06:00 hrs.  25 de Diciembre  de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-952

Ciudad Universitaria 

Pies de fotos al final del boletín

 

ANTE LA TASA DE CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO, FALTAN ESPACIOS PARA VIVIR EN LA CIUDAD DE MÉXICO

 

·        Jorge Cervantes Borja, del CIEP, de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, advirtió sobre el ensanchamiento de la mancha urbana hacia suelo de conservación

·        Se requiere una “estrategia intersectorial”, a fin de integrar instrumentos jurídicos que regulen esta situación, indicó

·        Los asentamientos irregulares ocupan 300 hectáreas protegidas por año, de las cuales sólo se logran rescatar 134; es decir, 40 por ciento, advirtió

 

La Ciudad de México mantiene una tasa de crecimiento demográfico anual de 1.9 por ciento, lo que genera una alta demanda de espacios para vivir; es decir, hay un desdoblamiento importante de su población, alertó el catedrático del Centro de Investigaciones y Estudios de Posgrado (CIEP) de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, Jorge Cervantes Borja.

 

Afortunadamente, y aunque el arribo de personas del resto del país continúa, el proceso viene desacelerándose, añadió. Sin embargo, el incremento natural de la sociedad implica necesariamente una demanda territorial.  Como ello no está previsto porque no hay un proceso de planeación, la mancha urbana se dirige hacia suelo de conservación.

 

El mayor avance de la metrópoli se da en zonas ecológicas; es decir, 35 por ciento –30 mil 955 hectáreas, según datos oficiales del 2000– de superficie protegida está invadida. “Ahora debe ser más; cerca de 40 por ciento”, agregó el especialista.

 

El Distrito Federal tiene una superficie de 149 mil 524 hectáreas; 61 mil 82 son de uso urbano y 88 mil 442 de conservación. Del suelo resguardado 62 mil hectáreas, 70 por ciento, son de propiedad social: ejidos, terrenos comunales y de poblados rurales.

 

El crecimiento de la ocupación de espacio bajo cuidado, que consigna el Programa General de Desarrollo Urbano del Distrito Federal, es de 300 hectáreas por año, de las cuales sólo se logran rescatar 134; es decir, 40 por ciento; “menos de la mitad”, se lamentó Cervantes Borja.

 

“Esto es igual que en la economía. Tenemos un sector informal con más impacto que el establecido. Así, el avance metropolitano empieza a registrar mayores asentamientos irregulares en algunas delegaciones; más importantes en número y tamaño que los urbanos”, consideró el experto.

 

En ese sentido, el universitario aseguró que hace falta una “estrategia intersectorial” en todas las dependencias del Gobierno del Distrito Federal, a fin de integrar instrumentos jurídicos que regulen esta situación.

 

El investigador Cervantes Borja dijo que el fenómeno del aumento desordenado en tierras de conservación se explica por la inercia del suelo sin protección legal adecuada. Ello permite que la gente se asiente donde más facilidades tiene; y ese no es, obviamente, el espacio de las delegaciones centrales, que es poco, limitado, caro y sujeto a una serie de normas difíciles de cumplir por la población de escasos recursos.

 

“Es una comunidad pobre, precarista, que tenderá a irse donde encuentre oportunidad para ubicarse, y esas son las periferias del Distrito Federal, sobre suelo de conservación”, subrayó.

 

El problema es, precisó Jorge Cervantes, que ese conglomerado crece sin que haya suficiente infraestructura, sin servicios, equipamientos y en los peores lugares para edificar: cuencas, valles, cauces de ríos y fuertes pendientes. Muchos de ellos se encuentran en situación de riesgo, en cerros y montañas. Además, esas comunidades reclamarán: agua, drenaje, vialidades y transporte.

 

Las soluciones a esta problemática no se han contemplado. No hay hasta ahora un programa adecuado para regular este tipo de fenómeno, concluyó.

 

 

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Foto 1

El urbanista universitario Jorge Cervantes Borja sostuvo que el mayor crecimiento de la ciudad se da en suelo de conservación.

 

Foto 2

El fenómeno del crecimiento desordenado en áreas de conservación se explica por la inercia del suelo sin protección legal adecuada, indicó el planificador de la UNAM Jorge Cervantes Borja.