06:00 hrs. Octubre 31 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-794

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

DESIGUAL, EN EL PAÍS, LA PROTECCIÓN CIVIL EN MATERIA DE SISMOS

 

·        Afirmó Luis Esteva Maraboto, investigador emérito del II y ganador del Premio Nacional de Protección Civil 2004

·        Debe mejorarse la formación de ingenieros y establecer reglas adecuadas en todo el territorio, apuntó

·        En la actualidad trabaja para lograr estructuras más eficientes, con menores márgenes de incertidumbre; es decir, con mayor seguridad y menor costo

 

La protección civil en materia de sismos no se ha desarrollado a la par en todo el territorio nacional, consideró Luis Esteva Maraboto, investigador emérito del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM y ganador del Premio Nacional de Protección Civil 2004.

 

Hay diferencias, añadió, por lo que debe hacerse un esfuerzo por mejorar la formación de ingenieros y establecer reglas adecuadas para cada región del país. Pero ello “no es tan fácil, porque cada municipio establece sus propias normas de construcción y atacar el problema requiere del interés y atención de mucha gente”, abundó.

 

Un aspecto favorable es que los profesionales que diseñan obras importantes se basan en documentos que, aunque no son obligatorios por ley, son técnicamente adecuados y aceptables, como el Manual de Obras Civiles, editado por la Comisión Federal de Electricidad con la participación del II y del propio investigador.

 

Otro aspecto preocupante para el también Premio Universidad Nacional, es que muchas de las edificaciones familiares y viviendas populares no aprovechan los avances de la ingeniería y, en ocasiones, son las más vulnerables.

 

La manera de atacar este problema, opinó, no es mejorar las normas, sino hacer labor social: “proporcionar guías a quienes no tienen acceso a los avances para construir su propia morada”.

 

Las principales líneas de trabajo de este científico se han orientado a tratar problemas ubicados en la frontera de la sismología –análisis y determinación de peligros telúricos– y la ingeniería –los criterios para calcular respuestas y diseños resistentes a seísmos–.

 

Su labor ininterrumpida, reconocida por el gobierno federal con el premio que recibió del presidente de la república el 19 de septiembre en Palacio Nacional, se enfoca a modernizar normas sísmicas de acuerdo con tendencias mundiales.

 

Explicó que tales disposiciones utilizan indicadores más precisos sobre el comportamiento de las estructuras para fines de diseño; es decir, criterios basados en el desempeño, factible gracias a herramientas de cálculo como las computadoras. Así, aseguró, “lograremos estructuras más eficientes, con menores márgenes de incertidumbre; se logrará mayor seguridad con menos dinero”.

 

Las investigaciones del doctor Esteva Maraboto han tenido múltiples aplicaciones. Por ejemplo, participó en la revisión de las normas de construcción del Distrito Federal, pues el terremoto de 1985, reconoció, “sorprendió porque tuvo una intensidad mucho mayor de las conocidas. Las evidencias no nos hacían sospechar de una magnitud tan grande como la del 19 de septiembre”.

 

Después de aquellos trágicos sucesos, los lineamientos se han revisado tres veces. El último Reglamento de Construcción es de este año, y las normas técnicas complementarias, herramientas más detalladas para aplicarlo, están listas luego de pasar el escrutinio de los cuerpos colegiados de organizaciones de ingenieros. Están en prensa y pronto se podrá disponer de ellas.

Esa labor, aclaró, no es sólo personal, sino de muchos expertos, muchos de los cuales laboran en este Instituto.

 

Para las nuevas disposiciones se considera la intensidad de aquel movimiento telúrico y “un poco superior”, aunque no demasiado. En ello, aclaró, no se puede ser conservador, sino establecer un equilibrio entre seguridad y economía o costo de las edificaciones.

 

Luis Esteva se ocupó de conocer las oscilaciones naturales y criterios para diseñar estructuras resistentes desde 1959, apenas dos años después de presentarse el hasta entonces mayor movimiento registrado en la Ciudad de México, el que tiró el Ángel de la Columna de la Independencia, lo “peor que podía pasar”, recordó.

 

En sus inicios, su trabajo fue experimental y de laboratorio, obteniendo resistencias laterales de muros de mampostería que sirven para resistir los temblores en estructuras poco altas.

 

Posteriormente, cuando empezó a tratar de estimar qué vibraciones se podían presentar y sus peligros, propuso una regionalización sísmica del país, la cual ha sido base para establecer criterios de diseño en distintas regiones, porque estos tremores son diferentes en cada sitio.

 

Para lograrlo se necesita conocer geología nacional y datos estadísticos sobre las magnitudes generadas en cada fuente. Se debieron “establecer relaciones entre la intensidad de un evento, que es la energía disparada en el epicentro, y la fuerza de movimiento del terreno en cada localidad, así como la distancia entre los dos sitios”.

 

Al conocer esa correspondencia se pueden establecer criterios de comportamiento en un lugar dado, abundó. Sin embargo, cuando se habla de seísmos no se puede determinar una seguridad absoluta; hay que diseñar las construcciones con base en la probabilidad de que los sacudimientos se excedan. “Siempre aceptamos un cierto riesgo”, reveló.

 

Luego de casi medio siglo de labor en la UNAM, aseguró estar convencido de que en esta casa de estudios aún hay mucho por hacer. “Me gustaría que tuviéramos más instituciones comparables en el país. Las necesitamos”, concluyó.

 

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FOTO 01

Para el Premio Nacional de Protección Civil 2004, Luis Esteva Maraboto, muchas edificaciones familiares y populares no aprovechan los avances de la ingeniería y, se vuelven vulnerables.

 

FOTO 02

Es favorable que quienes diseñan obras importantes se basen en documentos técnicamente adecuados: Luis Esteva Maraboto, investigador emérito del Instituto de Ingeniería de la UNAM.