11:00 hrs.  02 de Febrero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-086

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

NO ES POSIBLE ABORDAR LA OBESIDAD SIN TOMAR EN CUENTA FACTORES PSICOLÓGICOS

 

·        Señaló Rosa Korbman-Shein, profesora en la Maestría de Psicoterapia Infantil de la Facultad de Psicología

·        Si se presenta en edad escolar aumenta el riesgo de padecerla en etapas adultas, con múltiples efectos negativos en la salud, expresó María del Carmen Iñárritu, de la Facultad de Medicina

·        La ingesta inadecuada de nutrientes y la alta incidencia de enfermedades hunden sus raíces en la pobreza, consideró el especialista José Rodríguez Domínguez

·        Profesores de la UNAM abordan los problemas alimenticios de la población mexicana

 

Los menores con sobrepeso u obesidad son generalmente rechazados por sus compañeros, lo que les provoca baja autoestima y pobre percepción de sí mismos, por lo que no se puede abordar este problema sin tomar en cuenta factores psicológicos, señaló Rosa Korbman-Shein, profesora en la Maestría de Psicoterapia Infantil de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

Reveló que un estudio reciente mostró que los infantes prefieren como amigos a niños con incapacidades físicas y no a ellos, pues “no pueden participar en muchos juegos o en ciertos deportes; no aciertan a competir y acaban discriminados”. En muchas ocasiones sus padres también se burlan de ellos.

 

Abundó que el medio ambiente, familia, escuela y sociedad tienen gran responsabilidad en este fenómeno. Por ejemplo, muchos matrimonios preparan alimentos ricos en grasas y carbohidratos, y acostumbran a sus hijos a este tipo de dieta.

 

Korbman-Shein reiteró que el aspecto psicológico es fundamental, pero no debe soslayarse el biológico y físico abordado por el médico –como el pediatra o endocrinólogo– y el nutriólogo. La terapia cognitivo-conductual, explicó, facilita la pérdida de peso en este tipo de personas. Se discute y trabaja el control de estímulos para comer y el comportamiento en la mesa, por ejemplo. Esto permitirá romper conductas inadecuadas y desarrollar otras más sanas.

 

Destacó que “la teoría psicoanalítica habla sobre gratificación o frustración en la etapa oral, durante el primer año y medio de vida, cuando el infante obtiene placer al mamar del seno materno o biberón, chuparse el dedo y llevarse objetos a la boca”. No debe ser excesiva, pues de lo contrario en las siguientes etapas pueden presentarse fijaciones. Es decir, siempre buscará alimentos para sentirse bien, como hacia en los primeros meses de vida.

 

Otro factor, abundó, es la falta de atención maternal al pequeño, pues si carece de afecto experimentará un vacío, el cual tratará de llenar en etapas posteriores con el consumo excesivo de comida. Muchas madres compensan inconscientemente esa falta de afecto mediante raciones exageradas.

 

Al respecto, el psicólogo empleará diferentes estrategias terapéuticas, como las psicodinámicas, para detectar qué hay detrás de las  angustias y depresiones que llevan al infante a seguir degustando; se maneja su autoestima y el cómo sortear los problemas que se le presentan frente a todos los otros niños en la escuela.

 

Incremento de incidencia

En su oportunidad, María del Carmen Iñárritu, del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, señaló que la obesidad en la edad escolar aumenta el riesgo de padecerla en etapas adultas, con múltiples efectos negativos en la salud, pues antecede y es factor desencadenante de diversas enfermedades crónicas.

 

Añadió que los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo complican y acentúan problemas como diabetes, hipertensión arterial, arterioesclerosis, cáncer, trastornos cerebrovasculares y cardiovasculares, las cuales afectan a un número cada vez mayor de personas en nuestro país.

 

Según la Encuesta Nacional de Nutrición (ENN) de 1999, obesidad y sobrepeso aumentaron considerablemente en la población adulta e infantil en México: la prevalencia en menores de cinco años pasó de 4.7 a 5.4 por ciento de 1988 a 1999, y de cinco y 11 años, uno de cada cinco presenta cualquiera de esas afectaciones.

 

Por su parte, la Encuesta Nacional de Salud 2000 reveló que en los adultos con más de 20 años creció de 21.5 a 23.7 por ciento de 1993 al 2000. En el caso concreto de las mujeres, indica la ENN-99, 52.5 por ciento de entre 12 y 49 años fueron clasificadas con exceso de medidas; mientras que en 1988 fue de 35.1 por ciento.

