Boletín
UNAM-DGCS-1053
Ciudad Universitaria
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El académico de la
Facultad de Medicina de la UNAM, Carlos D´Hyver de las Deses de Juillac y
Wiechers, dijo que esta enfermedad ocupa la novena causa de mortalidad en
mayores de 60 años
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Con el paso del
tiempo a todos los hombres les crece esta glándula, pero no todos presentan la
sintomatología de cáncer
En
México, alrededor del cuatro por ciento de los adultos mayores desarrollan
cáncer de próstata, enfermedad que ocupa la novena causa de mortalidad en este
sector, destacó el profesor de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Carlos
D´Hyver de las Deses de Juillac y Wiechers.
Aclaró
que con el paso del tiempo a todos los hombres les crece este órgano y, aunque
existen más posibilidades en aquellos con más de 60 años, no todos presentan la
sintomatología, lo que puede provocar diversos padecimientos hasta una
neoplasia.
Sin
embargo, resaltó, es un problema, porque debido a la inadecuada información que
reciben sobre el tema, los varones sienten temor y no les agradan los estudios
clínicos, además de que desconocen sus consecuencias. Incluso, dijo, hay una
cifra negra, debido a que no se practican análisis en forma periódica.
Informó
que tan sólo en el Centro Médico se calcula que la mitad de todas las consultas
de urología son por crecimiento prostático, pero no hay cifras claras.
Refirió
que en la mayor parte de las autopsias a mayores de 60 años se aprecia cáncer in
situ, de forma microscópica, pero se desconocen las causas por las que no se
desarrolló. Es decir, 70 por ciento de las personas estudiadas tienen este mal
pero de tamaño pequeño y al no avanzar nunca se les detecta.
Es
decir, reiteró, hasta el momento se desconocen los factores por los cuales esta
enfermedad, aunque presente, no avanza en todos los casos.
El
integrante del Comité Académico de Posgrado de Geriatría de la FM explicó que
la hipertrofia prostática o su crecimiento es un padecimiento frecuente que, se
considera, empieza a partir de los 40 años de edad. De esta manera, las
personas que viven 90 ó 100 años han sufrido este problema.
Detalló
que la próstata crece porque los hombres no tienen pausa en la producción de
hormonas masculinas, como la mujer en la menopausia, quienes dejan de generar estrógenos y progesterona
por el ovario, mientras que durante toda la vida el varón forma testosterona y,
pese a cierta disminución, se mantiene. El que por un largo lapso un órgano
esté en contacto con hormonas, facilita su ampliación, en este caso anormal.
Dijo
que existen dos tipos: la benigna y la que llega a generar cáncer. La primera
con síntomas como dificultad para orinar; el chorro es delgado y de baja
presión, pues ya no tiene fuerza; en algunos casos el goteo es constante; se
realiza evacuación con frecuencia, pues no se vacía la vejiga por completo, y
se siente la necesidad de realizarla más seguido, cada una o dos horas.
La
facilidad de presentar cáncer se relaciona con el flujo de testosterona. Así,
mientras más se genere mayores posibilidades tendrá de que crezca esa glándula
o de llegar a desencadenar una neoplasia. Además, no es común que esta
enfermedad se presente antes de los 40 años, sino después, aclaró.
El
geriatra abundó que algunas de las causas que afectan son ingerir irritantes,
como café, té negro y alcohol, pues molesta vejiga y próstata, y se incrementan
los datos de hipertrofia, lo cual es molesto.
Argumentó
que la próstata ayuda a alimentar y dar líquidos a los espermatozoides, para
moverse, salir sanos y con fuerza. De esta forma, la glándula crece por efecto
hormonal, y como rodea a la uretra, conducto por el que sale la orina desde la
vejiga, la aprieta. Su crecimiento tapa ese cauce y provoca mayor esfuerzo para
vaciar la secreción líquida. Con el tiempo, esta problemática propicia que no
se vaya por completo y siempre quede con un poco.
Carlos
D´Hyver de las Deses de Juillac habló de los mitos surgidos en torno a esta
enfermedad. Por lo regular, el hombre tiene miedo a saber que tiene la próstata
crecida o que lo deben revisar. Por creencias erróneas no le da importancia a
este hecho.
También
siente temor a la revisión porque se debe realizar a través del tacto rectal.
“La población está mal acostumbrada e informada y a los hombres no les gusta”.
Sin embargo, afirmó que la exploración debe ser anual, como en la mujer el de
mama o útero.
Especificó
que el dedo ayuda a conocer la consistencia y tamaño aproximado de esa parte;
cuando se ha detectado grande o dudosa y se considera que pudiera tener cáncer
en su interior, se lleva a cabo un examen de ultrasonido.
Dicho
estudio orientará al médico para saber el tamaño y que tanta obstrucción
produce a la vejiga. Otros son el de flujo orinario, es decir, medir la rapidez
con la que la persona saca los residuos y la cantidad que se obtiene por
segundo, pero también cuesta trabajo que la persona lo acepte, añadió.
También,
expuso, se puede confundir entre el examen llamado antígeno prostático
específico con el crecimiento de la glándula. El primero es un índice de
posibilidad de tener cáncer. Ejemplificó: una persona con próstata crecida
puede tener el antígeno normal, en cambio puede ser una glándula pequeña pero
con una neoplasia. Se trata de aspectos separados.
El especialista
de la FM puntualizó que una vez detectado el problema hay diferentes
alternativas de tratamiento, como los medicamentos que bloquean la función de
las hormonas, para tratar de que regrese a su tamaño original o se vuelva más
pequeña.
Otros
métodos son los quirúrgicos, los que permiten extraerla completa o rasparla a
través de la uretra. Estas técnicas, manifestó, permiten “vaciar la manzana sin
quitarle la cáscara”. Así, se quita la obstrucción y la persona vuelve a orinar
con mayor facilidad durante mucho tiempo, aunque al cabo de 20 ó 30 años puede
expandirse otra vez y requerir un nuevo vaciado.
Cuando
se quita no vuelve a crecer. Pero, muchos hombres temen que con ello no
volverán a tener relaciones sexuales ni erecciones, lo cual también es falso,
pues una cosa no tiene que ver con la otra.
Al
extraerla, concluyó, el problema es que los espermatozoides no saldrán tan
fuertes ni podrán vivir mucho tiempo, pero sí podrán llegar al óvulo si la
fecundación es antes de cuatro a seis horas. Aún cuando la eyaculación es más
pequeña y espesa, el varón puede tener vida sexual gratificante.
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