Boletín UNAM-DGCS-754
Ciudad Universitaria
LOS GRUPOS CIUDADANOS DEFINEN LA VIDA POLÍTICA MODERNA: GRISELDA GUTIÉRREZ
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Ante los grandes problemas que encaran hoy
día nuestros ordenamientos se están presenciando las más variadas formas de
reacción social, destacó la académica de la FFyL
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Los grandes rezagos han contribuido a
agudizar las injusticias y a configurar nuevas caras de la inequidad y la
exclusión, mencionó
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Participó en el Coloquio Internacional sobre
Republicanismo que se efectúa en esta casa de estudios
Están amenazadas la
estabilidad y viabilidad de los ordenamientos por grandes problemas, lo que
incluso ocasiona que se presencian las más variadas formas de reacción social y
una proliferación de actores, afirmó Griselda Gutiérrez, académica de la
Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.
Al participar en el Coloquio
Internacional sobre Republicanismo, efectuado en el salón de actos de esa
dependencia universitaria, destacó que la política moderna no ha tenido como
sujetos por excelencia a los ciudadanos individuales. Son los grupos, en sus
variadas modalidades, los que han y continúan definiendo la vida participativa.
Esto debido a los grandes
rezagos o la forzada incorporación a una dinámica de interdependencia en el
ámbito internacional que también ha contribuido a agudizar las injusticias y a
configurar nuevas caras de la inequidad y exclusión, señaló.
Hoy, comentó, a la tradicional
población de nuestra geografía política se suman actores para los cuales los
referentes clasificadores usuales no aplican, tal es el caso de los
barzonistas, los ahorristas, las grandes firmas multinacionales de inversión
múltiple de nacionalidad definida, las masas de migrantes, los vendedores
informales o las grandes redes de delincuencia organizada, entre otros.
Junto a ellos, precisó, están
los individuos o agrupaciones cuyos perfiles, banderas, formas organizativas,
repertorios de acción, espacios de intervención y temporalidades son de lo más
diverso y disperso como para situarles inequívocamente en un terreno no
político, antipolítico, político o necropolítico.
Este es el caso de
asociaciones civiles, frentes, movimientos, grupos altermundistas, guerrilleros
pacifistas, grupos paramilitares, organizaciones no gubernamentales o terroristas,
abundó.
A todos ellos, refirió, lo que
nos conmina a actuar colectivamente es la búsqueda de alternativas que permitan
cauces políticos de convivencia, de procesamiento político de nuestras
diferencias y de solución a nuestros conflictos.
Se trata de buscar
alternativas que permitan pensar en la ciudadanización de la política como una
posibilidad pertinente, relevante y actual en vías de una mayor densidad al
espacio público, mencionó.
La actualidad de esta
propuesta reside en que, pese a la abrumadora tendencia a dirimir los
conflictos individuales y colectivos por cauces extraestatales o extralegales,
se da una gran proliferación de iniciativas de sesgo ciudadano por cuanto
reclaman la inclusión, espacio público para hacerse oír, dirimir sus diferencias
y en el cual se procesan sus reivindicaciones, subrayó la profesora
universitaria.
En su oportunidad, Alejandro
Salcedo, profesor de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán (FESA), destacó
que en México, durante los últimos años, se ha revelado una crisis profunda del
modelo de Estado nación en nuestra tradición liberal.
La política neoliberal,
subrayó, es la única versión del proyecto modernizador y llevada a su extremo
ha acrecentado significativamente la distancia entre el México occidentalizado
y el “profundo”. “Antes, el proyecto liberal respondía al reto de unificar la
nación, sobre todo con Venustiano Carranza, que en su versión actual conduce de
hecho a aumentar la escisión entre estos dos méxicos”.
En este país, ejemplificó, el
movimiento neozapatista evoca a otra idea de democracia y nación, presente en
los grandes movimientos políticos de nuestra historia y en la memoria de otros
comunitaristas que han sido reprimidos durante casi dos siglos de vida
independiente.
Dicho acto insurreccional
interpela la práctica liberal del Estado mexicano y, a la vez, reclama derechos
que tienen coincidencias sorprendentes con la tradición democrática
republicana, comentó.
Esto implica una propuesta
para destituir a la democracia como una característica solamente formal de los
procedimientos de los aparatos gubernamentales, y definirla como un modo de
vida donde los sujetos sociales en las relaciones cotidianas viven, crean y
recrean los valores que contribuyen a la realización de las posibilidades
inmanentes a la humanidad, puntualizó.
De este modo, la democracia sería parte
inherente a la organización indígena, la cual puede entenderse como la gestión
colectiva-comunitaria del consenso a través del convencimiento del otro en
diálogo, donde se privilegian los valores y los sentimientos de la voluntad
mayoritaria, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
Alejandro Salcedo, de la FES Acatlán,
destacó que en el México de los últimos años se ha revelado una crisis profunda
en el modelo de Estado nación de nuestra tradición liberal.
FOTO 02
Nuestros ordenamientos ven amenazada su
estabilidad y viabilidad, mediante varias formas de reacción social y
proliferación de actores, indicó Griselda Gutiérrez, de la FFyL de la UNAM.
FOTO 03
Daniel Reventos, Alejandro Salcedo, Pedro
Enrique García, Carlos Suárez y Griselda Gutiérrez durante el Coloquio
Internacional sobre Republicanismo, efectuado en la FFyL de la UNAM.