Boletín
UNAM-DGCS-1021
Ciudad Universitaria
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ESTUDIARÁ LA UNAM EL GOLFO DE CALIFORNIA, CON AYUDA DE UN ROBOT SUBMARINO
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Investigadores universitarios estimaran la abundancia de especies
pelágicas que lo habitan, lo que permitirá planificar la explotación de los
recursos pesqueros
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El también llamado Mar de Cortés es uno de los cinco ecosistemas más
productivos y con mayor biodiversidad en el planeta: Carlos Robinson,
del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología
Mediante el uso de hidroacústica y con ayuda de
un robot submarino, investigadores de la UNAM conocerán la abundancia y
distribución de especies pelágicas que
habitan el Golfo de California, uno de los cinco ecosistemas más productivos y
con mayor biodiversidad en el planeta, lo que permitirá planificar la
explotación de los recursos pesqueros.
Al respecto, Carlos Robinson, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) y cabeza del equipo de trabajo, señaló que la Universidad Nacional estudiará de forma exhaustiva esta zona marina, como ninguna otra institución en México.
Esta será la “punta de lanza” para ver y
describir de otra manera el también conocido como Mar de Cortés, ya que,
abundó, para manejar los recursos y saber si están o no sobreexplotados, o si se
consideran en peligro por la presión humana, lo primero que se debe saber es
cuánto hay, dónde se distribuyen las variedades y conocer sus características.
“La idea del proyecto, reveló, es estimar la abundancia de
los llamados peces pelágicos menores, como las sardinas, anchovetas y macarelas, que son abundantes en esa zona”. Estos ejemplares son
piezas clave en el ecosistema del Golfo de California, porque muchos otros
animales acuáticos se alimentan de ellos, como mamíferos marinos, aves y otros
peces. Ellos, a su vez, consumen fitoplancton o zooplancton, por lo que son
secundarios en las cadenas tróficas.
Indicó
que para saber qué y cuánto hay en el mar, una de las
tecnologías mas eficientes es la
hidroacústica., Para su aplicación se cuenta con varias
ecosondas científicas, con las cuales es posible hacer cuantificaciones del
tamaño de los organismos, saber dónde se distribuyen y hacer una estimación de
cuánta biomasa existe.
Sin embargo, añadió, la parte crítica del
uso del sonido en el agua es la identificación de los ecos: pero no se sabe qué
tipo de especies se detectan. Por ello se utilizan al menos dos métodos
complementarios: capturarlos por medio de redes y el video submarino.
El robot que adquirió el Laboratorio de Ecología de Pesquerías con recursos extraordinarios, un ROV (Remote Operated Vehicle), es un aparato controlado desde el barco, con un cordón o cable. En la embarcación se instala una pantalla que permite ver la imagen tomada, saber su posición geográfica y profundidad, explicó.
Cuenta con un par de cámaras de alta resolución, una en blanco y negro y otra a color. “Lo importante es que desde la nave se le puede controlar”. El límite de profundidad para este sistema, aseveró el investigador, es de 200 metros, pero se utilizará a menores profundidades, donde se localizan especies pelágicas y cardúmenes.
Otra de sus ventajas es que puede permanecer bajo el mar el tiempo que sea necesario; además de que todo queda registrado en DVD o casetes para su posterior análisis. La idea es auxiliar a otros sistemas. Es parte de diversos equipos que se adquirieren para hacer investigación, sobre todo en el Golfo de California. Se utiliza el buque oceanográfico “El Puma” para hacer estas tareas, aclaró.
El investigador resaltó que este aparato será utilizado de manera sistemática en los próximos cruceros que vayan a la zona. Ello significa que en una red de estaciones oceanográficas a lo largo del Golfo se trabajará con el ROV, y, en colaboración con el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (CICIMAR) del Instituto Politécnico Nacional y otros laboratorios del propio ICMyL, se observará el ambiente del Mar de Cortés como nunca se ha visto.
Reconoció que hasta ahora no se ha usado de
forma sistemática ni la hidroacústica ni el video submarino en esa región. El
proyecto, que iniciará en noviembre a bordo del “Puma”, permitirá ver en tiempo
real diferentes variedades de peces, mamíferos marinos y zooplancton, pues es
factible detectar organismos diminutos. Se conocerá “el comportamiento de
muchas especies en vivo, saber cómo se comportan en su medio natural e
identificarlas”.
El objetivo central es conocer cuál es el
tamaño de las poblaciones de peces pelágicos y cómo se distribuyen. Una vez
recolectados los datos, se podrá estimar cuánto está retirando la industria
pesquera, porque se pesca pero no se sabe cuánto hay, por lo que no hay cuotas
establecidas de captura. Por lo general, detalló, sólo se abre o cierra la
temporada para una u otra especie.
Carlos Robinson reiteró que
este Golfo es uno de los cinco ecosistemas más productivos y con mayor
biodiversidad en el mundo, y cuenta con más de 800 islas. Se han reportado 875
especies de peces, de los cuales 77 son endémicos; además cerca de 40 por
ciento de los cetáceos del mundo están en esta región.
Debido a su biodiversidad, es una zona
importante para la pesca, pues 50 por ciento de la productividad pesquera de
México proviene de esta área. Los peces pelágicos menores son particularmente
abundantes, y representan 70 por ciento del desembarque nacional, precisó.
Apuntó que en la costa de la Península de Baja California existen zonas de baja densidad de población. Sin
embargo, se estima que a largo plazo habrá una presión mayor de turismo e
incremento de habitantes, con nuevas zonas de ubicación humana.
Diversas instituciones y organizaciones
no gubernamentales están preocupadas sobre lo que puede pasar con su diversidad
biológica si no tienen un manejo adecuado. Algunas publicaciones científicas
señalan que con la actual forma de pescar los diezma. Pero no se sabe si las
fluctuaciones de algunas especies se deben a razones naturales o por esta
actividad. “Mientras no se conozca
cuánto hay o dónde se distribuyen los
recursos, eso es difícil”, enfatizó.
El proyecto durará en su primera fase tres
años. En ese tiempo esperan tener respuestas sobre la abundancia y ubicación de
los bancos pesqueros, así como las razones de su variación. Serán dos años de
muestreo intenso, y otro para preparar recursos humanos, generar tesis de maestría,
doctorado y publicación de resultados, adelantó.
Al ser el Golfo de California una zona especial por sus características, es importante que la UNAM haga investigación ahí, y “en México no hay otra institución con la tecnología y capacidad de esta casa de estudios, que lo pueda desarrollar”, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
Con ayuda de un
robot submarino, investigadores de la UNAM conocerán la abundancia y
distribución de especies pelágicas que
habitan el Golfo de California.
FOTO 02.
Carlos Robinson,
investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, junto
con el submarino que será “punta de lanza” para ver y describir el Mar de
Cortés.
FOTO 03
Una de las
ventajas del submarino de la UNAM es que puede permanecer bajo el mar el tiempo
que sea necesario; además de que todo queda registrado en DVD o casetes para su
posterior análisis.
FOTO 04
El submarino de
la UNAM para estudiar el Golfo de California puede ser manejado desde una
embarcación. Con este sistema se conocerán la cantidad y distribución de
especies marinas en la zona.
FOTO 05
Miembros del
equipo de trabajo del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM,
quienes trabajan con un submarino para conocer especies que habitan el Golfo de
California.