06:00 hrs.  10 de Diciembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-1009

Ciudad Universitaria

 

Pie de foto al final del boletín

 

GANA UNIVERSITARIA PREMIO JAIME WOOLRICH

 

·        Norma Araceli Bobadilla Sandoval, del IIBm de la UNAM, obtuvo el galardón entregado por el Fideicomiso del mismo nombre y el Hospital General de México

·        La investigadora, junto con Victoria Ramírez González, de la misma entidad universitaria, encontró una molécula que funciona como biomarcador de daño renal

·        Esta proteína va a tener una implicación clínica importante, porque permitirá evaluar casos tempranos que en muchas ocasiones es difícil detectar

 

Norma Araceli Bobadilla Sandoval, integrante del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB) de la UNAM y del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición, recibió el Premio Jaime Woolrich entregado por el Fideicomiso del mismo nombre y el Hospital General de México.

 

El Comité Técnico de dicho Fideicomiso determinó otorgar el reconocimiento por su trabajo titulado: “Kidney Injury Molecule-1 (KIM-1) as a Sensitive Assay for Early Detection of Kidney Tubular Injury”, presentado en coautoría con la también investigadora del IIB Victoria Ramírez.

 

Dicha distinción la recibió durante una ceremonia que se llevó a cabo en el Auditorio “Abraham Ayala González” del Hospital General de México. En dicho acto estuvieron diversos funcionarios de salud, así como el director de la Facultad de Medicina (FM), José Narro Robles.

 

La académica apuntó que la insuficiencia renal aguda determinada por causas diversas tiene alta morbilidad y mortalidad en enfermos de terapia intensiva. A pesar de los avances terapéuticos actuales, inclusive con procedimientos dialéticos, el tratamiento se da de forma retrasada.

 

A decir de Bobadilla Sandoval, este premio reconoce un trabajo que se realiza con una molécula conocida como de daño renal, proteína descubierta recientemente; hace como ocho años fue clonada, y se encontró que su expresión era mínima en condiciones normales en el tejido renal.

 

Después, en estudios posteriores, explicó, investigadores se dieron cuenta que cuando se induce una afectación al tejido renal, esto induce  su aumento.

 

Abundó que después, en el laboratorio empezó, junto con su equipo de trabajo, a estudiar a esta molécula para ver si realmente era un buen marcador de daño renal. Lo que se hizo fue un diseño sencillo pero a la vez se buscó qué tan importante era como biomarcador para indicar diferentes etapas de daño.

 

Así, se confirmó su utilidad para tal fin, que nos permite diferenciar desde lesiones incipientes hasta severas. Conforme aumenta por isquemia, se incrementa en forma proporcional la expresión de esta molécula, y se cree que esta proteína va a tener una implicación clínica importante, porque permitirá evaluar el malestar temprano que en muchas ocasiones es difícil detectar, detalló.

 

Por ejemplo, dijo, muchos pacientes que llegan a terapia intensiva y que sufren de insuficiencia renal aguda muchas veces egresan y no saben que tuvieron un proceso que afectó el riñón, y que eso los puede comprometer a un deterioro progresivo.

 

Entonces, se cuenta con marcadores endógenos detectados en orina. Actualmente se realiza una colaboración con la Universidad de Harvard, en Boston, para buscar metodologías con las cuales evaluar en ese líquido este tipo de situaciones, afirmó.

 

 

Creemos que estamos ante un marcador interesante. En el laboratorio Victoria Ramírez González efectúa su doctorado, cursa el segundo semestre y trabaja arduamente con esta molécula para utilizarla como indicador, precisó.

 

“En el laboratorio nos interesa esta molécula para todos los modelos experimentales que estudiamos de daño renal, tener un marcador sensible que permita detectar la etapa temprana y la progresión de la enfermedad renal, así como evaluar el éxito de maniobras terapéuticas. No sólo será útil en la nefrología, sino también en el diagnóstico y manejo de la insuficiencia aguda. De hecho hemos iniciado un análisis en humanos donde se va a ver la correspondencia entre el daño y este marcador”, adelantó.

 

Cabe destacar que la investigadora ha trabajado en el área de nefrología desde hace 20 años, 15 en el Instituto Nacional de Cardiología; y desde entonces ha estado interesada en estudiar mecanismos de progresión de daño renal. Ha trabajado en enfermedades como hipertensión, diabetes y toxicidad por fármacos. Pero básicamente se ha enfocado a encontrar estrategias para reducir o prevenir la afectación en el riñón de animales, y que esto pueda tener una implicación clínica.

 

En torno al premio, resaltó que “es un honor recibirlo. Para mí, pertenecer a la UNAM ha sido una gran experiencia y un lugar lleno de oportunidades, que me han permitido lograr muchas cosas, que probablemente hubieran sido difíciles de alcanzar. Tenemos mucho apoyo de la Universidad y del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición. Estos premios también son retos que nos empujan a dar siempre lo mejor de nosotros, pero que nos da gusto recibirlos como reconocimiento a la labor que realizamos”, concluyó.

 

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FOTO 1

 

Norma Bobadilla, integrante del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, recibió el Premio Jaime Woolrich, entregado por el Fideicomiso del mismo nombre y el Hospital General de México.

 

FOTO 2.

 

Norma Bobadilla y Victoria Ramírez, investigadoras de la UNAM, presentaron en coautoría un trabajo en donde buscan biomarcadores para daño renal, que les valió obtener el Premio Jaime Woolrich.