06:00 hrs.  21 de Diciembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-1040

Ciudad Universitaria

 

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ATIENDEN MÉDICOS DE LA UNAM ARRITMIAS DEL CORAZÓN DE PERSONAS DE ESCASOS RECURSOS

 

·        En la Unidad de Electrofisiología Clínica de la FM, afirmó Luis Molina Fernández de Lara, coordinador de este espacio

·        Hasta el momento se han donado a pacientes de escasos recursos mil 350 marcapasos, y colocado 25 desfibriladores

·        Con ello se ha beneficiado a indígenas de las sierras de Puebla, Guerrero y Oaxaca, así como de Tlaxcala, que en ocasiones ni siquiera hablan español

·        Ahí también se forman recursos humanos especializados y se realiza investigación científica

 

En la Unidad de Electrofisiología Clínica de la Facultad de Medicina de la UNAM se brinda atención a la población más necesitada que padece arritmias cardiacas, afirmó Luis Molina Fernández de Lara, coordinador de este espacio, situado en el Edificio de Medicina Experimental dentro del Hospital General de México (HGM).

 

Hasta el momento, recalcó, se han donado alrededor de mil 350  marcapasos de última generación, con un costo aproximado de ocho millones de dólares en total, a los cuales se suma la colocación, tan sólo en este año, de 25 desfibriladores.

 

Explicó que las arritmias representan un problema de salud que afecta a personas de todas las edades, y aunque no está tan difundido como la hipertensión arterial, diabetes u obesidad, necesita ser tomado en cuenta y darle solución.

 

De ahí la importancia de tales entregas en especie a pacientes de escasos recursos, muchos de los cuales son indígenas de las sierras de Puebla, Guerrero y Oaxaca, así como de Tlaxcala, que en ocasiones ni siquiera hablan español, recalcó.

 

Aunque, aclaró, en la Unidad también se atiende a enfermos con recursos y seguro de gastos médicos, así como a derechohabientes del Seguro Social o del ISSSTE, o pacientes que son canalizados por instancias como el Instituto Nacional de Cardiología (INC).

 

Además de responder a la función universitario-asistencial, en ese espacio se forman recursos humanos altamente especializados y se desarrolla investigación científica, mencionó.

 

Recordó que en México y el mundo el porcentaje de defunciones de origen cardiovascular se desconoce. Es una afección pública y de sesgo estadístico, pues a muchos médicos se les facilita asentar en un certificado de defunción al infarto como causa de la muerte, sin tener ninguna documentación o base clínica real.

 

Molina Fernández de Lara detalló que existen dos diferentes grupos de trastornos cardiacos tratados en la Unidad, relativamente comunes en la población: las taquiarritmias o ritmos rápidos, y bradiarritmias o ritmos lentos, es decir, taquicardias y bradicardias.

 

El académico universitario rememoró que a partir de 1989 se organizó y estructuró esta Unidad en el HGM. Ahí se hicieron los primeros procedimientos terapéuticos y el programa de donación de marcapasos. Luego se concibió la idea de hacerlo universitario, y se inauguró como tal en 2002.

 

Señaló que los aparatos los dona la empresa estadounidense Medtronic a cambio de enseñanza. Ahí, las personas son atendidas con equipo de vanguardia, como un polígrafo de 36 canales; un sistema de registro donde se realizan estudios de funcionamiento eléctrico del corazón de pacientes con taquicardias o bradicardias. También se cuenta con un sofisticado instrumento de rayos X.

 

 

Entre las líneas de investigación que se desarrollan en la Unidad de Electrofisiología Clínica se encuentra la comparación del uso de dos medicamentos para tratar fibrilación auricular, así como el empleo de estimulación auricular. En relación con los marcapasos se estudia cuál es el mejor sitio para estimular los ventrículos y la utilización de diferentes catéteres.

 

Además, agregó, se analiza la conducción nodal, muerte súbita y disautonomía o síncope vasovagal, que produce desmayos en pacientes jóvenes sanos. De la misma manera, se entrena a médicos residentes del servicio de cardiología del HGM, del Instituto Nacional de Pediatría y del Hospital Infantil de México, y, cada año, a alrededor de 30 galenos, muchos de ellos extranjeros, para la colocación de marcapasos.

 

Molina Fernández de Lara expuso que en la Unidad se ofrece la subespecialidad de electrofisiología, reconocida por el Consejo Mexicano de Cardiología, y a partir del año entrante se podrá recibir a estudiantes de maestría y doctorado. Además, invitó a los cardiólogos interesados a realizar su residencia en ese espacio.

 

La Unidad es autosuficiente gracias a donativos y al apoyo de Fundación UNAM, por lo que ahora se planea emprender una campaña para recaudar fondos. "Necesitamos querer lograr algo y los recursos saldrán de algún lado; se requiere voluntad, ganas de trabajar y nada más", sentenció.

 

La meta, entre otras, es incrementar el número de dispositivos colocados. En Estados Unidos se ponen 160 desfibriladores por millón de habitantes por año; en Europa alrededor de 60; en Brasil, 5, y en México, 0.08. Tal cifra, recalcó el experto, debe incrementarse cuanto antes.

 

Ello cobra importancia porque un paciente con problemas coronarios tiene cambios anatómicos y funcionales en el corazón. En el hipertenso ese órgano se vuelve más fuerte, pero peligroso, pues la hipertrofia del ventrículo produce infarto, aclaró.

 

 

Así se producen arritmias potencialmente mortales: las taquicardias ventriculares. En estos casos es tan rápida, que los ventrículos no pueden contraerse para bombear sangre. No es un paro cardiaco, aunque para fines prácticos equivale a una “suspensión súbita” del flujo sanguíneo. El paciente cae fulminado, alertó.

 

Pueden ser detectados antes que suceda la tragedia, y una vez evidenciado el riesgo, se coloca un dispositivo equivalente a una “unidad coronaria”, con un monitor capaz de diagnosticar su ritmo, y sobre todo, con la posibilidad de dar una descarga eléctrica que la interrumpa y “resucite” al paciente, refirió.

 

Es decir, apuntó, se pueden diagnosticar y tratar. Los desfibriladores las avistan y curan de forma automática; aunque la duración de estos dispositivos automáticos depende de su uso, es decir, funcionan con una pila de carga finita.

 

Este artefacto también es útil en quienes tuvieron muerte súbita abortada, un síncope por arritmia potencialmente letal, que por alguna causa es pasajera y cesa de manera espontánea; produce un desmayo, pero el evento ocurrirá de nuevo, añadió.

 

Relativo a las bradiarritmias o ritmos lentos especificó que son resultado de enfermedades degenerativas del sistema eléctrico del corazón, donde hay problemas en la conducción entre las aurículas y los ventrículos, o en el nódulo sinusal, un "marcapaso" natural.

 

Alguna de estas partes funciona mal y el órgano se hace lento, indicó. Entonces se coloca un estimulador, que cuando detecta que tiene estimulación adecuada inhibe su propio funcionamiento, pero si determina una actividad más lenta de la normal, la activa, concluyó.

 

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La Unidad de Electrofisiología Clínica de la Facultad de Medicina de la UNAM, contribuye a resolver las arritmias cardiacas de la población más necesitada, dijo su coordinador, Luis Molina.

 

FOTO 02.

Luis Molina explicó que existen dos diferentes grupos de trastornos cardiacos tratados en la Unidad de Electrofisiología Clínica de la FM de la UNAM: las taquicardias y bradicardias.