20:00 hrs.  18 de Enero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-043

Ciudad Universitaria

 

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DEBE MÉXICO MANTENER LIBRES DE TRANSGÉNICOS SUS ACERVOS NATURALES: INVESTIGADORES DE LA UNAM

 

·        El principal desafío para la agricultura en México y en el mundo es que sea intensivamente sustentable para satisfacer las necesidades de la población, advirtió José Sarukhán

·        Es fundamental contar con una ley coherente y una estructura de toma de decisiones, urgió la especialista Elena Álvarez Buylla

·        La legislación en materia de bioseguridad está dispersa, se encuentra en múltiples instrumentos que no tienen conexión entre sí, coincidieron Sol Ortiz, del Instituto Nacional de Ecología y Patricia Tovar, de la SEMARNAT

·        Francisca Acevedo, de la CONABIO, señaló que hasta el 2002, de toda la superficie cultivada en el país, sólo 0.6 por ciento había sido sembrada con organismos vivos modificantes

 

México debe mantener libres de transgénicos los acervos naturales de variedades de plantas cultivables y sus parientes silvestres, porque son recursos de primordial importancia para nuestro país y por tanto las debemos cuidar, coincidieron José Sarukhán Kérmez y Elena Álvarez Buylla, del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM.

 

Sarukhán Kérmez advirtió que el principal desafío para la agricultura en México y en el mundo es cómo lograr que sea intensivamente sustentable para satisfacer las necesidades de alimentación en el presente siglo, ya que se requerirá duplicar la producción de comestibles para atender las necesidades de los nueve mil millones de personas que habitarán el planeta en el 2050.

 

Al participar en la mesa redonda “Ley de Bioseguridad y Transgénicos”, organizada por esa entidad universitaria, dijo que ninguna tecnología agrícola por sí sola podrá resolver dicha situación, se tendrán que utilizar diversas formas para lograr esa meta, y en México las tenemos.

 

Los transgénicos son una de las muchas herramientas que pueden usarse para resolver los conflictos de abastecimiento en el país, aunque por ser una innovación tecnología reciente hay que conocer sus impactos. Esto no será factible si no desarrollamos la investigación pertinente, añadió.

 

En el auditorio “Carlos Vázquez Yanes” del IE, el ex rector de la UNAM refirió que el asunto de estos nuevos organismos no se usa sólo en alimentos. En el ámbito de la ecología hay un amplio campo de aplicación, como en restauración ecológica, en el que, por ejemplo, se puede emplear para recuperar suelos con elevados grados de contaminación por metales o profundamente degradados.

 

A su vez, la investigadora del IE, Elena Alvarez-Buylla coincidió en que es prioritario para nuestro país mantener los acervos naturales de variedades de plantas cultivables libres de transgénicos. Por ello, debemos saber si las hay en nuestro territorio, cuál es su frecuencia y su distribución espacial, sobre todo de las que somos centro de origen, que son alrededor de 100 especies.

 

Agregó que hay un creciente porcentaje de personas que están en contra del consumo de alimentos provenientes de Organismos Genéticamente Modificados (OGM), tanto en Europa como en Estados Unidos, lo cual ha impulsado el crecimiento de los mercados de productos orgánicos. Pero a la par también hay una acelerada contaminación de ese tipo de cultivos en todo el mundo.

Por ello, aseguró, es fundamental contar con una ley coherente y una estructura de toma de decisiones. Hasta ahora la liberación de OGM ha implicado riesgos colectivos y beneficios privados, pero hay potencial para desarrollos biotecnológicos con utilidades sociales.

 

Por su parte, Sol Ortiz, del Instituto Nacional de Ecología, sostuvo que en la actualidad la legislación en materia de bioseguridad está dispersa, ya que se encuentran fragmentos en distintas leyes. “Las más trabajadas en términos de organismos genéticamente modificados son las federales de Salud y de Sanidad Vegetal”.

 

Además, la actual normatividad no considera lo establecido en el Protocolo de Cartagena, Colombia, que es relativamente general, un tratado que aplica en muchos países con distintos tipos de regulación, por lo cual cada nación debe definir cómo implementar el documento.

 

La experta añadió que la legislación no reconoce como herramienta el análisis de riesgo. Lo que determina es el impacto ambiental, y ese no es el instrumento para tomar decisiones relativas a los OGM.

 

En su oportunidad, Patricia Tovar, de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), reconoció que México aún no cuenta con las leyes adecuadas, tanto así que ha surgido la necesidad de crear una disposición específica en materia de bioseguridad. “La normatividad es incompleta y se encuentra en múltiples instrumentos que no tienen conexión entre sí, y en algún sentido también pueden llegar a oponerse unos con otros”.

 

Se observa que la regulación vigente no ha sido coordinada por ninguna instancia, ya que hasta ahora el organismo federal encargado de aplicarlas ha sido la Secretaría de Agricultura, pero en materia de cuestiones agrícolas, argumentó.

 

Los escasos instrumentos generados están dados en trámites, prohibiciones, y tienen diferentes alcances. Así, “en el área de bioseguridad tenemos un reto desde el punto de vista jurídico: tratar de equilibrar la conservación de nuestra biodiversidad, los riesgos a la salud y el desarrollo de la biotecnología”, expresó.

 

Por último, Francisca Acevedo, de la Comisión Nacional para el Uso y Conservación de la Biodiversidad (CONABIO), informó que hasta el 2002, de toda la superficie cultivada en el país, sólo 0.6 por ciento había sido sembrada con organismos vivos modificantes, es decir, “todavía estamos hablando de zonas pequeñas”.

 

El algodón es lo que más se ha obtenido desde 1988 a la fecha, tanto en número como en extensión, en tanto que la soya se ha liberado en varias partes de la república, especialmente en la región sur en los últimos años, concluyó.

 

 

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Foto 1

José Sarukán y Elena Alvarez-Buylla participaron en la mesa redonda “Ley de Bioseguridad y Transgénicos”, organizada por el Instituto de Ecología de la UNAM.

 

Foto 2

Sol Ortiz, del Instituto Nacional de Ecología, sostuvo en la UNAM que la actual legislación en materia de bioseguridad está dispersa, pues se encuentran fragmentos en distintas leyes.

 

Foto 3

La funcionaria de la Semarnat, Patricia Tovar, reconoció en la UNAM que México aún no cuenta con una normatividad adecuada sobre bioseguridad, tanto así que ha surgido la necesidad de crear una regulación específica en el rubro.

 

Foto 4

En 2002 sólo 0.6 por ciento de la superficie cultivada en el país había sido sembrada con organismos vivos modificantes, informó en la Universidad Nacional Francisca Acevedo, de la Comisión Nacional para el Uso y Conservación de la Biodiversidad.