06:00 hrs.  22 de Diciembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-1043

Ciudad Universitaria

 

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DESARROLLAN UNIVERSITARIOS ALIMENTOS DE BAJO COSTO PARA MITIGAR DESNUTRICIÓN INFANTIL

 

·        Informó Ángela Sotelo, de la Facultad de Química de la UNAM

·        Ella y su equipo trabajan en la preparación de una mezcla de un cereal con una leguminosa, para incrementar la calidad proteínica de comestibles

·        Han juntado garbanzo con otros cereales, logrando un producto barato, probado con éxito en animales y niños

 

Para contrarrestar los elevados índices de desnutrición que hay en nuestro país, sobre todo entre los grupos infantiles, integrantes de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, encabezados por la maestra Ángela Sotelo López, trabajan en la elaboración de alimentos de bajo costo para niños con este problema.

 

La académica del Departamento de Farmacia de la FQ explicó que en los últimos años se han abocado a trabajar en la preparación de mezclas, basadas en cereales con leguminosas de gran disponibilidad en nuestro país, con lo cual se incrementa la calidad proteínica de los comestibles.

 

Todas las proteínas están formadas de aminoácidos. De hecho, los necesitamos, porque algunos de ellos son indispensables, porque el ser humano no los puede sintetizar en las cantidades que se requieren, explicó.

 

Lo que se busca es determinar qué aminoácido de los considerados esenciales abunda en algún alimento, y mezclarlo con otros que carecen de él pero que lo complementan, abundó.

 

La profesora emérita de la FQ añadió que lo que permite este proceso es que si cada uno de los comestibles por separado tiene una calidad proteínica baja, al mezclarse ambos, su valor nutritivo se incrementa notablemente.

 

El ser humano ha llevado a cabo de manera natural este proceso, es decir, junta lentejas con trigo, avena con garbanzo, o arroz con soya, siempre un cereal con una leguminosa permite una suplementación, expuso.

 

Por ello, dijo, investigan también en las leguminosas silvestres, cuáles podrían dar una buena mixtura, y ver la posibilidad de que aquellas que resulten de interés, manipularlas, en primer lugar, y posteriormente utilizarlas.

 

Reveló que han realizado diversos estudios donde se mezcla garbanzo con trigo, maíz, avena, y otros cereales para preparar un producto que imita la composición de la leche. Con esta fórmula, es posible destetar a los niños y pasarlos a una alimentación adecuada, lo que en general no ocurre en la población de escasos recursos económicos.

 

Los intentos que han realizado en este campo de desarrollo es la mezcla de cereales con garbanzo. México es gran productor de esta leguminosa aunque no existe el hábito de su consumo, por lo que un 80 por ciento se exporta, pues el frijol tiene mayor aceptación entre la población nacional, detalló.

 

La ventaja del garbanzo es que contiene menos factores antinutricionales y gran disponibilidad. A pesar de no ser originario de México, se produce mucho, la mayor parte para su exportación, agregó.

 

“Se esperaría que esa mezcla fuera exitosa, porque se elabora un alimento barato y con ingredientes accesibles; sin embargo, no es tan fácil, la fórmula se ha realizado de manera perfecta en el laboratorio, se ha probado con animales y niños en hospitales, y muestra resultados favorables”, adelantó.

 

Por desgracia, reconoció, al ser comercializado este tipo de alimentos no tiene el éxito esperado, pues no asegura buenas  ganancias. Hay otros productos para contrarrestar la desnutrición, pero no son accesibles a los pobres.

 

Nuestro país continúa con el mismo problema de bajo consumo de proteínas de buena calidad y si bien se cree que la nutrición debería ir mejorando con el tiempo, se ha visto que la desnutrición ha aumentado por los bajos ingresos de la gente, la falta de empleos y otros factores que intervienen en ello, alertó.

 

“Tenemos el hábito de tomar atoles: de maíz, de avena y otros. Esa parte está resuelta, el problema es con qué se combinan estos cereales para obtener una buena calidad nutricia”, expresó.

 

Ángela Sotelo señaló que durante el tiempo que el niño es lactante,  la madre genera un alimento de alta calidad, sin importar si lo hace a expensas de su propia salud. Produce una leche con alto valor nutritivo, lo cual permite que el pequeño crezca de una manera acelerada, como nunca más lo hará en el resto de su vida.

 

Indicó que cuando se presenta el destete, ya sea porque viene otro niño, la mujer trabaja o por que lo hace de forma inadecuada, no siempre le proveerá de un alimento que sustituya el lácteo. A veces se pasa a un atole de cereal, que contiene casi ninguna proteína, porque es puro almidón. Ello ha provocado la muerte de una cantidad elevada de menores.

 

Es decir, después de tomar un alimento de alto valor nutritivo se le cambia a un régimen pobre, lo cual provoca que los pequeños  comiencen a desnutrirse, y al cabo de un tiempo, con este problema avanzado, se vuelve presa fácil de microorganismos porque pierde anticuerpos, no tiene defensas, y le ataca cualquier enfermedad infecciosa que llega a provocar su fallecimiento, relató.

Sostuvo que en estados pobres como Oaxaca, Guerrero y Chiapas la desnutrición infantil es elevada. Ello, aunado a las condiciones insalubres en que viven muchas de estas personas, agua contaminadas, y presencia de parásitos en los alimentos. En esos niños es mortal un ataque de sarampión o cualquier otra infección, que en el caso de un pequeño bien nutrido pasa en forma leve, pues tiene los anticuerpos para defenderse.

 

Asimismo, afirmó, en el estudio también se analizan algunos cambios bioquímicos, es decir, determinar por qué los niños desnutridos no aprovechan los productos de la misma manera que uno bien alimentado. Hay infantes que incrementan su peso lentamente aunque se les proporcione un buen elemento en su recuperación.

 

“Lo que ocurre es que su mucosa intestinal se daña, por lo que no generan algunas enzimas digestivas. Por ejemplo, un niño desnutrido no aprovecha bien la leche, le da diarrea porque no digiere la lactosa o temporalmente pierden esa enzima que la hidroliza”, advirtió.

 

Otra de las líneas de investigación que llevan a cabo es el estudio de plantas silvestres, principalmente leguminosas, que puedan tener una composición de nutrimentos importante. Son semillas con mayor contenido proteínico, comentó.

 

Por ejemplo, alrededor del 10 por ciento de los cereales son proteínas, mientras en las leguminosas el porcentaje es de 20 o 25, y en algunos casos, como la soya, hasta 40. Lo importante es buscar otras fuentes de alimentación para la población, concluyó.

 

 

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FOTO 01.

Ángela Sotelo de la Facultad de Química de la UNAM trabaja en la elaboración de alimentos de bajo costo para niños con desnutrición avanzada.

 

FOTO 02

Ángela Sotelo López, profesora emérita de la UNAM, informó que México es gran productor de garbanzo, aunque no existe el hábito de su consumo, por lo que 80 por ciento se exporta.