Boletín
UNAM-DGCS-1027
Ciudad Universitaria
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del boletín
TRANFORMA EL MUNDO Y FAVORECE LA INTELIGENCIA RACIONAL Y EMOCIONAL, LA LECTURA
·
Por ello, la académica de
la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, María del Carmen Saldaña Rocha,
consideró un reto su rescate y promoción
·
La responsabilidad de
fomentarla es compartida entre la familia, escuela e instituciones culturales,
aseveró
· En las aulas, advirtió, existe una ruptura porque se vuelve una acción obligada en lugar de placentera
La
lectura favorece la inteligencia racional y emocional del ser humano y
contribuye a hacerlo comprender y actuar para transformar el mundo, aseguró la
académica de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, María del
Carmen Saldaña Rocha, quien agregó que rescatar y promover esta actividad en
México representa un importante reto y la oportunidad de sensibilizar a la
población sobre su importancia.
La
responsabilidad de fomentar la lectura, subrayó, es compartida entre la
familia, la escuela y las instituciones culturales, entre las cuales existe una
falta de coordinación, pero, al mismo tiempo, múltiples posibilidades de
encontrar nuevas vetas de desarrollo.
“Si
logramos que los niños se enamoren de los libros, tendremos poblaciones que
piensen, se emocionen desde la creación, reconozcan su mundo y que participen
para transformarlo”, consideró.
La
profesora de la carrera de Pedagogía de la FFyL argumentó que México se
encuentra en un bajo nivel de desarrollo de la habilidad de la lectura, por lo
que se debe trabajar más su comprensión e, incluso, en la creación literaria
desde los primeros grados de educación básica.
En
entrevista, dejó en claro que no se lleva a cabo sólo en el campo académico
sino para toda la vida, por lo que las universidades e instituciones de
educación superior deberían encontrar alternativas que permitan acompañar el
proceso de enseñanza–aprendizaje con esta actividad.
La
especialista en promoción de la lectura en niños, jóvenes y adultos, explicó
que desde el principio de la vida decodificar representa un reto para los
infantes y se convierte en parte de lo cotidiano.
Las
personas, agregó, aprenden a leer desde antes de conocer el alfabeto, con los
colores y formas, con la información visual y oral. Después, con las letras y
números, es decir, con el código escrito. Así, el ser humano se encuentra con
una forma diferente de ver el mundo, de apropiarse de él y de transformarlo.
María
del Carmen Saldaña especificó que los ámbitos donde se puede favorecer la
lectura son: la familia, la escuela y las instituciones. Los obstáculos surgen
si en alguno de ellos no se cumple esta función en forma adecuada.
A
ello se suma el que se ha convertido en una actividad de elite. Las
presentaciones de libros no han logrado que la gente sienta la necesidad de
acudir a escuchar qué quiere decir el autor, cuál es el nuevo mensaje que dará
o cómo entiende su mundo, entre otros aspectos, anotó.
En
cuanto a la familia, detalló, si los padres no tienen el hábito de la lectura y
el interés inicial para acercar a sus hijos a ella, por ejemplo con el cuento
de la tarde o de la noche, será una actividad lejana y poco conocida por los
niños.
Sin
embargo, recalcó, este primer ámbito es fundamental, por lo que los
progenitores tienen una gran oportunidad de desarrollarlo, puesto que se cuenta
con múltiples formas para ello.
El
segundo espacio fundamental para fomentar la lectura, señaló, es la escuela, el
ambiente de lo formal, pues desde el nivel preescolar el niño se acerca a las
letras y a partir de la educación primaria esta habilidad siempre debe estar
presente.
El
problema, advirtió, es que en este rubro existe una ruptura porque se vuelve
una acción obligada en lugar de placentera.
Además,
puntualizó, en México se tiene un problema de formación. Al profesor se le prepara
para atender esta función, es decir, tratar de desarrollar los programas de
estudio en un periodo y en un ciclo escolar. Aunque estos planes han favorecido
asignaturas como matemáticas y español, en ésta última no se privilegia la
lectura como un disfrute, que favorezca las emociones, sino como la habilidad
para decodificar lo que se tiene enfrente.
