Boletín
UNAM-DGCS-1062
Ciudad Universitaria
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EN RIESGO, LA SEGURIDAD ALIMENTARIA DEL PAÍS
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Advirtió Felipe Torres, miembro del Instituto de Investigaciones
Económicas de la UNAM
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En los últimos diez años México ha importado más de 80
mil millones de dólares en alimentos; en el último sexenio se adquirió la mitad
de esa cifra en trigo, maíz y frijol
· Falta una política de desarrollo agrícola y eso se refleja en los altos niveles de compra de comestibles y en el déficit recurrente de la balanza comercial agroalimentaria, dijo
En
los últimos diez años México ha importado más de 80 mil millones de dólares en
alimentos. Sólo en el último sexenio se adquirió la mitad de esa cifra
fundamentalmente en trigo, maíz y frijol, lo que coloca al país en el terreno
de la inseguridad alimentaria, advirtió Felipe Torres, miembro del Instituto de
Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
El
académico aseguró que la autonomía en este rubro está en entredicho y
vulnerada. De hecho, falta una política de desarrollo agrícola y eso se refleja
en los altos niveles de compra de comestibles y en el déficit recurrente de la
balanza comercial agroalimentaria.
Sólo
se ha fortalecido a ciertos nichos de exportación, en donde se ha tenido un
relativo éxito. Se han sostenido, por ejemplo, las ventas de café y la
producción de hortalizas y frutas; pero éstos no aseguran la satisfacción del
aprovisionamiento para la sociedad.
La
independencia nutritiva ha estado siempre en los granos básicos y en la leche.
“En esos dos rubros estamos expuestos a una vulnerabilidad recurrente en
términos externos”, afirmó el especialista en economía regional y urbana.
Al
examinar este aspecto con base en análisis de la inversión extranjera directa,
comercio, balanza comercial y tipo de suministros que se consumen e importan,
Felipe Torres afirmó que el sector agropecuario en México recibe escasa
cantidad de inversión extranjera directa.
El
mayor ingreso de dólares que se genera en esta rama se concentra en la
industria agroalimentaria; es decir, no en el campo, salvo algunas excepciones,
con capitales del exterior, indicó el economista, quien definió este concepto
como la capacidad que tiene un país para producir lo que necesita para su
sostenimiento y, desgraciadamente, en el país esto no ocurre desde hace años.
Se
importa carne de res refrigerada, soya y maíz para alimentar a los cerdos,
pollos y bovinos, además de preparaciones especiales. Se degusta lo que las
empresas transnacionales quieren, pues han cambiado nuestras costumbres alimenticias,
aseveró.
A
los encargados del ramo les han disminuido en más de 10 por ciento su
presupuesto. Ello implica no poder reactivar programas de desarrollo rural.
Junto con esto, los productores solo siembran aquello que les representa
rentabilidad, vinculado a las exportaciones, detalló.
México,
como la mayoría de los países de América Latina, ha tenido una recurrente baja
en los niveles de producción agrícola en el último decenio, y ha incrementado
sus importaciones con una balanza comercial agroalimentaria negativa. Eso lo ha
colocado en un nivel de dependencia permanente, precisó el investigador
universitario.
Es
decir, agregó, la nación no ha podido salir de sus problemas de inseguridad
alimentaria por tener una importante carga importadora de vituallas. Son obvios
los problemas de las catástrofes: alza de precios de los cereales y de los
bajos niveles de producción en Estados Unidos.
Tras
subrayar que se ha dejado de producir maíz y trigo, el economista universitario
aseguró que hay una responsabilidad compartida, donde se deben recuperar los
niveles de gasto para el campo y fomentar programas de desarrollo productivo
que vayan hacia la capacitación del productor.
El
agricultor, afirmó, debe ser competitivo en este escenario, para aumentar la
cantidad de alimentos y que le represente a él un atractivo, al mejorar los
niveles de capacitación para una mayor incidencia en el manejo de sus cosechas
y, por esa vía, asegurar los ingresos.
Finalmente,
Felipe Torres consideró que se deben recuperar los índices de inversión
tecnológica en el ámbito rural. “Hay que recobrar el enfoque institucional del
desarrollo agrícola al fortalecer y crear nuevas instituciones, además de
mejorar los niveles de comercialización”, concluyó.
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El
investigador del IIEc de la UNAM, Felipe Torres, aseguró que la autonomía
alimentaria de México está en entredicho y vulnerada.
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México carece de una política de desarrollo agrícola y eso se refleja en los altos niveles de importación de alimentos, señaló el investigador de la UNAM Felipe Torres.