Boletín UNAM-DGCS-062
Ciudad Universitaria
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de foto al final del boletín
DEBE MANTENER
MÉXICO SU ACTITUD DE APERTURA AL ASILO POLÍTICO
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Cuauhtémoc Cárdenas dictó una conferencia sobre el
tema en la Facultad de Derecho de la UNAM
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Nuestro país, precursor de la protección de los
perseguidos políticos: Fernando Serrano Migallón
México debe
mantener su actitud de país abierto al asilo de perseguidos políticos y de
aquellos cuya vida está en riesgo por la propia convivencia social en sus
naciones, afirmó el presidente de la Fundación para la Democracia Alternativa y
Debate, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien dictó una conferencia sobre el
tema en Ciudad Universitaria.
En el Aula Magna
“Jacinto Pallares” de la Facultad de Derecho de la UNAM, Cárdenas Solórzano
señaló que con su apertura, México expresa su respeto y defensa a los derechos
de la población dentro y fuera de sus fronteras y cumple con los pactos que se
han suscrito en la materia.
Al respecto,
Fernando Serrano Migallón, director de esa entidad universitaria, coincidió en
que nuestro país, a través de su vida independiente, ha sido uno de los
precursores en la protección de los perseguidos políticos.
Aseveró que quizá
sea ésta, en materia de derecho internacional, la institución política y jurídica más antigua a la que se puede dar
seguimiento. Recordó que hace dos años hubo un acuerdo para establecer en esta
Facultad una cátedra extraordinaria titulada “México, país de asilo”.
Indicó que en ese
marco se han realizado una serie de conferencias y el programa del año 2005
empezó con un ciclo de tres reuniones sobre la historia de esta garantía, cuya
primera sesión versa sobre sus inicios.
Por su parte,
Cuauhtémoc Cárdenas, al dictar la conferencia “Los orígenes del Asilo
Político”, indicó que aún sin que necesariamente se haya acogido a una
legislación, son muchos los casos en que nuestra patria, a lo largo de su vida
como nación independiente, se constituyó en refugio de luchadores por la
independencia y por las libertades o de
perseguidos políticos en otros países.
Muchos personajes
eminentes, subrayó, en distintos momentos encontraron la apertura de los
mexicanos. Hacia los años 70 del siglo XIX estuvo en el país José Martí,
perseguido dentro de España y sus colonias, por luchar a favor de la
independencia de Cuba, vinculándose aquí con la parte más avanzada del
liberalismo.
Por otro lado, y
después de pasar por varios Estados, al salir huyendo de Cuba por combatir la
dictadura machadista, llegó a nuestro territorio en 1927, Julio Antonio Mella,
mientras que en 1929 se concedió asilo a César Augusto Sandino, quien luchaba
contra la ocupación estadounidense de Nicaragua.
Sin embargo,
aseveró que la época en que México recibió a más extranjeros en calidad de
asilados y refugiados fue, sin duda, en
la segunda mitad del periodo presidencial de Lázaro Cárdenas, cuando
perseguidos políticos o personas cuya vida y libertad corrían riesgo en las
dictaduras europeas, encontraron el apoyo de nuestro gobierno y cuando tuvo
lugar la emigración masiva de un continente a otro, concentrada en un
tiempo relativamente corto, más grande
de la historia: la de los republicanos españoles, estimada entre 20 y 25 mil
que llegaron entre 1937 y 1942.
Destacó el caso más
notable de aquel tiempo, el de Leon Trotsky, dirigente de la Revolución Rusa
expulsado de su país y posteriormente de Turquía, Francia y Noruega, quien
cuando no hallaba a qué destino dirigirse y corriendo el riesgo de ser
deportado, encontró refugio en México, a donde llegó en los primeros días de
1937.
En ese mismo año,
recordó, se acogió a cerca de 500 niños españoles, junto con los maestros que
los acompañaban desde la península ibérica, en la que desde entonces se llamó
Escuela España–México, y desde entonces también se les conoció como los niños
de Morelia.
Narró que recién
estallada la rebelión contra el
gobierno Republicano, se asilaron en la Embajada Mexicana en Madrid alrededor
de 800 simpatizantes del golpe: militares, políticos, aristócratas, militantes
de la Falange, policías, cuya salida a Francia
gestionó nuestra representación diplomática ante el gobierno de la
República y quienes en su mayoría fueron después a las zonas controladas por el
fascismo.
En este caso, aún
cuando sus simpatías estaban con la causa republicana, nuestro gobierno brindó
su protección a quien corría riesgos, apegándose a su convicción de que el
derecho de asilo debe brindarse a todos, independientemente de si había
convenios específicos suscritos con el país de quienes lo solicitaban o de las
afinidades o diferencias políticas que tuvieran los requirentes.
Así, indicó que en
1938 llegó un primer grupo de españoles destacados en la cultura y la ciencia,
quienes fundaron la Casa de España en México, antecedente de lo que es hoy una
institución tan prestigiada como el Colegio de México.
Por otro lado, y
como consecuencia de la dura persecución de judíos que se desatara en la
Alemania nazi, se formó en nuestro territorio, en 1938, el Comité pro
refugiados, que hacia finales de ese año se transformaría en el Comité Central
Israelita, que inició gestiones ante el gobierno mexicano para recibir a
emigrantes judíos. De esas fechas, hasta finales de 1941, se estima llegaron unos 600 israelitas procedentes
principalmente de Alemania y Austria.
Concluido el
gobierno de Lázaro Cárdenas y hasta el presente, muchos han sido los
extranjeros que han encontrado la protección y solidaridad del pueblo y
gobierno de la república.
Resaltó que aquí
arribaron, perseguidos por las dictaduras
militares de Sudamérica y El Caribe, políticos, intelectuales,
profesionistas, académicos, gente de trabajo de la ciudad y del campo que aportó su talento y esfuerzo, que
contribuyó con generosidad y gratitud al progreso del país.
Al hacer un
recuento histórico, Cuauhtémoc Cárdenas recordó que el derecho de asilo se ha
constituido en parte fundamental del derecho internacional latinoamericano.
En nuestro país a
raíz de su independencia, el asilo político a extranjeros “se convirtió en
práctica cotidiana, aunque en ninguna Constitución, ley particular o tratado internacional
aparece alguna referencia específica,
sino hasta que el gobierno mexicano suscribe la Convención de la Habana sobre
asilo en 1928”, explicó.
Con posterioridad,
concluyó, se ratificó la Convención de Montevideo sobre asilo en 1933, la de
Caracas de 1954, y el Pacto de San José sobre derechos humanos de 1969, pero no
ha firmado la Convención sobre el Estatuto de Refugiados de 1951 ni el
Protocolo relativo al Estatuto de Refugiados de 1967, aduciendo como razón evitar las limitaciones que imponen estos
acuerdos y mantener así un mayor margen de maniobra para tratar los casos que
pudieran presentarse.
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Foto 01
Cuauhtémoc
Cárdenas y Fernando Serrano Migallón en la Facultad de Derecho de la UNAM,
donde el primero dictó una cátedra sobre los orígenes del derecho de asilo.
Foto 02
En el Aula Magna “Jacinto Pallares” de la Facultad de Derecho de la UNAM, Cuauhtémoc Cárdenas y Fernando Serrano Migallón se refirieron al derecho de asilo en México.