06:00 hrs.  3 de Enero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-005

Ciudad Universitaria 

Pies de fotos al final del boletín

 

CAUSA GRAVES AFECTACIONES LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

 

 

La violencia al interior de las familias se ha convertido en un grave problema social, porque aumenta la demanda de los sistemas de salud, reduce el rendimiento educativo en niños y laboral en mujeres, y afecta a la economía nacional, reconoció David Hernández Morato, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM.

 

Al ofrecer la conferencia Estrategias de poder y violencia, explicó que la rudeza en el seno familiar incrementa los problemas de aprendizaje en infantes y adolescentes, dando origen a un mayor índice de reprobación o deserción. Este tipo de situaciones induce a los jóvenes a la soledad y al intento de separarse de su núcleo, lo cual puede generar niños en situación de calle.

 

En la “Capilla” del Museo de las Ciencias Universum, Hernández Morato resaltó que otro aspecto derivado de esta cuestión es la inseguridad social, debido al incremento de conductas delictivas cometidas por menores de edad. “La única solución es educación y más educación”, sentenció.

 

Hasta hace algunos años, este tipo de atropellos era considerado como poco frecuentes en México, constreñido al ámbito privado y rodeado de una serie de tabúes. Además, las personas no denunciaban las agresiones en este ámbito, añadió.

 

En este mismo tenor, el sociólogo se refirió a las relaciones de poder entre las personas, definidas como el proceso que determina su nivel de acercamiento o intimidad. Es cualquier forma de conducta a través de la cual se influye o controla el proceder de otro.

 

Adujo que los primeros vínculos históricos fueron a través del matriarcado, porque la mujer era la dadora de vida, fuente de fertilidad. En ella se concentró el poder durante mucho tiempo.

 

Al paso de los años esta organización cambió hasta surgir el patriarcado, cuando los hombres se dieron cuenta de su papel en la reproducción y acumulación, recalcó. A partir de la Revolución Industrial esta sociedad se acentuó bajo bases monetarias.

 

Sin embargo, explicitó, en la actualidad se registra una lucha entre ambas figuras, y esto ha provocado que los conflictos domésticos sean más evidentes que décadas atrás.

 

Hoy las mujeres también son jefas de familia, otorgan el sustento económico a sus hogares y toman decisiones comunitarias. Si antes el varón llevaba el poder económico, la mujer se circunscribía al afectivo. Ello llevó a construir estrategias para designar roles o modos para que la gente se acostumbrase a influir en otros, expresó.

 

Hernández Morato apuntó que uno de los principales métodos es el autoritario, donde el padre se enoja, grita y hace sus desplantes. Por lo general toma esa actitud porque no lo respetan.

 

Otras son la equidad y reciprocidad, cuando se establece la necesidad de igualar los derechos entre los integrantes, y la imposición y manipulación, cuando uno de los miembros restringe, reprime o condena, abundó.

 

 

También destacó la coerción, fuerza, amenaza, imposición, chantaje, el descalificar, insultar o devaluar, humillar o vejar a la pareja o a los hijos. “En una relación de familia todo es un enfrentamiento entre ideologías y actitudes, porque nos hemos criado de maneras distintas. Dentro del mismo seno familiar hay amigos y centros sociales diferentes”.

 

Consideró que en estas relaciones y disputas hay que dialogar y tomar decisiones. “Si no se negocia se lucha constantemente por el poder, utilizando diferentes métodos, mismos que están determinados por factores internos y externos”.

 

Por ejemplo, alguien maltratado en su infancia aprendió que esa práctica funciona; inquirió que si maltrata a los hijos o a la pareja se le hará caso. También las mujeres identifican los chantajes con los obsequios del marido; y el niño aprende a patalear para ser atendido, concluyó.

 

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La rudeza en el seno familiar incrementa los problemas de aprendizaje en infantes y adolescentes, dando origen a un mayor índice de reprobación o deserción, señalaron expertos universitarios.

 

 

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David Hernández Morato, de la DGDC de la UNAM, reconoció que la violencia intrafamiliar se ha convertido en un grave problema social, porque aumenta la demanda de los sistemas de salud, reduce el rendimiento educativo en niños y laboral en mujeres, y afecta a la economía nacional.