06:00 hrs.  27 de Enero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-067

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

CARECE MARTE DE ATMÓSFERA Y CAMPO MAGNÉTICO: BLANCA MENDOZA

 

·        Gracias a esos dos estratos existe vida en la Tierra, señaló la académica del la FC de la UNAM

·        Si no hubiera en nuestro mundo vapor de agua y dióxido de carbono la temperatura sería en promedio de menos 33 grados centígrados, explicó

·        En el planeta rojo tampoco hay vulcanismo ni tectónica de placas, indicó

 

La superficie marciana, comparada con la terrestre, es poco densa, fría y seca, pues carece de atmósfera y campo magnético, dos de las capas protectoras que tiene nuestro planeta para evitar el impacto de la actividad solar y de los rayos cósmicos, afirmó Blanca Mendoza, profesora de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.

 

Al dictar la conferencia La atmósfera y el clima marcianos, efectuada en el anfiteatro “Alfredo Barrera” del Conjunto “Amoxcalli” de esa entidad, la académica comentó que gracias a esos dos estratos existe vida en la Tierra, porque sin ellas las partículas energéticas de las fulguraciones cósmicas llegarían a toda latitud.

 

En realidad, mencionó, si no hubiera en nuestro mundo vapor de agua y dióxido de carbono la temperatura sería en promedio de menos 33 grados centígrados. En el planeta rojo esta magnitud, con y sin gases, es baja, debido a que la suma de ellos es poco densa.

 

La textura de la atmósfera marciana tiende a ser plana por la ausencia de varios compuestos presentes en la Tierra, refirió. Durante el ciclo primavera–verano, el dióxido de carbono contenido en las capas se evapora y consigue cambiar una quinta parte de la masa gaseosa. Aunque en nuestro mundo también existe esta variación, ésta es de apenas dos por ciento, precisó.

 

Lo mismo sucede con la presión atmosférica, la cual puede cambiar 20 por ciento. Si eso sucediera en México, muchas personas, incluso los jóvenes, sufrirían de infartos cerebrales o cardiacos, destacó.

 

En el planeta rojo tampoco existe vulcanismo ni tectónica de placas. Los estudios geológicos superficiales indican que éste nunca generó la energía interior suficiente como para provocar estos movimientos telúricos, puntualizó.  No obstante, se supone que el dióxido de carbono existente se generó durante la historia primitiva del planeta, donde sí hubo esta actividad y presencia de meteoritos de impacto.

 

En cambio, subrayó, en nuestro planeta ambos factores son las principales fuentes generadoras de dicho compuesto. “Todo esto quiere decir que en estos momentos Marte ya no funciona con estos movimientos”.

 

Por otra parte, mencionó que en su extensión el momento más propicio para que se generen vientos es la primavera–verano del hemisferio sur, porque es cuando se presentan los gradientes de temperatura más altos.

 

Entonces, abundó, empieza a generar rachas de hasta 150 kilómetros por hora, comparables a los generados por los huracanes terrestres. “Estos vientos levantan el polvo, el cual, al quedarse en la atmósfera empieza a absorber calor, lo cual provoca todavía mayor temperatura y tormentas polvosas. De ahí que su cielo siempre tenga una apariencia rosada o roja”.

 

Para otoño–invierno esta situación se calma y presenta un aspecto menos contaminado, lo cual no quiere decir que éste desaparezca por completo, precisó. 

 

Al referirse al ciclo del agua, la catedrática indicó que lo único observable como reservorio hídrico en Marte es el hemisferio norte, el cual cuenta con un casquete de mil kilómetros de diámetro y, al parecer, de varios kilómetros de espesor.

 

Asimismo, en su atmósfera se encuentra prácticamente todo el líquido condensado que puede contener el planeta; de ahí la presencia de nubes, concluyó.

 

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FOTO 01

Blanca Mendoza, profesora de la Facultad de Ciencias de la UNAM, afirmó que la superficie marciana carece de atmósfera y campo magnético, que en la Tierra ha posibilitado la vida.

 

FOTO 02

La textura de la atmósfera marciana tiende a ser plana por la ausencia de varios compuestos presentes en la Tierra; tampoco existe vulcanismo ni tectónica de placas, refirió Blanca Mendoza, profesora de la Facultad de Ciencias de la UNAM.