19:00 hrs.  25 de Enero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-062

Ciudad Universitaria

Pies de foto al final del boletín

 

DEBE MANTENER MÉXICO SU ACTITUD DE APERTURA AL ASILO POLÍTICO

 

·        Cuauhtémoc Cárdenas dictó una conferencia sobre el tema en la Facultad de Derecho de la UNAM

·        Nuestro país, precursor de la protección de los perseguidos políticos: Fernando Serrano Migallón

 

México debe mantener su actitud de país abierto al asilo de perseguidos políticos y de aquellos cuya vida está en riesgo por la propia convivencia social en sus naciones, afirmó el presidente de la Fundación para la Democracia Alternativa y Debate, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien dictó una conferencia sobre el tema en Ciudad Universitaria.

 

En el Aula Magna “Jacinto Pallares” de la Facultad de Derecho de la UNAM, Cárdenas Solórzano señaló que con su apertura, México expresa su respeto y defensa a los derechos de la población dentro y fuera de sus fronteras y cumple con los pactos que se han suscrito en la materia.

 

Al respecto, Fernando Serrano Migallón, director de esa entidad universitaria, coincidió en que nuestro país, a través de su vida independiente, ha sido uno de los precursores en la protección de los perseguidos políticos.

 

Aseveró que quizá sea ésta, en materia de derecho internacional, la  institución política y jurídica más antigua a la que se puede dar seguimiento. Recordó que hace dos años hubo un acuerdo para establecer en esta Facultad una cátedra extraordinaria titulada “México, país de asilo”.

 

Indicó que en ese marco se han realizado una serie de conferencias y el programa del año 2005 empezó con un ciclo de tres reuniones sobre la historia de esta garantía, cuya primera sesión versa sobre sus inicios.

 

Por su parte, Cuauhtémoc Cárdenas, al dictar la conferencia “Los orígenes del Asilo Político”, indicó que aún sin que necesariamente se haya acogido a una legislación, son muchos los casos en que nuestra patria, a lo largo de su vida como nación independiente, se constituyó en refugio de luchadores por la independencia y por las libertades  o de perseguidos políticos en otros países.

 

Muchos personajes eminentes, subrayó, en distintos momentos encontraron la apertura de los mexicanos. Hacia los años 70 del siglo XIX estuvo en el país José Martí, perseguido dentro de España y sus colonias, por luchar a favor de la independencia de Cuba, vinculándose aquí con la parte más avanzada del liberalismo.

 

Por otro lado, y después de pasar por varios Estados, al salir huyendo de Cuba por combatir la dictadura machadista, llegó a nuestro territorio en 1927, Julio Antonio Mella, mientras que en 1929 se concedió asilo a César Augusto Sandino, quien luchaba contra la ocupación estadounidense de Nicaragua.

 

Sin embargo, aseveró que la época en que México recibió a más extranjeros en calidad de asilados y refugiados fue, sin duda, en  la segunda mitad del periodo presidencial de Lázaro Cárdenas, cuando perseguidos políticos o personas cuya vida y libertad corrían riesgo en las dictaduras europeas, encontraron el apoyo de nuestro gobierno y cuando tuvo lugar la emigración masiva de un continente a otro, concentrada en un tiempo  relativamente corto, más grande de la historia: la de los republicanos españoles, estimada entre 20 y 25 mil que llegaron entre 1937 y 1942.

 

Destacó el caso más notable de aquel tiempo, el de Leon Trotsky, dirigente de la Revolución Rusa expulsado de su país y posteriormente de Turquía, Francia y Noruega, quien cuando no hallaba a qué destino dirigirse y corriendo el riesgo de ser deportado, encontró refugio en México, a donde llegó en los primeros días de 1937.

 

En ese mismo año, recordó, se acogió a cerca de 500 niños españoles, junto con los maestros que los acompañaban desde la península ibérica, en la que desde entonces se llamó Escuela España–México, y desde entonces también se les conoció como los niños de Morelia.

 

Narró que recién estallada la rebelión  contra el gobierno Republicano, se asilaron en la Embajada Mexicana en Madrid alrededor de 800 simpatizantes del golpe: militares, políticos, aristócratas, militantes de la Falange, policías, cuya salida a Francia  gestionó nuestra representación diplomática ante el gobierno de la República y quienes en su mayoría fueron después a las zonas controladas por el fascismo.

 

En este caso, aún cuando sus simpatías estaban con la causa republicana, nuestro gobierno brindó su protección a quien corría riesgos, apegándose a su convicción de que el derecho de asilo debe brindarse a todos, independientemente de si había convenios específicos suscritos con el país de quienes lo solicitaban o de las afinidades o diferencias políticas que tuvieran los requirentes.

 

Así, indicó que en 1938 llegó un primer grupo de españoles destacados en la cultura y la ciencia, quienes fundaron la Casa de España en México, antecedente de lo que es hoy una institución tan prestigiada como el Colegio de México.

 

Por otro lado, y como consecuencia de la dura persecución de judíos que se desatara en la Alemania nazi, se formó en nuestro territorio, en 1938, el Comité pro refugiados, que hacia finales de ese año se transformaría en el Comité Central Israelita, que inició gestiones ante el gobierno mexicano para recibir a emigrantes judíos. De esas fechas, hasta finales de 1941, se estima  llegaron unos 600 israelitas procedentes principalmente de Alemania y Austria.

Concluido el gobierno de Lázaro Cárdenas y hasta el presente, muchos han sido los extranjeros que han encontrado la protección y solidaridad del pueblo y gobierno de la república.

 

Resaltó que aquí arribaron, perseguidos por las dictaduras  militares de Sudamérica y El Caribe, políticos, intelectuales, profesionistas, académicos, gente de trabajo de la ciudad y del campo  que aportó su talento y esfuerzo, que contribuyó con generosidad y gratitud al progreso del país.

 

Al hacer un recuento histórico, Cuauhtémoc Cárdenas recordó que el derecho de asilo se ha constituido en parte fundamental del derecho internacional latinoamericano.

 

En nuestro país a raíz de su independencia, el asilo político a extranjeros “se convirtió en práctica cotidiana, aunque en ninguna Constitución, ley particular o tratado internacional aparece alguna referencia  específica, sino hasta que el gobierno mexicano suscribe la Convención de la Habana sobre asilo en 1928”, explicó.

 

Con posterioridad, concluyó, se ratificó la Convención de Montevideo sobre asilo en 1933, la de Caracas de 1954, y el Pacto de San José sobre derechos humanos de 1969, pero no ha firmado la Convención sobre el Estatuto de Refugiados de 1951 ni el Protocolo relativo al Estatuto de Refugiados de 1967, aduciendo como razón   evitar las limitaciones que imponen estos acuerdos y mantener así un mayor margen de maniobra para tratar los casos que pudieran presentarse.

 

 

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Foto 01

Cuauhtémoc Cárdenas y Fernando Serrano Migallón en la Facultad de Derecho de la UNAM, donde el primero dictó una cátedra sobre los orígenes del derecho de asilo.

 

Foto 02

En el Aula Magna “Jacinto Pallares” de la Facultad de Derecho de la UNAM, Cuauhtémoc Cárdenas y Fernando Serrano Migallón se refirieron al derecho de asilo en México.