Boletín
UNAM-DGCS-1058
Ciudad Universitaria
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ALERTAN UNIVERSITARIOS
SOBRE POSIBLE COLAPSO DE LA INDUSTRIA TEQUILERA
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Señaló Luis
Enrique Eguiarte Fruns, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM
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Por la pérdida de
poblaciones silvestres de agave, y la introducción de plantaciones
monoespecíficas y clonales en regiones tradicionalmente alcoholeras, dijo
·
Factible también,
la desaparición de murciélagos nectarívoros, lo que modificaría la composición
de la flora de las localidades, y quizá de México, advirtió
Estudios
realizados por científicos de la UNAM advierten que las industrias del tequila
y del mezcal de nuestro país podrían colapsarse por la pérdida de poblaciones
silvestres de agave, y la introducción de plantaciones monoespecíficas y
clonales en regiones tradicionalmente alcoholeras, señaló Luis Enrique Eguiarte
Fruns, investigador del Instituto de Ecología (IE).
Además,
añadió, sus principales polinizadores, los murciélagos nectarívoros del género Leptonycteris,
al depender en gran medida de ellas, podrían desaparecer, lo cual modificaría
por completo la composición de la flora de las localidades y quizá de México.
“Si
se acaba con una población de agave, estos mamíferos morirían de hambre y sin
ellos seguramente cambiaría la biología de la especie y de las diferentes
plantas que ellos polinizan”, alertó.
El
científico adscrito al Departamento de Ecología Evolutiva del IE, reconoció que
una de las principales preocupaciones es que se pone en riesgo la reproducción
de las variedades tradicionalmente utilizadas para elaborar diferentes tipos de
bebidas, las cuales tardan hasta 50 años en crecer. Cuando se colecta el
ejemplar, también desaparecen sus semillas.
Explicó
que las cabezas de la planta son requeridas para obtener el producto, porque
ellas poseen la mayor cantidad de carbohidratos y se pueden fermentar y
destilar con facilidad. Empero, en esa parte se concentran los recursos para la
aparición de flores o inflorescencia y el néctar.
A la
fecha se tienen registradas alrededor de 160 especies de agave, aunque se
estima que podrían ser más de 200, la mayoría distribuidas en la República
Mexicana, aunque no todas sirven para producir licores, pero esto se ha
estudiado poco, afirmó.
Además,
dijo, casi todas tienen una localización limitada, son endémicas. Reconoció que
todavía no se conoce lo suficiente sobre el agave por su diversidad de
familias. Sin embargo, se piensa que florecen de manera sincrónica a como se
mueven los murciélagos nectarívoros durante su migración anual.
Aclaró
que cualquier bebida destilada del agave es mezcal, y dentro de éste hay muchas
variedades, una de las cuales es el tequila, obtenida de una región, planta y
procedimiento particulares. La definición de la Norma Oficial Mexicana
establece que sólo debe elaborarse del conocido como “tequilana azul weber”. El
problema con esta especie es que casi nunca produce inflorescencias, por lo que
se generan pocas semillas.
Lo
que hacen los productores es tomar los hijuelos de la base, cortarlos,
sembrarlos y propagarlos asexualmente. Recientemente, indicó, los encargados
del sector han priorizado, por cultivo de tejidos in vitro, las plantas que
consideran ideales, crecen rápido y producen azúcares adecuados para la
producción tequilera.
Eguiarte
Fruns recordó que en los últimos años la industria tequilera ha apostado a la
biotecnología y cultivo de tejidos. Con ello, pretenden contar con plantaciones
que exactamente a los ocho años se puedan jimar (del náhuatl xim “rapar, labrar
o golpear”), desbastar y luego asar las hojas de maguey para fabricar mezcal.
Esto
ha provocado que todas las plantas de agave tequilero tengan la misma
composición genética, que sean una gran clona. La variación de los genes es
indispensable para su supervivencia, especialmente frente al cambio global,
sentenció.
Si
se desarrolla una plaga, si surge un hongo destructivo, puede acabar con ese
espécimen y con la actividad en general, pues es idéntica su estructura. Debe
tomarse en cuenta “que cada una de las poblaciones silvestres, aún las de los
mezcales, es diferente a las demás; en cada una de ellas hay mucha variación”.
Pero en el tequila se quedará sin diversidad, adelantó.
Reconoció
que para los productores es preferible que haya una sola clona para predecir
mejor su comportamiento. Sin embargo, Agave tequilana weber azul es variedad de
la angustifolia, utilizada en Oaxaca como espadín, y es el de mayor
distribución en el mundo.
Un
problema adicional es que sus plantaciones son monoespecíficas, pues remueven
toda la vegetación original y sólo queda lo destinado a la industria. Ello
provoca erosión del suelo, y será difícil que crezca no sólo otro cultivo, sino
regenerar la biodiversidad original, usualmente selva mediana, agregó.
El
investigador del IE refirió que en un proyecto de trabajo conjunto con la
Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, se ha tratado
de entender qué especies se han usado para producir mezcal y cuáles podrían
utilizarse.
Expuso
que en su Departamento se analizan las relaciones de parentesco entre
variedades, y calculan los relojes moleculares. “Los cambios en el ADN son
constantes.
Al
ver qué tan distintas son sus secuencias en dos especies se puede inferir el
tiempo en que se separaron y reconstruir su historia evolutiva, en qué momento
surgieron y cómo son las tasas de especiación”.
Las
flores del agave evolucionaron para atraer polinizadores. En el sur hay varias
especies de murciélagos y colibríes, y hacia el norte hay menos, pero más
abejas. Los nectarívoros Leptonycteris son los principales del agave. Llegan a
la inflorescencia en grandes números, acaban el néctar y van a otros lugares
con el polen; ello explica el éxito ecológico de estas plantas, concluyó.
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FOTO 01
Luis Enrique
Eguiarte, del Instituto de Ecología de la UNAM, advirtió que en algunas
regiones del país se utilizan plantas silvestres para fabricar mezcal, las
cuales tardaron hasta 50 años en crecer.
FOTO 02.
En México se
tienen registradas 160 especies de agave, aunque se estima que podrían ser más
de 200 las existentes, informó el especialista de la UNAM Luis Eguiarte.