trabajo artesanal altamente desarrollado, ejercido tanto en unidad familiar como por trabajadores especializados, separados total o parcialmente del campo, mencionó. Aunque el mayor progreso se encuentra en la construcción. El factor productivo más importante y que permitió superar las carencias tecnológicas de este pueblo fue el uso masivo del trabajo humano altamente organizado.

 

Su rama más débil fue el transporte. En Mesoamérica no había animales que soportaran cargas pesadas y, por lo mismo, no conocían las carretas. Además, a pesar de tener canoas, desconocían las velas, concluyó.

 

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FOTO 1.

 

Patrick Johansson, investigador del IIH de la UNAM, afirmó que mito, rito y canto fueron elementos primordiales para la transmisión y estructuración de la religión azteca.

 

 

FOTO 2

 

Para el especialista Enrique Semo la economía de los aztecas estaba regida por cuatro principios: el tributo, el mercado y tráfico a larga distancia, el principio de reciprocidad, y la guerra. Dictó una conferencia en la UNAM.