Por
tal motivo, resaltó, el aula tiene otra responsabilidad importante: su
transformación en un placer. “El docente debe enamorar al niño e inducirlo a la
lectura y para hacerlo él necesita también estarlo”. Para esto, propuso que el profesor reciba cursos de
fomento y la incorporación de disciplinas artísticas.
Un
tercer ámbito, abundó, es el de las instituciones en materia cultural. En ellas
se tiene una amplia variedad, a veces desconocida, de actividades que favorecen
esta práctica.
La
especialista en técnicas en educación extraescolar destacó una serie de
alternativas para fomentar la lectura, sobre todo a través de las instituciones
culturales.
Una
medida rica y favorable para que el sujeto se acerque es asistir a eventos de
cuenta-cuentos, de narradores, porque la forma en que estos artistas traducen
un texto para lograr la comunicación con la población, permite mirar desde otra
perspectiva la obra.
Otro
sistema para promoverla, refirió, es por medio de la consulta de libros en las
bibliotecas públicas. Éstas, informó, han intentado diversos programas para
acercar a niños, jóvenes y adultos a esta tarea, trata de hacer atractivo el
espacio y ser una guía para favorecer este proceso. Aunque los proyectos han
sido buenos, “no son suficientes”, porque se trata de una responsabilidad
compartida, acotó.
Saldaña
Rocha manifestó que para inducir a la persona a la lectura, desde los primeros
años de vida, se requieren diversas técnicas. A los pequeños se les deben
allegar textos breves con letras más grandes e ilustraciones permanentes, para
que el mayor peso recaiga en éstas últimas.
Así,
sostuvo, un niño con cierta habilidad, como un menor de primaria, puede
combinar ilustración y texto; con el tiempo ampliar cada vez más éste último en
función de sus intereses.
Para determinar estas preferencias, expuso,
la familia debe observarlo. Por lo regular el niño está en una etapa de
fantasía y algunas veces se inclina por la naturaleza y los animales. Así,
libros que tengan esta temática serán preferentes.
En
ocasiones, dentro del sector de los adolescentes se resalta el interés en la
novela, sobre todo en las que contienen misterios y se deben encontrar respuestas.
“El joven está en una etapa de búsqueda de su identidad y trata de descubrir el
nuevo mundo del adulto, donde el enigma y la rebeldía son parte de las
características de ese periodo”, añadió.
Los
universitarios que realizan trabajo académico fuerte, con lecturas
especializadas, deben combinarlos con textos literarios que se encuentran
asociados a los temas contenidos en los programas de estudio, enfatizó.
Dijo
que no es difícil encontrar material sobre matemáticas, educación o de
biología, tratados desde el punto de vista literario. Así, hay poemas, cuento y
novela, con lo que se abordan contenidos de programas, apoyados con textos que
favorecerán otro tipo de lectura.
Al
trabajar sólo áreas especializadas, alertó, se tendrán paradigmas cortos: si se
intenta la multidisciplina y se trata de encontrar la trans e interdisciplina
en el proceso de enseñanza–aprendizaje en las aulas, habrá ciudadanos que
podrán afrontar los retos del siglo XXI con mayor flexibilidad.
La pedagoga
consideró que desde el hogar se debe aprender a romper con los mitos de que la
lectura es aburrida, sólo es para un grupo de población, no da placer o impide
relacionarnos.
Uno
de los sectores que pueden contribuir a
ello son los medios de comunicación, los cuales tienen una responsabilidad
enorme, pues su papel para promover la lectura es básico.
A
pesar de que calificó de válido el argumento de mucha gente de que si no tiene
para comer menos tendrá para leer, dijo que en las bibliotecas públicas, como
las de la UNAM, las estatales y las municipales, se puede encontrar cualquier
tipo de texto.
En
términos generales, concluyó Saldaña Rocha, lo que falta es promoción para que
la gente se acerque y rompa esas falsas concepciones.
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FOTO 01.
La académica de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM,
María del Carmen Saldaña Rocha, consideró un reto rescatar y promover la
lectura, la cual favorece la inteligencia racional y emocional, y contribuye a
transformar el mundo.
FOTO 02.
La responsabilidad de fomentar la lectura es compartida entre la familia, la escuela y las instituciones culturales, aseveró La académica de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, María del Carmen Saldaña Rocha.