Boletín
UNAM-DGCS-1071
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al final del boletín
FACTIBLE, UN
CONFLICTO POR EL AGUA EN LAS PRÓXIMAS DÉCADAS: MANUEL PERLÓ
·
En los últimos
años se han registrado múltiples problemas que podrían incrementarse, reconoció
el director del PUEC de la UNAM
·
Si la situación no
se resuelve mediante el acuerdo y la negociación, se verían enfrentamientos
violentos por el líquido, dijo
·
El agua se utiliza
en la región de manera ineficiente, ya que 40 por ciento se desperdicia en
fugas, alertó
A
pesar de que por décadas los sistemas de control de inundaciones y
abastecimiento de agua que sirven a la zona metropolitana de la ciudad de
México han funcionado, en los últimos años se han registrado diversos
conflictos, y de continuar estas tendencias podríamos acercarnos de manera
peligrosa a una especie de “guerra por el agua”, reconoció Manuel Perló Cohen,
director del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) de la
UNAM.
“Podemos
asegurar que si la situación no se resuelve por la vía del acuerdo, la
negociación y el consenso, en los próximos años se verá un incremento de los
enfrentamientos violentos en la ciudad de México en torno al líquido”, subrayó.
Lo
anterior se desprende de la investigación ¿Guerra por el agua en el valle de
México? Estudio sobre las relaciones hidráulicas entre el Distrito Federal y el
Estado de México, realizado en colaboración con Arsenio González Reynoso, y con
apoyo de la Universidad Nacional y el Friedrich Ebert Stiftung.
Admitió
que en esta situación hay posibilidades de negociación y acuerdo, se puede
evitar que el recurso se convierta en un conflicto, máxime cuando el país
cuenta con posibilidades hidráulicas. Tenemos agua pero la utilizamos de manera
ineficiente, ya que 40 por ciento se desperdicia en fugas.
Si
se utilizara bien sería posible reducir su importación de las cuencas del Lerma
y del Cutzamala. Además, no se aprovecha el agua de lluvia e incluso los
sistemas de recarga artificial del acuífero están retrasados, detalló.
En
la actualidad, de 35.1 metros cúbicos de agua por segundo que consume a diario
el Distrito Federal, 42 por ciento lo extrae de su propio territorio, 47 lo
recibe del Estado de México y el resto de Michoacán, informó.
Perló
Cohen explicó que al hablar de una guerra del agua no se debe pensar en una
movilización de ejércitos, pero sí de actos de hostilidad entre autoridades
gubernamentales, demandas judiciales, que ya se han dado, actos violentos en la
toma de instalaciones que tienen que ver con el sistema de distribución y
potabilización, sabotajes, acciones ilegales y apropiación, por parte de
particulares, de recursos naturales propiedad de la nación.
El
también investigador universitario reconoció que no estamos ante algo novedoso,
pero en la ciudad de México sí es un fenómeno que en los últimos 15 o 20 años
ha adquirido características nuevas y preocupantes.
“Sin
haber una lucha por el agua, estamos ante una guerra de acciones e
interacciones entre autoridades de distinto nivel, entre funcionarios y
vecinos, habitantes, comunidades, usuarios domésticos y agrícolas, lo cual
prefigura un clima de enfrentamiento que pudiera derivar hacia un conflicto
superior”, advirtió.
Dijo
que las contiendas no se inician de repente como eventos globales y
generalizados, sino poco a poco. La situación comienza cuando uno le quita el
agua al otro, después se firma un convenio, que no se respeta, acuden ante la
Corte, y si ésta no hace nada se recurre a otras acciones.
En
los últimos 15 o 20 años los arreglos institucionales, políticos y sociales que
permitían que una gran región denominada hidropolitana (integrada por Estado de
México, Distrito Federal, Hidalgo y Michoacán) funcionara, a pesar de los
problemas, hoy cada vez lo hace con mayores dificultades y con grados
crecientes de conflicto, que de no resolverse pueden llevarnos, en cinco o diez
años, a enfrentamientos más graves, enfatizó.
