06:00 hrs. Octubre 17 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-750

Ciudad Universitaria

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REJUVENECE EL CEREBRO LA ACTIVIDAD DEPORTIVA CONSTANTE

 

·        Las personas que hacen ejercicio mejoran la funcionalidad de ciertas áreas craneales, como las frontales, que permiten planear y organizar, principalmente

·        Permite que el cerebro genere sustancias que protegen a las neuronas y las mantenga vivas

·        La meditación refuerza el sistema inmunológico, el cual protege al individuo de sufrir diversas enfermedades

 

El ejercicio mejora el aspecto físico de las personas y rejuvenece el cerebro, al acrecentar sus funciones cognitivas, como la atención, memoria y concentración, señaló Feggy Ostrosky, jefa del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

Explicó que el acondicionamiento aumenta el funcionamiento del sistema cardiovascular; además, ayuda a prevenir diversas enfermedades como cáncer, diabetes y depresión. Señaló que estudios recientes de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, revelan que para evitar el envejecimiento prematuro del cerebro es necesario la practica deportiva regular.

 

Resaltó que “con el paso de los años este órgano pierde peso y sus facultades correspondientes; de ahí la importancia de la actividad física para evitarlo. Nacemos con una masa cerebral que pesa 350 gramos aproximadamente, y en la etapa adulta alcanza un kilo y medio. Sin embargo, a partir de los treinta años empezamos a perder neuronas. De forma que al paso de siete décadas pierde alrededor de medio kilo”.

 

La académica dijo que los análisis realizados tanto en animales como en humanos, reafirman que el deporte es indispensable para lograr mejor calidad de vida. “Una de las características del mundo contemporáneo es que gracias a los avances en salud y tecnología, la expectativa global de vida ha aumentado. Mientras que en 1900 era de 47 años, para 1996 era de 65. Actualmente es de 72 años”.

 

En los estudios con personas los científicos compararon a dos grupos de adultos cuyas edades oscilaban entre los 55 y 80 años. A un conjunto se le asignó rutinas en caminadora; el otro permaneció sin ninguna actividad física. Quienes practicaron deporte obtuvieron mayor puntaje en sus exámenes de memoria y atención.

 

A los beneficiados por la activación se les evaluó con técnicas de neuroimagen, que permiten medir con precisión el tamaño de las estructuras encefálicas. Se encontró que eran parecidas a las más jóvenes; no correspondían a su edad desde el punto de vista anatómico.

 

Abundó que en otros exámenes de tipo neuropsicológico para analizar el tejido cerebral en un solo grupo –antes y después de hacer ejercicio aeróbico tres veces a la semana de 30 a 60 minutos– encontraron que las personas activas mejoraban en su condición y funcionalidad cerebral en ciertas áreas, como las frontales (encargadas de planear, organizar y secuenciar), temporales (participan en la memoria, que se deteriora con el envejecimiento) y parietales.

 

En cuanto a los estudios básicos, Feggy Ostrosky señaló que se analizaron los cambios moleculares en ratas puestas a hacer ejercicio; los resultados mostraron que su actividad generó modificaciones cognoscitivas y estructurales en su cerebro.

Se puso a un grupo de roedores a nadar, a otro sólo se le dio  alimento (comida alta en carbohidratos) y a uno más se le obligó a moverse. En los resultados las ratas bajo condición libre, es decir, que hicieron ejercicio sin ser forzadas, resolvieron rápidamente los problemas que se les pusieron, a diferencia de aquellas presionadas.

 

Con base en lo anterior, los expertos concluyeron que el ejercicio genera mayor factor neurotrófico de crecimiento. Es decir, da mayor protección a las neuronas para mantenerlas vivas. “Hasta hace poco se pensaba que la plasticidad cerebral, la capacidad en nuestro cerebro para cambiar en relación con la experiencia, se restringía a etapas de inmadurez, a la niñez, pero aún en ratas mayores, equivalentes a más de 55 años humanos, el ejercicio sí tiene efectos”, afirmó.

 

Sobre el tiempo ideal para hacer ejercicio, las conclusiones fueron que existe una notable diferencia entre hacer 30 o 45 minutos. Se obtuvieron mejores resultados entre quienes se ejercitaron por tres cuartos de hora, mientras que en aquellos que lo hicieron media hora no obtuvieron efectos satisfactorios.

 

La académica también comentó que otros estudios refieren que el cerebro también experimenta beneficios con ejercicios destinados al control muscular. “En la actividad física que requiere concentración, elasticidad y movimientos precisos como el yoga, las personas han mejorado sus procesos de memoria y atención”.

 

La meditación, por ejemplo, refuerza el sistema inmunológico. Estudios demostraron que quienes la practican por lo menos dos veces por semana tenían fortalecida esa estructura, que los protege de sufrir diversas enfermedades.

 

También se relaciona con la liberación de endorfinas, sustancias que regulan el dolor y otros compuestos químicos producidos durante la ejercitación, como la noradrenalina (que activa y mantiene en  alerta), dopamina y serotonina (relacionadas con el control motor), neurotransmisores involucrados con el estado emocional. En la gente deprimida, el ejercicio potencia el efecto de los antidepresivos.

 

 

 

Referente a los experimentos en laboratorio, subrayó que su campo es la neuropsicología. De acuerdo con la especialista se han desarrollado instrumentos validados y estandarizados para México mediante ejercicios de rehabilitación de los procesos de atención, memoria y  lenguaje. “Básicamente estudiamos a niños, adultos con alteraciones en el cerebro”, finalizó.

 

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El ejercicio rejuvenece el cerebro, al acrecentar sus funciones cognitivas, como atención, memoria y concentración, señaló Feggy Ostrosky, jefa del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la FP de la UNAM.

 

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La especialista universitaria Feggy Ostrosky explicó que el acondicionamiento aumenta el funcionamiento del sistema cardiovascular; además, ayuda a prevenir diversas enfermedades como cáncer, diabetes y depresión.