Boletín
UNAM-DGCS-1060
Ciudad Universitaria
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PADECE SOBREPESO U OBESIDAD EL 60 POR CIENTO DE LA POBLACIÓN MUNDIAL
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Este grave
problema se ha convertido en una pandemia, advirtió la nutrióloga de la
Dirección de Medicina del Deporte de la UNAM, Rebeca Camacho Trujillo
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Dijo que las
causas de este padecimiento de salud pública son los mitos sobre dietas o
tratamientos milagrosos, la moda y los esquemas actuales de belleza, así como
los productos chatarra
El
sobrepeso ya es una pandemia mundial, en virtud de que el 60 por ciento de la
población padece sobrepeso u obesidad, advirtió la jefa del Departamento de
Nutriología de la Dirección de Medicina del Deporte de la UNAM, Rebeca Camacho
Trujillo.
Aseguró
que las causas de este padecimiento de salud pública, que afecta tanto a
adultos como a niños en ese mismo porcentaje en nuestro país, son la existencia
de mitos sobre dietas o tratamientos milagrosos, la moda y los esquemas
actuales de belleza, así como la invasión de los productos chatarra.
La
nutrióloga subrayó que el dato proviene de la Organización Mundial de la Salud
(OMS). Sobre el caso específico de México, refirió que la Secretaría de Salud
señaló que la población infantil con este trastorno alimenticio también es de
alrededor del 60 por ciento.
Explicó
que la prevalencia del sobrepeso y la obesidad obedecen a dos factores
principales: el sedentarismo y la mala alimentación. Aclaró que problemas de
tiroides o endocrinológicos sólo lo padece del uno al tres por ciento de las
personas con esta enfermedad.
Su
incremento, precisó, obedece a normas culturales porque la inactividad ha
aumentado. En la actualidad, en lugar de jugar el niño pasa en promedio cuatro
horas diarias frente al televisor, los videojuegos o chateando en la Internet,
lo cual es mucho tiempo que el menor desperdicia.
Cuatro
horas en alguna distracción de este tipo, ocho que utilizara para dormir y el
tiempo en que se encuentra en la escuela, sumó, por lo regular sentado, son
cerca de 16 horas al día. De esta manera, “tenemos a un sedentario de alto
rendimiento”.
Rebeca
Camacho alertó sobre los mitos existentes respecto a la alimentación, como las
dietas cetogénicas –que son cuerpos cetónicos o sustancias tóxicas producidas
al obtener energía de grasas y proteínas que el organismo produce cuando es
sometido a estos regímenes– o tratamientos que aparecen en televisión para
bajar de peso.
Sostuvo
que muchos de estos esquemas son peligrosos, pues prometen disminuir tallas con
rapidez, pero lo único que hacen es dañar la salud. Se utilizan porque la gente
“busca la magia” y quiere resultados efectivos, pero no son recomendables ni
sirven para ello. Lo mejor es hacer ejercicio.
Otro
grave problema, subrayó, son los asuntos de belleza, por que se ha reducido
mucho la imagen corporal, con presencias en extremo delgadas, lo cual no
siempre está acorde con las posibilidades de la mayor parte de la población.
La
estética actual se basa en la figura de las super modelos, quienes fueron
elegidas una entre un millón. De ahí que se trate de prototipos erróneos e
inalcanzables para la mayoría de la gente.
Incluso,
refirió, en el ámbito mundial han surgido campañas contra estos modelos, porque
frustran a la persona con sobrepeso y, por otro, han propiciado el incremento
de la anorexia y la bulimia.
La
especialista destacó que sin importar los estratos sociales, en las zonas
urbanas se presenta con mayor frecuencia esta problemática. En el campo es
menor porque hay desnutrición y mayor trabajo físico.
También
es erróneo que los países desarrollados no tienen sobrepeso y obesidad,
manifestó, pues estos males surgen con la invasión de los productos chatarra.
Así, puede haber personas con estos padecimientos pero desnutridas, pues la
alimentación es inadecuada.
Ejemplificó
que tan sólo una sopa instantánea contiene el equivalente a tres cucharaditas
de grasa, mientras que la elaborada en casa sólo una; igual sucede con las
papas fritas. El asunto es que este tipo de productos sustituye los almuerzos
escolares de los infantes o la comida.
