06:00 hrs.  2 de Enero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-003

Ciudad Universitaria 

 

DESPUÉS DE LA CALLE, EN EL HOGAR ES DONDE HAY MÁS AGRESIONES Y HOMICIDIOS: ILESCAS VELA

 

·        La académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social, Virginia Ilescas Vela aseguró que los ataques domésticos, en su mayoría son realizados por hombres

·        Aunque, aclaró, la dimensión de brusquedad en las casas  es tan amplia que ya colocan a un sector de los varones en riesgo de sufrir esta suerte, consideró

 

Después de la vía pública los hogares son el lugar donde se verifican los mayores actos de agresión e índices de homicidio. Es ahí donde mujeres y niños padecen los ataques domésticos por parte, generalmente, de hombres que imponen así su perspectiva de poder, afirmó la profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Virginia Ilescas Vela.

 

“Hay una extensa gama de expresiones violentas que llevan a la muerte a los mexicanos dentro de sus moradas, específicamente en los sectores vulnerables”, añadió.

 

Advirtió que la dimensión de la brusquedad contra los grupos más débiles en nuestro país es tan amplia que ya existen, incluso, condiciones que colocan a un sector de los varones en riesgo de sufrir esta suerte e, incluso, de perder la vida dentro de sus casas.

 

“Todos hemos vivido violencia familiar en algún momento de nuestra vida. La virulencia está en todos lados. Golpeamos con nuestras palabras, con la mirada, frialdad y discriminamos a las personas que no son como nosotros en términos de opción sexual”, recalcó.

 

En su marco normativo, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece daño físico, moral y psicológico por esa práctica. Sin embargo, hay otro tipo de intemperancia que ahora se aborda en algunos códigos civiles como el del Distrito Federal: violencia por omisión.

 

“Los homicidios que ocurren en los hogares a partir del abandono de personas vulnerables (enfermas, menores de edad y mayores de 64 años), a quienes se les da un cuidado inadecuado, se les deja sin alimento o existe el mal suministro de medicamentos, mueren por falta de las más elementales atenciones”, dijo la doctora en Ciencias sociales por el Colegio de la Frontera Norte.

 

Si se analizan las edades de las personas que sufren maltrato, la distribución de muerte en la casa ocupa todas las edades. Entonces existen feminicidios, infanticidios y éstos ocurren por fuerza física indebida y descuidos.

 

La especialista precisó: “Tenemos rudeza que no podemos detectar todavía. El caso de la emocional y psicológica es difícil ubicarla, se han hecho encuestas sobre la dinámica de las relaciones en las viviendas pero se tiene que hacer mucho más trabajo”.

 

En ese sentido, agregó Virginia Ilescas Vela, las acciones para combatir el crimen no se dirigen a esta causa específicamente y el incremento del cuerpo policiaco no la contrarresta. Es decir, las políticas públicas no están contemplando en la seguridad social la violencia intrafamiliar.

 

El aumento en las sanciones económicas y en los tiempos de privación de la libertad ha demostrado que sólo aumentan los casos de crueldad y homicidios en la comisión de delitos. Incluso, no se tiene un mecanismo por el cual se pueda resarcir este daño.

 

Las innovaciones en materia de regulación de la justicia corren el peligro de quedar en el tintero cuando los individuos que la aplican no están sensibilizados y actualizados acerca de esta infracción, explicó la catedrática universitaria.

 

Mientras todo esto sucede, agregó, los montos de años de vida perdidos por violencia seguirán en incremento en las familias, lo mismo que los costos sociales y económicos, y por la no prevención serán una importante merma en la calidad y cantidad de mano de obra, productividad de las empresas y capital humano del país.

 

El panorama no es alentador si además se considera que las mujeres decididas a hacer uso de las leyes para protegerse, seguramente deberán perder días laborables, sueldos, atención médica y gastos por los trámites administrativos de una denuncia, darle seguimiento y esto, en el caso de resultar positivo para la denunciante, significaría que el victimario pague su pena en prisión o en efectivo, pero nunca reparará el daño moral, material y psicológico causado.

 

En suma, propuso Ilescas Vela, las instituciones gubernamentales, organismos no gubernamentales, empresariales y sociedad civil, deben acompañar cualquier propuesta de atención a las víctimas. Las instituciones educativas también deben involucrarse en la antelación.

 

Pero sobre todo, brindar formación orientada a tener conciencia de respeto de las garantías individuales, a la tolerancia. Hombres, mujeres, minusvalidos, niños, niñas, enfermos y ancianos deben tener este sentido de respeto y convivencia, concluyó.

 

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