06:00 hrs.  27 de Diciembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-1058

Ciudad Universitaria

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ALERTAN UNIVERSITARIOS SOBRE POSIBLE COLAPSO DE LA INDUSTRIA TEQUILERA

 

·        Señaló Luis Enrique Eguiarte Fruns, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM

·        Por la pérdida de poblaciones silvestres de agave, y la introducción de plantaciones monoespecíficas y clonales en regiones tradicionalmente alcoholeras, dijo

·        Factible también, la desaparición de murciélagos nectarívoros, lo que modificaría la composición de la flora de las localidades, y quizá de México, advirtió

 

Estudios realizados por científicos de la UNAM advierten que las industrias del tequila y del mezcal de nuestro país podrían colapsarse por la pérdida de poblaciones silvestres de agave, y la introducción de plantaciones monoespecíficas y clonales en regiones tradicionalmente alcoholeras, señaló Luis Enrique Eguiarte Fruns, investigador del Instituto de Ecología (IE).

 

Además, añadió, sus principales polinizadores, los murciélagos nectarívoros del género Leptonycteris, al depender en gran medida de ellas, podrían desaparecer, lo cual modificaría por completo la composición de la flora de las localidades y quizá de México.

 

“Si se acaba con una población de agave, estos mamíferos morirían de hambre y sin ellos seguramente cambiaría la biología de la especie y de las diferentes plantas que ellos polinizan”, alertó.

 

El científico adscrito al Departamento de Ecología Evolutiva del IE, reconoció que una de las principales preocupaciones es que se pone en riesgo la reproducción de las variedades tradicionalmente utilizadas para elaborar diferentes tipos de bebidas, las cuales tardan hasta 50 años en crecer. Cuando se colecta el ejemplar, también desaparecen sus semillas.

 

Explicó que las cabezas de la planta son requeridas para obtener el producto, porque ellas poseen la mayor cantidad de carbohidratos y se pueden fermentar y destilar con facilidad. Empero, en esa parte se concentran los recursos para la aparición de flores o inflorescencia y el néctar.

 

A la fecha se tienen registradas alrededor de 160 especies de agave, aunque se estima que podrían ser más de 200, la mayoría distribuidas en la República Mexicana, aunque no todas sirven para producir licores, pero esto se ha estudiado poco, afirmó.

 

Además, dijo, casi todas tienen una localización limitada, son endémicas. Reconoció que todavía no se conoce lo suficiente sobre el agave por su diversidad de familias. Sin embargo, se piensa que florecen de manera sincrónica a como se mueven los murciélagos nectarívoros durante su migración anual.

 

Aclaró que cualquier bebida destilada del agave es mezcal, y dentro de éste hay muchas variedades, una de las cuales es el tequila, obtenida de una región, planta y procedimiento particulares. La definición de la Norma Oficial Mexicana establece que sólo debe elaborarse del conocido como “tequilana azul weber”. El problema con esta especie es que casi nunca produce inflorescencias, por lo que se generan pocas semillas.

 

Lo que hacen los productores es tomar los hijuelos de la base, cortarlos, sembrarlos y propagarlos asexualmente. Recientemente, indicó, los encargados del sector han priorizado, por cultivo de tejidos in vitro, las plantas que consideran ideales, crecen rápido y producen azúcares adecuados para la producción tequilera.

 

 

Eguiarte Fruns recordó que en los últimos años la industria tequilera ha apostado a la biotecnología y cultivo de tejidos. Con ello, pretenden contar con plantaciones que exactamente a los ocho años se puedan jimar (del náhuatl xim “rapar, labrar o golpear”), desbastar y luego asar las hojas de maguey para fabricar mezcal.

 

Esto ha provocado que todas las plantas de agave tequilero tengan la misma composición genética, que sean una gran clona. La variación de los genes es indispensable para su supervivencia, especialmente frente al cambio global, sentenció.

 

Si se desarrolla una plaga, si surge un hongo destructivo, puede acabar con ese espécimen y con la actividad en general, pues es idéntica su estructura. Debe tomarse en cuenta “que cada una de las poblaciones silvestres, aún las de los mezcales, es diferente a las demás; en cada una de ellas hay mucha variación”. Pero en el tequila se quedará sin diversidad, adelantó.

 

Reconoció que para los productores es preferible que haya una sola clona para predecir mejor su comportamiento. Sin embargo, Agave tequilana weber azul es variedad de la angustifolia, utilizada en Oaxaca como espadín, y es el de mayor distribución en el mundo.

 

Un problema adicional es que sus plantaciones son monoespecíficas, pues remueven toda la vegetación original y sólo queda lo destinado a la industria. Ello provoca erosión del suelo, y será difícil que crezca no sólo otro cultivo, sino regenerar la biodiversidad original, usualmente selva mediana, agregó.

 

El investigador del IE refirió que en un proyecto de trabajo conjunto con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, se ha tratado de entender qué especies se han usado para producir mezcal y cuáles podrían utilizarse.

 

Expuso que en su Departamento se analizan las relaciones de parentesco entre variedades, y calculan los relojes moleculares. “Los cambios en el ADN son constantes.

 

 

 

Al ver qué tan distintas son sus secuencias en dos especies se puede inferir el tiempo en que se separaron y reconstruir su historia evolutiva, en qué momento surgieron y cómo son las tasas de especiación”.

 

Las flores del agave evolucionaron para atraer polinizadores. En el sur hay varias especies de murciélagos y colibríes, y hacia el norte hay menos, pero más abejas. Los nectarívoros Leptonycteris son los principales del agave. Llegan a la inflorescencia en grandes números, acaban el néctar y van a otros lugares con el polen; ello explica el éxito ecológico de estas plantas, concluyó.

 

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FOTO 01

Luis Enrique Eguiarte, del Instituto de Ecología de la UNAM, advirtió que en algunas regiones del país se utilizan plantas silvestres para fabricar mezcal, las cuales tardaron hasta 50 años en crecer.

 

 

FOTO 02.

En México se tienen registradas 160 especies de agave, aunque se estima que podrían ser más de 200 las existentes, informó el especialista de la UNAM Luis Eguiarte.