Los
niños degustan en forma y en horarios inadecuados, anotó al informar que un
litro de refresco contiene 25 cucharaditas de azúcar, el de una lata nueve. Con
esas cantidades, el organismo sólo recibe energía, pero no proteínas, vitaminas
y todo lo que requiere para tener un funcionamiento adecuado.
De
esta forma, comentó, la persona puede tener obesidad aunque no coma mucho,
porque ingiere productos inadecuados. Dio otro ejemplo: las cadenas de comida
rápida, donde se elaboran comestibles con mucha grasa y sal, favorecen no sólo
que el consumidor engorde sino afectaciones de salud por el colesterol o
triglicéridos altos, entre otros.
Como
alternativas, Rebeca Camacho sugirió la actividad física para la salud, es
decir, el ejercicio, y una buena alimentación, lo que no significa llevar a
cabo dietas extremas.
En
el caso de un niño se debe evitar el
sedentarismo y tomar en cuenta que está en crecimiento, por lo que necesita una
dieta adecuada e individual. Indicó que modificar los hábitos alimenticios del
menor es posible, pero para ello se requiere el apoyo de toda la familia.
Además,
es necesario identificar qué alimentos nutren y cuáles sólo provocan la gordura
en la persona, como los ricos en grasa o con demasiada azúcar.
En
el caso de los adultos, Camacho Trujillo propuso dietas de reducción más
específicas, pero no extremas. Comentó que con anterioridad se ponían en
práctica algunas de mil 200 kilocalorías. La tendencia actual es que para la
mujer no sea menor a mil 600, salvo en caso de que tengan baja estatura. Para
los hombres el régimen podría ser de mil 800.
De
los llamados “rebotes”, la nutrióloga detalló que se presentan cuando la
persona pone en práctica dietas extremas, porque se pierde músculo y agua. En
cambio, cuando es equilibrada y moderada, además de aprender a comer y combinar
esto con ejercicio, se pierde grasa.
Ingestas
extremas ya sea en energía, esto es, de menos de mil 200 kilocalorías, o las
cetogénicas como comer mucha carne y grasa y nada de hidratos de carbono, cereales
o fruta y leguminosas, propician la pérdida de tejido muscular y, en
consecuencia, se vuelve más lento el metabolismo. En estas situaciones la gente
baja de peso, pero queda floja de la piel.
La
capacidad de perder grasa de la persona es de medio a un kilogramo a la semana.
Cuando se baja más de uno, se trata de agua y tejido muscular, aseveró. Así,
cualquier método, fajas o sauna, sólo sirven para perder peso no grasa, lo cual
“es un engaño”, pues se vuelve a recuperar.
Recomendó
ejercicio para la salud, 30 minutos aeróbico o cardiovascular, mínimo cuatro
días de la semana como correr, caminar o nadar. En principio, dijo, con ello se
combate el sedentarismo. Incluso, hay estudios que señalan que este tiempo se
puede cubrir en fracciones de 10 minutos. Para movilizar en forma importante
grasa del tejido adiposo se requieren los 30 minutos de ejercicio constante.
Luego,
informó que debido a la demanda para atender a la población universitaria, en
2004 la Dirección de Medicina del Deporte puso en marcha el Programa
Universitario para Adelgazar Sanamente (PUPAS).
Mediante
el PUPAS se da información sobre ingesta adecuada y se creó un programa
especial de ejercicios para evitar que el paciente se lastime, lo que genera un
círculo vicioso porque deja de lado esta Pactividad.
También
se ofrecieron cursos sobre la importancia del ejercicio y utilización del
calzado adecuado; pláticas de nutrición para explicar la relevancia de la
alimentación y crear una cultura al respecto, y se prescribieron dietas personalizadas
para hombres y mujeres.
Como
resultado, se creo la Clínica de Obesidad de la Dirección de Medicina del
Deporte para continuar con el PUPAS. El costo es mínimo, pero comienza con la
realización de una evaluación física y análisis de química sanguínea.
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FOTO
La nutrióloga de la Dirección de
Medicina del Deporte de la UNAM, Rebeca Camacho Trujillo, informó que el 60 por
ciento de la población mundial, incluido México, padece sobrepeso y obesidad.
FOTO 02.
La especialista de la UNAM Rebeca Camacho Trujillo
dijo que el grave problema de sobrepeso y la obesidad se han convertido en una
pandemia.