06:00 hrs.  03 de Febrero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-087

Ciudad Universitaria

 

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RECIBE ACADÉMICO DE LA UNAM EL PREMIO SVEN BROHULT

 

·        La Fundación Internacional para la Ciencia lo otorgó a Enrique Galindo Fentanes, del Instituto de Biotecnología

·        Fue galardonado por su importante trayectoria y contribuciones en Ingeniería química

·        Es el primer mexicano y el séptimo científico del mundo que recibe este importante reconocimiento

 

Por su destacada trayectoria y relevantes contribuciones en materia de Ingeniería química, el investigador del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, Enrique Galindo Fentanes, recibió el Premio Sven Brohult a la excelencia académica que otorga la Fundación Internacional para la Ciencia (IFS, por sus sigas en inglés), lo que lo convierte en el primer mexicano en obtener este importante reconocimiento.

 

En una solemne ceremonia realizada en Viena, Austria –aunque la sede del IFS se ubica en Estocolmo, Suecia–, el presidente del Consejo de la Fundación, Bruno Messerli, entregó esta distinción trianual a Galindo Fentanes, séptimo científico del mundo al que se le ha concedido este galardón.

 

Esta institución financia diversas investigaciones para impulsar el desarrollo sustentable y tiene presencia en 85 países en crecimiento.

 

El grupo de Ingeniería en Bioprocesos del IBt, encabezado por Enrique Galindo Fentanes, se dedica a implementar técnicas de cultivo celular a gran escala, conocidas como tecnologías de fermentación, fundamentales para obtener bioproductos de interés comercial.

 

Entre los estudios más avanzados está la generación de elementos para las industrias petrolera y de alimentos, como biofungicidas o agentes de control biológico, demandados en la agricultura porque no afectan la salud de las personas ni del medio ambiente.

 

Uno de ellos es la goma natural xantana, desarrollada por científicos de la UNAM hace 20 años a solicitud del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), a partir de la bacteria Xanthomonas campestris, utilizada para evaluar el uso de polímeros como viscosificantes para eficientar la extracción del hidrocarburo. La Universidad transfirió la tecnología a dicho Instituto, patentándola de manera conjunta.

 

En la opinión de Galindo Fentanes, en la actualidad resultaría adecuado darle uso industrial, pues se recurre con mayor frecuencia al proceso de “recuperación secundaria y terciaria” del energético, consistente en inyectar presión al manto del yacimiento con el propósito de que el material –ya sin presión suficiente para emerger en forma natural– salga de las profundidades.

 

Explicó que el microorganismo base es un patógeno de plantas como coles y coliflores, provocándoles la “pudrición negra”. En colaboración con fitopatólogos del Colegio de Posgraduados de Chapingo, desarrolló estudios para determinar si las cepas más virulentas producirían mayor cantidad de xantana. Detalló que forma un tapón en el tejido vascular de la planta, lo cual impide transporte de nutrientes y, por ende, muere de inanición.

 

Luego, se colectó su variedad silvestre más agresiva –con mayor producción que los de colección– y se produjo goma con altos rendimientos y elevado poder viscosificante.

 

El especialista habló sobre otros usos. Como en el sector alimentario. Mediante un proceso similar se obtuvo la misma sustancia, pero más pura, lo que permite dar consistencia y textura a helados y aderezos, y mantener suspendida –sin sedimentarse– la pulpa de fruta que contienen algunas bebidas.

 

Enrique Galindo y su grupo de investigación también trabajan para obtener otra goma, los alginatos, proveniente de otra bacteria no patógena que habita en el suelo: la Azotobacter vinelandii.

 

En todo caso, el proyecto de la xantana, agregó, sirvió además como modelo de estudio de diferentes aspectos microbiológicos y de bioprocesos, lo que les facilitó incursionar, recientemente, en el campo de los biofungicidas.

 

Con base en el hongo Trichoderma harzianum, argumentó, el producto ha sido evaluado en pruebas de campo en cosechas de jitomate, ajo y garbanzo. La formulación, desarrollada en el IBt–UNAM, permitió aumentar la obtención del primero, con calidad de exportación, hasta en 40 por ciento.

 

Por otra parte, una enfermedad llamada antracnosis ocasiona pérdidas importantes en los plantíos de mango en todo el país. Se caracteriza porque en la piel de la fruta aparecen manchas negras debido a la infección de un hongo.

 

En colaboración con fitopatólogos del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), unidad Culiacán, los académicos de la UNAM optaron por utilizar biofungicidas para elevar la producción y calidad esos frutos tropicales para la venta al exterior; ya se han hecho pruebas semicomerciales.

 

Oriundo del Distrito Federal, Galindo Fentanes es ingeniero químico con posgrado en la UNAM, cuenta además con una estancia posdoctoral en la Universidad de Birmingham, Inglaterra. Es autor de cerca de 100 artículos de investigación original, así como de cinco patentes. Entre otras distinciones recibió en 1994 el Premio de la Academia de la Investigación Científica.

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PIES DE FOTO

 

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Enrique Galindo Fentanes, del IBt de la UNAM, recibió el Premio Sven Brohult a la excelencia académica que otorga la Fundación Internacional para la Ciencia. Es el primer mexicano en obtener este importante reconocimiento.

 

 

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El especialista de la UNAM Enrique Galindo Fentanes explica cómo obtienen los fungicidas o agentes de control biológico para las industrias petrolera y de alimentos, cuya investigación le valió el Premio Sven Brohult de la IFS.