Boletín
UNAM-DGCS-1040
Ciudad Universitaria
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En la Unidad de
Electrofisiología Clínica de la FM, afirmó Luis Molina Fernández de Lara,
coordinador de este espacio
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Hasta el momento se han
donado a pacientes de escasos recursos mil 350 marcapasos, y colocado 25
desfibriladores
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Con ello se ha beneficiado
a indígenas de las sierras de Puebla, Guerrero y Oaxaca, así como de Tlaxcala,
que en ocasiones ni siquiera hablan español
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Ahí también se forman
recursos humanos especializados y se realiza investigación científica
En la
Unidad de Electrofisiología Clínica de la Facultad de Medicina de la UNAM se
brinda atención a la población más necesitada que padece arritmias cardiacas,
afirmó Luis Molina Fernández de Lara, coordinador de este espacio, situado en
el Edificio de Medicina Experimental dentro del Hospital General de México
(HGM).
Hasta el momento, recalcó, se han donado
alrededor de mil 350 marcapasos de
última generación, con un costo aproximado de ocho millones de dólares en
total, a los cuales se suma la colocación, tan sólo en este año, de 25 desfibriladores.
Explicó
que las arritmias representan un problema de salud que afecta a personas de
todas las edades, y aunque no está tan difundido como la hipertensión arterial,
diabetes u obesidad, necesita ser tomado en cuenta y darle solución.
De
ahí la importancia de tales entregas en especie a pacientes de escasos
recursos, muchos de los cuales son indígenas de las sierras de Puebla, Guerrero
y Oaxaca, así como de Tlaxcala, que en ocasiones ni siquiera hablan español,
recalcó.
Aunque, aclaró, en la Unidad también se
atiende a enfermos con recursos y seguro de gastos médicos, así como a derechohabientes
del Seguro Social o del ISSSTE, o pacientes que son canalizados por instancias
como el Instituto Nacional de Cardiología (INC).
Además
de responder a la función universitario-asistencial, en ese espacio se forman
recursos humanos altamente especializados y se desarrolla investigación
científica, mencionó.
Recordó
que en México y el mundo el porcentaje de defunciones de origen cardiovascular
se desconoce. Es una afección pública y de sesgo estadístico, pues a muchos
médicos se les facilita asentar en un certificado de defunción al infarto como
causa de la muerte, sin tener ninguna documentación o base clínica real.
Molina
Fernández de Lara detalló que existen dos diferentes grupos de trastornos
cardiacos tratados en la Unidad, relativamente comunes en la población: las
taquiarritmias o ritmos rápidos, y bradiarritmias o ritmos lentos, es decir,
taquicardias y bradicardias.
El
académico universitario rememoró que a partir de 1989 se organizó y estructuró
esta Unidad en el HGM. Ahí se hicieron los primeros procedimientos terapéuticos
y el programa de donación de marcapasos. Luego se concibió la idea de hacerlo
universitario, y se inauguró como tal en 2002.
Señaló
que los aparatos los dona la empresa estadounidense Medtronic a cambio de
enseñanza. Ahí, las personas son atendidas con equipo de vanguardia, como un
polígrafo de 36 canales; un sistema de registro donde se realizan estudios de
funcionamiento eléctrico del corazón de pacientes con taquicardias o
bradicardias. También se cuenta con un sofisticado instrumento de rayos X.
Entre
las líneas de investigación que se desarrollan en la Unidad de
Electrofisiología Clínica se encuentra la comparación del uso de dos
medicamentos para tratar fibrilación auricular, así como el empleo de
estimulación auricular. En relación con los marcapasos se estudia cuál es el
mejor sitio para estimular los ventrículos y la utilización de diferentes
catéteres.
Además,
agregó, se analiza la conducción nodal, muerte súbita y disautonomía o síncope
vasovagal, que produce desmayos en pacientes jóvenes sanos. De la misma manera,
se entrena a médicos residentes del servicio de cardiología del HGM, del
Instituto Nacional de Pediatría y del Hospital Infantil de México, y, cada año,
a alrededor de 30 galenos, muchos de ellos extranjeros, para la colocación de
marcapasos.
Molina
Fernández de Lara expuso que en la Unidad se ofrece la subespecialidad de
electrofisiología, reconocida por el Consejo Mexicano de Cardiología, y a
partir del año entrante se podrá recibir a estudiantes de maestría y doctorado.
Además, invitó a los cardiólogos interesados a realizar su residencia en ese
espacio.
La
Unidad es autosuficiente gracias a donativos y al apoyo de Fundación UNAM, por
lo que ahora se planea emprender una campaña para recaudar fondos. "Necesitamos
querer lograr algo y los recursos saldrán de algún lado; se requiere voluntad,
ganas de trabajar y nada más", sentenció.
La meta, entre otras, es incrementar el
número de dispositivos colocados. En Estados Unidos se ponen 160
desfibriladores por millón de habitantes por año; en Europa alrededor de 60; en
Brasil, 5, y en México, 0.08. Tal cifra, recalcó el experto, debe incrementarse
cuanto antes.
Ello
cobra importancia porque un paciente con problemas coronarios tiene cambios
anatómicos y funcionales en el corazón. En el hipertenso ese órgano se vuelve
más fuerte, pero peligroso, pues la hipertrofia del ventrículo produce infarto,
aclaró.
Así
se producen arritmias potencialmente mortales: las taquicardias ventriculares.
En estos casos es tan rápida, que los ventrículos no pueden contraerse para
bombear sangre. No es un paro cardiaco, aunque para fines prácticos equivale a
una “suspensión súbita” del flujo sanguíneo. El paciente cae fulminado, alertó.
Pueden
ser detectados antes que suceda la tragedia, y una vez evidenciado el riesgo,
se coloca un dispositivo equivalente a una “unidad coronaria”, con un monitor
capaz de diagnosticar su ritmo, y sobre todo, con la posibilidad de dar una
descarga eléctrica que la interrumpa y “resucite” al paciente, refirió.
Es
decir, apuntó, se pueden diagnosticar y tratar. Los desfibriladores las avistan
y curan de forma automática; aunque la duración de estos dispositivos
automáticos depende de su uso, es decir, funcionan con una pila de carga
finita.
Este
artefacto también es útil en quienes tuvieron muerte súbita abortada, un
síncope por arritmia potencialmente letal, que por alguna causa es pasajera y
cesa de manera espontánea; produce un desmayo, pero el evento ocurrirá de
nuevo, añadió.
Relativo
a las bradiarritmias o ritmos lentos especificó que son resultado de
enfermedades degenerativas del sistema eléctrico del corazón, donde hay
problemas en la conducción entre las aurículas y los ventrículos, o en el
nódulo sinusal, un "marcapaso" natural.
Alguna
de estas partes funciona mal y el órgano se hace lento, indicó. Entonces se
coloca un estimulador, que cuando detecta que tiene estimulación adecuada
inhibe su propio funcionamiento, pero si determina una actividad más lenta de
la normal, la activa, concluyó.
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La Unidad de
Electrofisiología Clínica de la Facultad de Medicina de la UNAM, contribuye a
resolver las arritmias cardiacas de la población más necesitada, dijo su
coordinador, Luis Molina.
FOTO 02.
Luis Molina explicó
que existen dos diferentes grupos de trastornos cardiacos tratados en la Unidad
de Electrofisiología Clínica de la FM de la UNAM: las taquicardias y bradicardias.