Boletín UNAM-DGCS-807
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Universitaria
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EL FACTOR RELIGIOSO, FUNDAMENTAL EN LAS ELECCIONES NORTEAMERICANAS
· El miedo de los estadounidenses a raíz del ataque del 11 de septiembre fue central para un regreso a los valores y a una espiritualidad: coinciden especialistas de la UNAM
·
Con este triunfo inicia una debacle para el
Partido Demócrata: José Luis Valdés-Ugalde
·
Las posiciones extremas de los dos
candidatos fueron lo que provocó la alta participación electoral
·
Los comicios del pasado 2 de noviembre son
la consolidación de una revolución neoconservadora
El factor religioso fue fundamental para
el éxito del presidente Bush en las recientes elecciones en Estados Unidos; a
éste se vinculan los valores y el miedo que produjo al ataque sufrido el 11 de
septiembre de 2001, señaló José Luis Valdés-Ugalde, director del Centro de
Investigación Sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM.
Lo anterior fue expuesto
durante la mesa redonda “El resultado electoral en Estados Unidos 2004. ¿Crisis
de gobernabilidad?”, realizada en el
Auditorio “Mario de la Cueva” de la Torre II de Humanidades.
El ataque que sufrió Estados
Unidos produjo en los estadounidenses una sensación de fragilidad y exposición
con respecto al exterior; esto provocó que la sociedad recurriera a los
referentes tradicionales, a los valores morales que han dominado el imaginario
colectivo.
Los norteamericanos se
identificaron con un presidente al que reconocían porque era un creyente
profundo, no sólo de Dios, sino de sus ideales; era coherente con lo que
pensaba. Es decir, George W. Bush siempre siguió su política,
independientemente de si era correcta o no.
De esta manera destaca la
diferencia que hay entre una sociedad de un país desarrollado como Estados
Unidos, de otras como Francia o Alemania, cuyos electores votan con el interés
económico de por medio y nunca por la seguridad o la defensa.
Por otro lado, subrayó que con
este triunfo inicia una debacle para el Partido Demócrata, que al mismo tiempo
es la capitalización de un desastre ya anunciado. Los ciudadanos no olvidaron
la importancia de los valores tradicionales y determinaron la elección.
Por su parte, Paz Consuelo
Márquez-Padilla, del CISAN, destacó que estos comicios son la consolidación de
una revolución neoconservadora. El presidente republicano fue reelecto con el
mayor número de votos populares: obtuvo 274 del Colegio Electoral contra 252 de
Kerry. Le ganó por más de tres millones de sufragios aproximadamente.
Obteniendo así el mayor número de respaldo en la historia de los Estados
Unidos.
Estos datos, dijo, son leídos
como una autorización para seguir en el camino establecido. La percepción es
que el pueblo estuvo de acuerdo con sus políticas tanto internas como
exteriores.
Se expresó una profunda
división de la sociedad norteamericana. Las dos posiciones de los candidatos se
fueron a los extremos. La población se dividió en 51 por ciento conservadora y
48 liberal, aseguró.
Así, resaltó que esta victoria
no se logró conforme a uno de los tradicionales axiomas de la política
electoral debido al buen o mal estado de la economía. Tampoco se decidió por
que se haya percibido una situación de crisis durante la cual los
estadounidenses acostumbran cerrar filas detrás de su presidente. A pesar de
ser un país en guerra, esta no fue la principal causa de la decisión electoral.
Su motor, reveló, fue algo más
profundo: una preocupación por los llamados valores estadounidenses, asuntos
sociales que hicieron que los ciudadanos salieran a sufragar. Las posiciones
extremas fueron lo que provocó la alta demanda electoral.
Por su parte José Luis Orozco, de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, apuntó que el miedo fue
uno de los principales factores que provocó la elección de George W. Bush; no
es algo nuevo. En la historia de los EU un gran número de elecciones ha sido
definida por la histeria, que se puede encontrar desde los comienzos de la
república.
En este sentido, el voto que le dio la
victoria fue de la manipulación mediática. La falta de planteamientos, de
alternativas serias en el sistema da a entender la forma en la cual los medios
controlaron la jornada. También es una aceptación del llamado gozo
armamentista.
Además, permite ver que el
proceso de globalización entra en una nueva fase. Es una mononacionalización,
con la expansión de un solo modelo nacional, que hará que las diferencias,
incluso las europeas, tengan poco valor.
Esto nos lleva al gran
resultado de estas elecciones. El viraje que se da de la elasticidad pragmática
que caracterizó al sistema político norteamericano desde sus inicios por más de
dos siglos, a la rigidez dogmática, que en su momento puede ser abiertamente
imperial.
En su oportunidad, Manuel
Chávez, de la Universidad del estado de Michigan, subrayó que el escenario de
Estados Unidos representa la tensión y divisiones de la elite política.
En cuanto al electorado,
abundó, se mantiene relativamente cercano a la media promedio en cuanto a la
opinión, prioridades, intereses y preferencias. La llamada polarización se da
en temas que han divido a la población desde 1970, como el aborto y los
derechos en torno a los matrimonios gays. Pero no son tan profundos en la
mayoría de los temas nacionales.
En los últimos años la intensa
competencia política ha provocado tácticas para atraer a los indecisos. La
estrategia usada por la elite política integrada por líderes de opinión
(medios, políticos y partidos), presentan una posición ideológica que sugiere
la existencia de un país con fragmentaciones
significativas, consideró.
Pero a pesar de que esa nación
atraviesa un periodo de división ideológica, no significa que haya un problema
de gobernabilidad y menos, de separación y
polarización de los votantes, finalizó.
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Manuel Chávez,
José Luis Valdés-Ugalde, César Pérez-Espinosa, Paz Consuelo
Márquez-Padilla y José Luis Orozco
Alcántar, coincidieron en señalar que el factor religioso fue fundamental en
las recientes elecciones en Estados Unidos.
José Luis
Valdés-Ugalde, del CISAN, resaltó los estados de la Unión Americana donde Bush
obtuvo ventaja en las recientes elecciones presidenciales. (A su derecha César
Pérez-Espinosa, del CISAN).