Boletín UNAM-DGCS-002
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
URGENTE, EL CAMBIO
DE LA PERCEPCIÓN SOCIAL SOBRE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD
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Hay quienes las consideran inhábiles,
consideró Raquel Jelinek, de la Facultad de Psicología de la UNAM
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Es equivocado pensar que quienes viven esta
condición se deben adaptar a nuestro contexto, dijo
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Según la OMS, en México hay 10 millones de
personas afectadas; INEGI contabiliza cerca de un millón 800 mil
“Es equivocado pensar que
quienes viven esta condición se deben adaptar a nuestro contexto”. Más bien,
destacó, se tiene que transformar el entorno. “Una persona en silla de ruedas
requiere facilidades para moverse, medios de transporte adecuados y no los
hay”. Pero sobre todo, subrayó, hay que cambiar la actitud, respetar a quienes
son diferentes y saber brindarles los apoyos que necesitan.
La ignorancia y prejuicios
siguen presentes en este tema, y obstaculizan la participación y oportunidades
para este sector de la población, advirtió la especialista. Falta, por tanto,
organización social para atender estos problemas, hacer conciencia y actuar,
emprender proyectos y trabajar en la formación de expertos.
Según estimaciones
de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 10 por ciento de la población
nacional tiene algún tipo de daño, es decir, cerca de 10 millones de personas
están afectadas, aunque la cifra oficial mexicana, proporcionada por el
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), de acuerdo
con su medición, es de 1.8 por ciento del total; es decir, suman un millón 795
mil 300 personas.
Ello exige, afirmó, cambios en
el rumbo de las políticas económicas y sociales. En México tenemos ya un piso
de negociación en materia de pobreza y marginación. La sociedad civil debe
organizarse para hacer elevar su voz y dar solución para este y otros segmentos
de la colectividad. Sin modificaciones, toda la energía y esfuerzo cotidiano se
desaprovechará si las familias siguen con un deterioro progresivo en su calidad
de vida.
La discapacidad y miseria ya
no deben ser sólo motivo de caridad, sino de asistencia para construir un mundo
más justo, en donde se reconozca a todos los ciudadanos como sujetos de derecho
sin discriminación, dijo.
Por desgracia, abundó, la
sociedad no está preparada para convivir con la diversidad, para incrementar la
calidad de vida de los individuos con alguna limitación en sus funciones o
sentidos. Hay mucho trabajo por hacer, urgió, para volverla más equitativa y
que reconozca a todos los grupos distintos.
Se debe transitar hacia ese
objetivo. “Todas las personas somos capaces, sólo se requieren los apoyos
necesarios y la estimulación adecuada”, indicó la especialista; seguramente, si
trabajáramos en ello, los niveles de discapacidad disminuirían.
Respecto del trabajo en la
UNAM, explicó que los jóvenes que se forman en el CISEE alcanzaron logros en su
autonomía, estabilidad emocional, capacidad de razonamiento y autodirección. El
Modelo Educativo basa sus acciones y el apoyo psicológico en valores de
respeto, solidaridad y bien común.
Además del servicio que en ese
Centro se ofrece a personas con discapacidad intelectual y a sus familias, se
brinda ayuda a las comunidades: información, canalización, diagnóstico y terapias. Asimismo, se apoya el trabajo de
otras organizaciones de servicios similares.
Es importante mencionar que
ahí se desarrollan las funciones sustantivas universitarias, es decir, se
cuenta con un Modelo de Formación en el Servicio a través del cual se reciben
estudiantes para que realicen sus prácticas profesionales y servicio social, se
brindan asesoría para trabajos de tesis, escolares y de investigación. Se
genera también conocimiento que contribuya a mejorar la calidad de vida de los
afectados y de sus familias.
Como puede observarse, existe
una enorme disparidad en los datos sobre el daño y circunstancia de los sujetos
por la falta de un criterio unificador, lo que
plantea un primer cuestionamiento en el diseño de las políticas públicas
con que se cuenta en el país para su atención en los ámbitos de la salud,
educación, derechos humanos, inserción laboral e integración social.
En este sentido, Raquel
Jelinek consideró por último que algunos programas no están siendo
instrumentados sobre bases firmes que permitan una medición de sus alcances y
de sus logros, por lo que ese sería el primer y principal reto.
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Foto 02
Raquel Jelinek, de la Facultad de Psicología de la UNAM, afirmó que la sociedad actual no está preparada para convivir con la diversidad e incrementar la calidad de vida de los individuos con alguna limitación en sus funciones o sentidos.