 

A decir de María del Carmen Iñárritu, el retardo en crecimiento (baja talla o desmedro) y la anemia por deficiencia de hierro son los dos principales problemas nutricionales en menores de cinco años en México. A pesar de que en la década pasada hubo una reducción en la prevalencia, al pasar de 22.8 a 17.7 por ciento de 1998 a 1999, el desmedro sigue siendo un problema de salud pública, pues se asocia con mayor riesgo de enfermedad.

 

En cuanto a la concentración anormalmente baja de hemoglobina, subrayó que la ENN-99 señala que 27.2 por ciento de los menores de cinco años tiene anemia; mientras que en edad escolar (entre cinco y 11 años) la prevalencia nacional es de 19.5 por ciento. De ahí la importancia del nutriólogo como profesional de la educación alimentaria y responsable de la evaluación de las personas.

Una alimentación saludable, dijo, debe ser equilibrada, variada, suficiente e higiénicamente preparada. Por ello, en México se diseñó la guía El Plato del Bien Comer que propone el consumo equitativo de tres grupos en cada comida: frutas y verduras; cereales; leguminosas y alimentos de origen animal.

 

Destacó que además de los factores genéticos, metabólicos y celulares en la obesidad, el estilo de vida determina su génesis. El ritmo acelerado de las grandes urbes provoca el consumo de preparados grasos. De ahí la importancia de diseñar en las escuelas de medicina programas para dotar de información a los galenos, quienes diseñarán dietas adecuadas para sus pacientes.

 

Advirtió que en los niños el tejido adiposo crece por hiperplasia, es decir, aumenta el número de células en los primeros años de vida. Por ello, si se es gordo desde pequeño habrá problemas de adulto. Su tratamiento debe hacerse de manera integral: médico, nutriólogo y psicólogo, destacó, pues hay factores conductuales.

 

Nutrición y pobreza

En su oportunidad, José Rodríguez Domínguez, asesor de la Dirección de la FM, precisó que la ingesta inadecuada de nutrientes y la alta incidencia de enfermedades hunden sus raíces en la pobreza.

 

Para él, la desnutrición se asocia a una patología de esta condición, “así como a la desigualdad, insalubridad, falta de servicios de salud efectivos y equitativos, habitación digna, protección, abrigo, ropa, comunicaciones y educación”. La carencia de bienes impide una alimentación adecuada, sana, balanceada en condiciones higiénicas y de calidad”.

 

Al igual que la obesidad, forma parte de un complejo en donde se agrega mayor fertilidad, convivencia en conglomerados, promiscuidad y mala ventilación. Los factores sociales juegan un papel fundamental: “los medios de transporte facilitan llegar a todas partes sin caminar; además, en el trabajo no se hace esfuerzo físico, la gente está sentada frente a la computadora y esto crea una alteración en el metabolismo”. La fisiología básica entra en una etapa de descontrol que va a llevar a aumentar tallas, agregó.

 

Nutrición y ejercicio

Además de las consideraciones anteriores, cualquier intervención psicológica alcanza mejores resultados cuando se acompaña de ejercicio. En este sentido Julio Pazos Urrieta, especialista en medicina del deporte, destacó el papel de la actividad física en su prevención y disminución.

 

Explicó que se recomienda un estilo de vida físicamente activo donde se utilicen grandes grupos musculares, por ejemplo durante la caminata, natación o bicicleta en sesiones de 20 o 30 minutos tres veces por semana, como describe el Colegio Americano de Medicina del Deporte.

 

“Esto garantiza utilizar como substrato energético a las grasas; así, el organismo las ocupa y disminuye el porcentaje de masa-grasa después de algunos meses de ejercitarse”, apuntó.

 

Al referirse a los diversos instrumentos y productos para bajar de peso ofertados en el mercado y medios de comunicación: como cremas, pastillas, fajas y aparatos, indicó que no funcionan. Sólo la actividad motora puede garantizar su quema, aunado a una dieta balanceada.

 

Lo ideal es acudir con un facultativo para recibir orientación sobre cómo, dónde y bajo qué condiciones realizarla. Antes que nada, el paciente debe conocer su estado de salud actual, concluyó.

 

-0o0-

 

 

FOTO 01

José Rodríguez Domínguez, asesor de la Dirección de la FM de la UNAM, precisó que la ingesta inadecuada de nutrientes y la alta incidencia de enfermedades hunden sus raíces en la pobreza.

 

FOTO 02

María del Carmen Iñárritu, de la FM de la UNAM, señaló que la obesidad en la edad escolar aumenta el riesgo de padecerla en etapas adultas, con efectos negativos en la salud.

 

FOTO 03

Los menores con sobrepeso son generalmente rechazados por sus compañeros, lo que provoca baja autoestima y pobre percepción de sí mismos, señaló Rosa Korbman-Shein, de la FP de la UNAM.