06:00 hrs.  24 de Diciembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-1050

Ciudad Universitaria

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PERSISTEN USOS Y COSTUMBRES INDÍGENAS, PESE A CONFRONTAR DISPOSICIONES LEGALES 

 

·        Señaló María Teresa Valdivia Dounce, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM

·        Reveló que, por ejemplo, en Chiapas aún se practica la venta de mujeres tzotziles y tzeltales; se consume peyote entre los huicholes y se lincha a personas por brujería

·        Sobreviven por su carácter idiosincrásico, porque las poblaciones autóctonas las mantienen vigentes, pese a  incumplir disposiciones legales, dijo

 

Por su carácter idiosincrásico diversos usos y costumbres de comunidades indígenas persisten en el territorio nacional, pese a violar disposiciones legales, indicó María Teresa Valdivia Dounce, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.

 

Reveló que en diversos estados aún se llevan a cabo prácticas sancionadas por las leyes, como la venta de mujeres tzotziles y tzeltales en Chiapas, el consumo del peyote entre los huicholes o de la caguama siete filos entre los seris; así como linchamientos u homicidios por brujería.

 

Muchas de estas tradiciones perviven, recalcó, por las condiciones particulares de cada lugar y región, porque las poblaciones autóctonas creen en ellas, les importan, las necesitan y en eso radica su vigencia. Si bien en algunos casos son avaladas por las autoridades, en otros entran en conflicto.

 

Por lo general, a los responsables oficiales sólo les importa cuidar dos tipos de normas en contrario; sobre el resto, los pueblos o grupos tienen absoluta libertad, señaló. Una es cuando se afecta la propiedad, porque la ley y el derecho están fundados para proteger los bienes; y otra, cuando se daña la seguridad nacional; es decir en casos de homicidios por brujería y hechos de sangre, que son graves y materia de conflicto para el Estado.

 

Valdivia Dounce comentó que el consumo de plantas alucinógenas, está prohibido por ser drogas. Sin embargo, en algunas etnias forma parte de su cultura y lo consumen, como en el caso de los huicholes. Este grupo indígena realiza esta práctica gracias a una dispensa presidencial, que los autoriza a realizar su peregrinación para recoger el peyote y consumirlo. Sólo ellos pueden hacerlo, con libre tránsito.

 

Agregó que otra es la utilización de la caguama siete filos entre los seris. Sin embargo, no la comen ni la matan, sólo la pescan, lo cual representa un delito, porque es un animal protegido. La usan en su ritual, la adornan, llevan a cabo la ceremonia y al término la llevan de regreso y vuelve a entrar al mar, pero en muchas ocasiones los detienen y encarcelan por esa acción.

 

Es el caso del uso del cepo, instrumento de madera en el que se coloca a un infractor con las manos y pies aprisionados en sus aberturas, castigo prohibido por la sociedad actual, pero que aún es vigente en algunas regiones de la nación, denunció.

 

María Teresa Valdivia refirió que otro fenómeno son los linchamientos u homicidios por brujería, presentes a lo largo de la historia de los pueblos indígenas, y que pueden rastrearse desde la Conquista, aunque todavía se ejecutan. “Por fortuna no se tienen casos tan frecuentes”, reconoció.

 

La antropóloga universitaria, quien desde hace años desarrolla el proyecto “Costumbre, derecho y poder indígena en Oaxaca”, recordó que comenzó a trabajar en él a partir de una reforma al Código de Procedimientos Electorales de la entidad, la cual permitió que en los pueblos oaxaqueños donde se practicaba una costumbre particular para elegir autoridades, pudiera llevarse a cabo sin necesidad de registrarse en partidos.

 

 

Ello consistió en que además de fuerzas partidistas, también podrían utilizar la modalidad de votación por usos y costumbres para elegir representantes y renovar sus ayuntamientos. Alrededor de 70 por ciento de los municipios se apegaron y cobijaron bajo tal modificación, expresó.

 

Valdivia Dounce encontró diferencias en la forma de proceder, en estructuras de gobierno y funciones de una jurisdicción a otra, pues cada una se manifiesta distinta. Aunque todos son mixes, por ejemplo, sus diferencias en estructura social, en lo político y cultural existen de un pueblo a otro. No hay un solo modelo o patrón de comportamiento.

 

No es posible que todos piensen igual y se organicen de la misma manera, hagan la política igual o elijan a los gobernantes con el mismo procedimiento. Eso le da sentido a todos los procesos dinámicos, aseveró.

 

Además, dijo, la forma de elegir a sus autoridades de manera “tradicional” está basada en la costumbre, que no se sabe cuánto tiempo tiene, pero es previa al surgimiento de los partidos políticos. Muchas de ellas proceden desde la Colonia. Incluso, otras, como el consultar a los ancianos, son previas a la Conquista. El papel del alcalde en muchos de los pueblos se reconoce desde esta última.

 

La sociedad indígena tiene capacidad de permear elementos externos y hacerlos funcionar dentro de su propio sistema, a pesar de ser sociedades duras y autoritarias, en conjunto pueden adaptarse, reconoció. No rechazan influencias e imposiciones; las asumen, integran y refuncionalizan de acuerdo a sus necesidades.

 

Ello sucede con los nuevos cargos de gobierno que les obligan a utilizar en sus circunscripciones. Ellos los aceptan, inculturan y rehacen. A pesar del paso del tiempo, los pueblos son tan fuertes que mantienen sus propias formas de elección y renovación de ayuntamientos, independientemente del ejercicio político de los partidos, concluyó la antropóloga.

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FOTO 01.

La investigadora de la UNAM, María Teresa Valdivia, aseguró que muchas de las costumbres de los pueblos indígenas sobreviven sin conflicto con las leyes nacionales.

 

FOTO 02

Todas las normas en contrario que siguen los pueblos indígenas son practicadas porque creen en ellas, les importan y las necesitan: María Teresa Valdivia, del IIA de la UNAM.