14:00 hrs.  18 de Enero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-042

Ciudad Universitaria

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EUTANASIA, POCO ANALIZADA EN MÉXICO

 

·        No hay discusiones públicas, políticas o en los medios de comunicación al respecto, señaló Arnoldo Kraus, de la Facultad de Medicina de la UNAM

·        Agregó que prácticamente no se piensa en la muerte y se trata de negarla. La aproximación a este proceso es raquítica, enjuta y pobre. No sabemos afrontarla

·        El suicidio asistido es una determinación personal y responde a una larga historia entre enfermo y profesional, indicó

 

En México hay un gran vacío respecto a la eutanasia. “Poco se escribe y prácticamente no hay discusiones públicas, políticas o en los medios de comunicación al respecto”, cuando debiera hablarse en la sociedad, indicó Arnoldo Kraus, profesor de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

 

De hecho, en occidente y en particular en nuestro país –aunque parezca lo contrario– referirse al fin de la vida está soslayado y marginado, añadió. Prácticamente no se piensa en ella y se trata de negar; la aproximación a este proceso es raquítica, enjuta y pobre. No sabemos afrontarla.

 

La eutanasia, indicó el autor de Enfermar o sanar: el arte del dolor, La eutanasia y Una lectura de la vida, es la muerte sin sufrimiento que se ejecuta en pacientes incurables con dolores físicos intolerables y persistentes, cuando se sabe que la evolución de la enfermedad será inevitablemente fatal.

 

Recordó que la hay de dos tipos: la pasiva, en donde se permite el curso natural del padecimiento y la labor del galeno es vigilar que el aquejado mitigue sus dolores mediante analgésicos y somníferos; y la activa, en donde el facultativo realiza procedimientos para acelerar el deceso.

 

El profesional debe explicarle al afectado la función de los medicamentos y cómo tomarlos, para que decida cuándo y dónde ingerirlos; a esta práctica se le denomina suicidio asistido. Es una determinación personal, indicó Arnoldo Kraus, quien se dijo “convencido de que se debe individualizar cada caso. Es una situación demasiado compleja para dar nada más una opinión; hay muchas razones a favor y otras tantas en contra”.

 

El especialista consideró que hay cuatro argumentos importantes en contra: el religioso (Dios da la vida y sólo Él puede quitarla); cultural (hay sociedades donde es ilegal, por ejemplo); sesgo (no darle suficiente peso o valor a un caso comparándolo con otro), y el probable abuso, esto es, decidir que las personas menos capacitadas sean candidatos idóneos a ella.

 

También en oposición, viola tres leyes médicas: el cuidado profundo del enfermo terminal, el papel terapéutico del médico y que implicaría modificar la esencia de esta profesión; adicionalmente, se incluyen errores de diagnóstico y lasitud médica, esta última referida al cansancio y desmoralización luego de advertir la dificultad del caso.

 

Además, consideró, hay otros inconvenientes que pueden presentarse durante esta práctica –legal en dos países Holanda y Bélgica–: posible incompetencia, desconocimiento técnico, o sugerirse por motivos económicos.

 

En contraste, el especialista destacó que responde a sentimientos humanitarios, porque disminuye sufrimientos inútiles; se respeta la autodeterminación del enfermo, y es parte de una relación complementaria entre médico y paciente, por la confianza generada.

 

Mencionó también tres premisas importantes en relación con este tema: la población ha llevado a los galenos a ahondar en él, debe mejorarse la calidad de la información al respecto, y la formación para un deceso óptimo no está en el currículum de las escuelas. “Los facultativos –afirmó– sabemos lidiar con la vida pero no con la muerte y tendremos que hacerlo”.

 

Para llegar a esta situación debe haber una larga historia entre enfermo y profesional. También, dijo, “creo que el médico no tiene el derecho de sugerirla, pues sólo funciona como escucha o guía”. Por ello, consideró que se podría abordar este asunto desde una perspectiva laica.

 

Por último, resaltó que la posición de apoyo a la eutanasia ha ido en ascenso. Como ejemplo dio el caso de Estados Unidos, donde 68 por ciento de la población la apoyaba; 81 en 1991, y en 2001 alcanzó 88 por ciento.

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FOTO 01

Arnoldo Kraus, profesor de la FM de la UNAM, indicó que en México hay un gran vacío respecto a la eutanasia. “No hay discusiones públicas, políticas o en los medios de comunicación masiva al respecto”.

 

 

FOTO 02

El galeno no tiene derecho a sugerir la eutanasia; sólo funciona como escucha o guía. Por ello se podría abordar este asunto desde una perspectiva laica, consideró el especialista universitario Arnoldo Kraus.