Boletín UNAM-DGCS-052
Ciudad Universitaria
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POCO PROBABLE QUE OCURRAN EN MÉXICO TERREMOTOS Y TSUNAMIS COMO LOS DEL SUDESTE ASIÁTICO
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Carlos
Valdés, del IGf, dijo que el pasado muestra que las fracturas de tierra en
México de mayor magnitud han sido de
8.2 y 8.1
·
No podemos
tener un aviso para un temblor de tales dimensiones: Krishna Singh Singh
· Carlos Mortera informó que desde 1750 han ocurrido en México unos 30 tsunamis
A pesar de que en los últimos
250 años se han presentado en México unos 30 tsunamis, los registros históricos
de movimientos telúricos revelan que es difícil la ocurrencia de un terremoto
similar al de Indonesia en diciembre pasado, y que genere un gran maremoto,
reconocieron investigadores del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
Al respecto, Carlos Valdés
González, del IGf, subrayó que el pasado de México muestra que las fracturas de
tierra en nuestro territorio son de magnitudes de 7.5 a 7.7 grados en la escala
de Richter, y los excepcionales son los acontecidos en 1932 y 1985, con sismos
de 8.2 y 8.1, respectivamente, que han sido los más importantes.
Al participar en la
conferencia Comentarios sobre el sismo y tsunami del 26 de diciembre de 2004 en
las costas de Indonesia, organizado por esa entidad universitaria, Valdés
González señaló que difícilmente
podríamos tener en nuestro país un evento similar al del sudeste asiático; “de
entrada, sólo el sismo sería catastrófico, además de los tsunamis”.
En el auditorio Tlayolot del
IGf, explicó que si ocurriera algo similar en México, la longitud de ruptura
del sismo iría desde el inicio del Istmo de Tehuantepec hasta Colima; es decir,
“que corriera a lo largo de nuestra zona frontal para generar un movimiento de
magnitud 9 y provocara un tsunami como el observado”.
Los temblores son un proceso
natural que indica que la Tierra es un planeta vivo. Ocurren sobre todo en
regiones geográficas bien definidas. Donde sucedió el de diciembre pasado hay
una franja de sismicidad relacionada al proceso de placas tectónicas, se mueven
y se desplazan a lo largo de la superficie del planeta, a consecuencia del
calor interno del orbe.
Estos movimientos no tendrían
mayor consecuencia si la población no habitara en sitios y con estructuras
inapropiadas. Probablemente el efecto sísmico del terremoto de Indonesia aún no
se ve en las estructuras, pero hay daños severos en ellas.
Es el quinto sismo mayor o
igual a 9 grados en los últimos 100 años. No obstante, dijo, en los anteriores
100 millones de años de la Tierra, ha ocurrido cerca de un millón de ellos. “No
es que sean infrecuentes, sino que la población va modificando el riesgo”.
Por su parte, Krishna Singh
Singh, investigador del mismo Instituto, comentó que el temblor de Sumatra tuvo
una longitud de mil kilómetros. Por ello, si ocurriera uno de esta naturaleza
en México, la ruptura iría de Puerto Vallarta a Huatulco, de tal manera que
tomaría unos cinco minutos que eso ocurriera, y el tiempo de alerta disponible
es mínimo.
Es decir, abundó, “no podemos
tener un aviso para un temblor de tales dimensiones. De hecho, no es posible
hacer algo localmente como científicos. La única opción sería protegernos al
sentir el movimiento grande y sostenido”.
Singh Singh subrayó que por lo
general los movimientos que causan tsunamis son lentos, y la consecuencia de un
evento de esta característica puede ser que la gente ubicada a lo largo de la
costa no lo sienta, por ello el desastre.
A su vez, Carlos Mortera
Gutiérrez, también del IGf, comentó que en México han ocurrido pocos tsunamis.
Desde 1750 se tienen registros de unos 30, y la ola más grande que se ha
estimado es de 10 metros, correspondiente al temblor de 1932 en las costas de
Jalisco.
Las olas gigantes que impactan
sobre lugares costeros en la Cuenca del Pacífico son, por lo general, causadas
por sismos. Consisten en una serie de ondas con crestas que llegan a tierra
cada 10 a 60 minutos, y a menudo la primera no es la más grande. Su peligro
puede durar varias horas.
Algunas llegan a medir 10
metros, y de manera excepcional hasta 30, y se desplazan tierra adentro varios
cientos de metros. Por ello, todas las playas están sujetas a sus impactos.
Mortera Gutiérrez refirió que
los maremotos se desplazan más rápido de lo que puede correr una persona, su
fuerza es capaz de mover rocas de varias toneladas, y pueden ocurrir en
cualquier momento, de día o de noche.
Si bien lo más común es que se
produzcan tsunamis por el deslizamiento del piso oceánico, pueden ser generados
también por un meteorito, colapso de volcanes marinos, o por fracturas de
laderas.
Por último, al hablar de las
modificaciones en la rotación de la Tierra producto del terremoto de Indonesia,
Vladimir Kostoglodov, integrante del IGf, dijo que “no hay que preocuparse por
esa situación”. Aclaró que el terremoto más grande registrado en el último
siglo, (Chile, 1960), con una estimación de 9.4 o 9.8 grados, modificó la
posición del polo de la Tierra sólo dos metros, y la velocidad de rotación
aumentó poco, 23 microsegundos.
En tanto, según las últimas
proyecciones, el evento del sudeste asiático provocó un desplazamiento del polo
de menos de una pulgada, y un cambio de duración del día de 2.7 microsegundos.
Factores como modificaciones en la atmósfera y las corrientes del océano,
también pueden provocar alteraciones en la posición del polo, concluyó.
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Foto 1
Carlos Valdés
González, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, comentó que los
sismos son un proceso natural e indicadores de la vitalidad del planeta.
Foto 2
No hay que preocuparse
por las modificaciones en el eje de rotación de la tierra, producto del
terremoto que sacudió el sureste de Asia, aseguró Vladimir Kostoglodov,
investigador de la UNAM.
Foto 3
En el auditorio “Tlayolotl” del Instituto de Geofísica de la UNAM, especialistas universitarios hablaron sobre las causas y consecuencias del sismo y tsunami del 26 de diciembre de 2004, ocurridos en las costas de Indonesia.