Boletín
UNAM-DGCS-1050
Ciudad Universitaria
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PERSISTEN USOS Y
COSTUMBRES INDÍGENAS, PESE A CONFRONTAR DISPOSICIONES LEGALES
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Señaló
María Teresa Valdivia Dounce, del Instituto de Investigaciones Antropológicas
de la UNAM
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Reveló
que, por ejemplo, en Chiapas aún se practica la venta de mujeres tzotziles y
tzeltales; se consume peyote entre los huicholes y se lincha a personas por
brujería
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Sobreviven
por su carácter idiosincrásico, porque las poblaciones autóctonas las mantienen
vigentes, pese a incumplir
disposiciones legales, dijo
Por
su carácter idiosincrásico diversos usos y costumbres de comunidades indígenas
persisten en el territorio nacional, pese a violar disposiciones legales,
indicó María Teresa Valdivia Dounce, del Instituto de Investigaciones
Antropológicas (IIA) de la UNAM.
Reveló
que en diversos estados aún se llevan a cabo prácticas sancionadas por las
leyes, como la venta de mujeres tzotziles y tzeltales en Chiapas, el consumo
del peyote entre los huicholes o de la caguama siete filos entre los seris; así
como linchamientos u homicidios por brujería.
Muchas
de estas tradiciones perviven, recalcó, por las condiciones particulares de
cada lugar y región, porque las poblaciones autóctonas creen en ellas, les
importan, las necesitan y en eso radica su vigencia. Si bien en algunos casos
son avaladas por las autoridades, en otros entran en conflicto.
Por lo general, a los responsables oficiales
sólo les importa cuidar dos tipos de normas en contrario; sobre el resto, los
pueblos o grupos tienen absoluta libertad, señaló. Una es cuando se afecta la
propiedad, porque la ley y el derecho están fundados para proteger los bienes;
y otra, cuando se daña la seguridad nacional; es decir en casos de homicidios
por brujería y hechos de sangre, que son graves y materia de conflicto para el
Estado.
Valdivia
Dounce comentó que el consumo de plantas alucinógenas, está prohibido por ser
drogas. Sin embargo, en algunas etnias forma parte de su cultura y lo consumen,
como en el caso de los huicholes. Este grupo indígena realiza esta práctica
gracias a una dispensa presidencial, que los autoriza a realizar su
peregrinación para recoger el peyote y consumirlo. Sólo ellos pueden hacerlo,
con libre tránsito.
Agregó
que otra es la utilización de la caguama siete filos entre los seris. Sin
embargo, no la comen ni la matan, sólo la pescan, lo cual representa un delito,
porque es un animal protegido. La usan en su ritual, la adornan, llevan a cabo
la ceremonia y al término la llevan de regreso y vuelve a entrar al mar, pero
en muchas ocasiones los detienen y encarcelan por esa acción.
Es
el caso del uso del cepo, instrumento de madera en el que se coloca a un
infractor con las manos y pies aprisionados en sus aberturas, castigo prohibido
por la sociedad actual, pero que aún es vigente en algunas regiones de la
nación, denunció.
María
Teresa Valdivia refirió que otro fenómeno son los linchamientos u homicidios
por brujería, presentes a lo largo de la historia de los pueblos indígenas, y
que pueden rastrearse desde la Conquista, aunque todavía se ejecutan. “Por
fortuna no se tienen casos tan frecuentes”, reconoció.
La
antropóloga universitaria, quien desde hace años desarrolla el proyecto
“Costumbre, derecho y poder indígena en Oaxaca”, recordó que comenzó a trabajar
en él a partir de una reforma al Código de Procedimientos Electorales de la
entidad, la cual permitió que en los pueblos oaxaqueños donde se practicaba una
costumbre particular para elegir autoridades, pudiera llevarse a cabo sin
necesidad de registrarse en partidos.
Ello
consistió en que además de fuerzas partidistas, también podrían utilizar la
modalidad de votación por usos y costumbres para elegir representantes y
renovar sus ayuntamientos. Alrededor de 70 por ciento de los municipios se
apegaron y cobijaron bajo tal modificación, expresó.
Valdivia
Dounce encontró diferencias en la forma de proceder, en estructuras de gobierno
y funciones de una jurisdicción a otra, pues cada una se manifiesta distinta.
Aunque todos son mixes, por ejemplo, sus diferencias en estructura social, en
lo político y cultural existen de un pueblo a otro. No hay un solo modelo o
patrón de comportamiento.
No
es posible que todos piensen igual y se organicen de la misma manera, hagan la
política igual o elijan a los gobernantes con el mismo procedimiento. Eso le da
sentido a todos los procesos dinámicos, aseveró.
Además,
dijo, la forma de elegir a sus autoridades de manera “tradicional” está basada
en la costumbre, que no se sabe cuánto tiempo tiene, pero es previa al
surgimiento de los partidos políticos. Muchas de ellas proceden desde la
Colonia. Incluso, otras, como el consultar a los ancianos, son previas a la
Conquista. El papel del alcalde en muchos de los pueblos se reconoce desde esta
última.
La
sociedad indígena tiene capacidad de permear elementos externos y hacerlos
funcionar dentro de su propio sistema, a pesar de ser sociedades duras y
autoritarias, en conjunto pueden adaptarse, reconoció. No rechazan influencias
e imposiciones; las asumen, integran y refuncionalizan de acuerdo a sus
necesidades.
Ello
sucede con los nuevos cargos de gobierno que les obligan a utilizar en sus
circunscripciones. Ellos los aceptan, inculturan y rehacen. A pesar del paso
del tiempo, los pueblos son tan fuertes que mantienen sus propias formas de
elección y renovación de ayuntamientos, independientemente del ejercicio
político de los partidos, concluyó la antropóloga.
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FOTO 01.
La investigadora
de la UNAM, María Teresa Valdivia, aseguró que muchas de las costumbres de los
pueblos indígenas sobreviven sin conflicto con las leyes nacionales.
FOTO 02
Todas las normas
en contrario que siguen los pueblos indígenas son practicadas porque creen en
ellas, les importan y las necesitan: María Teresa Valdivia, del IIA de la UNAM.