Expuso
que la infraestructura primaria de esta región está constituida por 120 presas,
bordos y abrevaderos, 181 mil hectáreas con riego, 33 plantas potabilizadoras
en operación, 79 de tratamiento de aguas residuales municipales y 158 plantas
de tratamiento de aguas residuales industriales, 600 kilómetros de acueductos
en los sistemas Lerma, Cutzamala y Programa de Acción Inmediata.
Subrayó
que a diario hay una manifestación o protesta, toma de un pozo, huelga de
pagos, un acto hostil de un gobierno hacia otro o declaraciones de algún
funcionario; es decir, una guerra subterránea que a veces no se ve, porque hay
múltiples actores relacionados con estas decisiones en la región: organismos
estatales, delegaciones, municipios, comunidades, desarrolladores inmobiliarios
y vecinos.
En
el ámbito internacional, entre 1948 y 1988 ha habido 21 acciones militares de
gran escala, es decir movilización de ejércitos. Por ejemplo, Turquía y Siria
han congregado fuerzas para expresar su desacuerdo con las políticas de
construcción de una presa que puede disminuir el caudal de agua que va hacia
otro país, recordó.
Además,
se han detectado 16 acciones militares de escala reducida, traslado de tropas;
seis acciones político-militares, 50 actos diplomáticos económicos hostiles,
como cerrar la frontera, declaraciones agresivas de un gobierno a otro; y 164
actos de fuerte hostilidad verbal entre países. Todos relacionados con problemas
derivados de cuencas fluviales transfronterizas, añadió.
Manuel
Perló dijo que también están los enfrentamientos al interior de las naciones,
donde se movilizan policías, ciudadanos y se registran actos hostiles. Pero “no
estamos ante una fenomenología de los últimos años, en México esto es
histórico, desde la época precolombina, cuando Tenochtitlan le quitó el agua a
Coyoacán y provocó un conflicto serio”.
Destacó
que durante mucho tiempo el gobierno federal era quien regulaba el
funcionamiento de toda la región hidropolitana. A través de la legislación
existente y de acuerdos específicos, establecía las acciones a seguir, de dónde
se transfería agua y hacia dónde se enviaba, y manejaba los conflictos, tanto a
nivel social como gubernamental.
Sin
embargo, los cambios políticos en el país han modificado esa situación. Ahora
los gobiernos de las entidades son más autónomos, y el del Distrito Federal
tiene una vida política diferente a la de hace 8 años. De hecho, hoy paga
alrededor de dos mil millones de pesos al año a la Comisión Nacional del Agua
por concepto del líquido que recibe del Lerma y el Cutzamala.
Es
decir, abundó el especialista universitario “tenemos un contexto que ha
cambiado de manera profunda, pero no contamos con los mecanismos jurídicos para
enfrentar esta creciente complejidad y los conflictos que acarrean”.
Apuntó
que en materia de agua el DF y el Estado de México han mantenido una relación,
y de cierta manera, una dependencia mutua durante muchos años, y no podrán
“divorciarse” por lo menos en las próximas cuatro o cinco décadas, porque el
agua del Lerma y el Cutzamala seguirá abasteciendo en parte importante la zona
metropolitana y tendrá que ser compartida y distribuida entre ambos.
Por
ello, Manuel Perló hizo un llamado a que las autoridades involucradas se
sienten a negociar y a empezar a ver el tema hidráulico con toda la seriedad
que merece, para darle una solución.
Concluyó
que las aguas residuales también son un tema que provocaría conflicto. En la
ciudad de México se genera un caudal de 45 metros cúbicos por segundo, de los
cuales el DF produce 25, mientras que 17 municipios conurbados del Estado de
México aportan 20. Éstas no sólo benefician a los distritos de riego
hidalguense, sino también a uno mexiquense y a otras unidades. Si esta
situación cambiara el conflicto se presentaría.
– o0o –
FOTO 01.
Manuel Perló
Cohen, director del PUEC de la UNAM, informó que en los próximos años se verá
un incremento de los enfrentamientos violentos por el agua en la ciudad de
México.
FOTO 02
De 35.1 metros
cúbicos de agua por segundo que consume a diario el Distrito Federal, 42 por
ciento lo extrae de su propio territorio, 47 lo recibe del Estado de México y
el resto de Michoacán, informó el
especialista universitario Manuel Perló.