06:00 hrs.  25 de Diciembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-1052

Ciudad Universitaria

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SE ANALIZA SI LA TIERRA HA COMENZADO EL CAMBIO DE LA POLARIDAD DE SU CAMPO MAGNÉTICO

 

·        El polo norte pasa al sur y viceversa, dijo Esteban Hernández, del Instituto de Geofísica de la UNAM

·        Se ha experimentado esta variación desde hace cuatro mil millones de años, y la vida no se ha detenido

·        Los universitarios han encontrado que varía más rápido en algunas zonas del país que en otras

 

Científicos de la UNAM investigan si es que ha comenzado a cambiar el campo magnético de la Tierra, de manera tal que invierte su polaridad: el polo norte pasa al sur y viceversa, proceso que no es inédito, porque ha ocurrido en diversas ocasiones en los últimos millones de años, explicó Esteban Hernández, del Instituto de Geofísica (IGF).

 

Aclaró que, de acuerdo con la historia geomagnética y el estudio de las cartas respectivas, los actuales habitantes del planeta no verán ese proceso, pues tal fenómeno se registra cada 250 mil años aproximadamente. Empero, la última vez que el norte estuvo en el sur fue hace 780 mil años. “Llama la atención porque ya pasó el tiempo promedio. Debe haber algún factor que active esta variación, que es tan lenta”.

 

Al hablar sobre las consecuencias que tal inversión podría traer, el también integrante del Servicio Magnético reconoció que es un tema que genera controversia. Se ha experimentado este cambio desde hace cuatro mil millones de años, y la vida no se ha detenido.

Hay opiniones que señalan que sin esa capa la existencia en la Tierra no sería posible, pues sin la magnetosfera (que protege al planeta de las partículas y rayos solares) se tendría radiación energética sobre las células que alterarían la vida tal y como la conocemos. Otra postura es que no pasará nada. “Sencillamente se alterará la polaridad y quizá ni siquiera se sienta”, dijo.

 

Al respecto, indicó que científicos de varias partes del mundo, incluidos los universitarios, han registrado la aparición de islas de polaridad invertida. Es como si todo el planeta fuera un imán gigante y comenzaran a brotar en él otros pequeños, de signos diferentes; surgen más y más hasta que se invierte en el globo. Esa es la hipótesis generalizada.

 

Esos puntos son fenómenos recientemente encontrados que aún no se explican bien a bien. “Desde mi punto de vista quizá tengan que ver con el inicio de la inversión del campo magnético” opinó.

 

Al parecer, detalló, se relacionan con la estructura interna del planeta. La Tierra es como si fuera una naranja, donde la “cáscara” sería la corteza, cuyo espesor varía entre los 5 y 40 kilómetros. A continuación viene otra capa ni fluida ni sólida llamada manto, hasta los 2 mil 500 kilómetros de profundidad; finalmente, la de más al centro, llamada núcleo, se ubica a 6 mil 500.

 

El estrato intermedio se mueve lento. Ahí se forman corrientes de convección por diferencia de temperatura (al elevarse, el material más profundo y caliente se enfría y vuelve a descender para encenderse de nueva cuenta, en un ciclo que se repite una y otra vez). “Ellas hacen que el campo magnético se acelere o desacelere y se refleje en la superficie como esas islas de variación rápida”, expuso.

 

El equipo de universitarios del Departamento de Geomagnetismo del IGF encontró fenómenos de gran interés, como que dicho campo varía más rápido en unas zonas del país que en otras.

 

El científico apuntó que las fuentes de transformación –además de las internas ya descritas y de largo plazo– son externas. Durante un día normal, ellas se deben al Sol, que bombardea a la Tierra con radiación y partículas. Otra es resultado de la ionosfera, una capa de la atmósfera ubicada entre los 50 y los 300 kilómetros de altitud. Ahí, los iones interactúan con la luz y generan corrientes eléctricas, las cuales al variar en el tiempo generan un campo magnético.

 

Para conocer todos estos fenómenos, mencionó Esteban Hernández, el IGf opera la Red de Estaciones Magnéticas para la elaboración de cartas de la república mexicana. Son 52 puntos distribuidos a lo largo y ancho del territorio nacional. Usan “matemáticas y geoestadística para diseñar la red con dos o cuatro estaciones por entidad”.

 

Se caracterizan por su posición geográfica bien definida en latitud, longitud y altitud. Usan magnetómetros que funcionan uno o dos días para medir sus diferentes componentes. El único punto donde se hacen registros cada cinco segundos es en el Observatorio Magnético de Teoloyucan. Tal procedimiento debe efectuarse cada lustro, pues ese campo cambia, y pueden detectarse variaciones, advirtió.

 

Los parámetros plasmados en los mapas magnéticos tienen aplicaciones distintas, señaló, desde el conocimiento de las riquezas minerales hasta la calibración de instrumentos de navegación, como brújulas, o bien, de las antenas que utilizan los teléfonos celulares. A últimas fechas, se aplican en la correcta orientación de las estaciones de la Red Metropolitana de Monitoreo Atmosférico del Distrito Federal.

 

Los científicos universitarios publican cartas con varios componentes, entre ellos la declinación magnética. “En ella es fácil darse cuenta de los grados que se desvía el norte magnético (el que marcan las brújulas) respecto al geográfico (el polo norte)”, afirmó.

 

Si se coloca en la línea de cero grados o agónica –por no tener ángulo– a donde se marque será el norte astronómico y el geográfico; no habrá ángulo entre ambos. “Según estudios históricos, dentro de tres o cuatro décadas volverá a existir”. Este movimiento se relaciona con la variación de origen interno del campo geomagnético, refirió.

 

Entre las líneas de investigación actuales destacó el análisis de datos de estaciones cerca de volcanes y del comportamiento tectónico en la costa del Pacífico, donde existe una zona de subducción. “Hay una hipótesis llamada tectonomagnetismo, que asocia el magnetismo con el comportamiento de los esfuerzos de las rocas. Tenemos para ello una estación de alta sensibilidad en Oaxaca”.

 

Se cree que cuando la roca se somete a mucho esfuerzo, como ocurre antes de un sismo, se produce un campo magnético local mayor al normal. No se puede hablar aún de la posibilidad de predecir sismos; pues hasta ahora sólo hay una simple correlación entre ambos fenómenos, pero falta por estudiar. Para ello se requiere de más estudiantes de física e ingeniería interesados, concluyó.

 

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FOTO 01

La Tierra parece cambiar su polaridad, es decir, el polo norte magnético ha estado en el sur y viceversa, explicó Esteban Hernández, del IGf de la UNAM.

 

 

FOTO 02.

Esteban Hernández informó que el IGf de la UNAM opera la Red de Estaciones Magnéticas para elaborar cartas de México. Son 52 puntos distribuidos a lo largo y ancho del territorio nacional.