06:00 hrs. Octubre 16 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-748

Ciudad Universitaria

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GANA ACADÉMICA DE LA UNAM PREMIO LATINOAMERICANO DE MUSICOLOGÍA

 

·        La investigadora de la ENM, Evguenia Roubina Milner, recibió el reconocimiento otorgado por el Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica de Chile

·        Comprobó que en la Nueva España, en la segunda mitad del siglo XVIII, se escribía e interpretaba música orquestal durante la misa

·        Ese hallazgo modifica la creencia generalizada de que nuestro país carecía de un desarrollo continuo de esa figura al nacer a su vida independiente

 

La académica de la Escuela Nacional de Música (ENM) de la UNAM, Evguenia Roubina Milner, ganó el IV Premio Latinoamericano de Musicología “Samuel Claro Valdés” 2004, que otorga el Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

El reconocimiento le fue entregado por su investigación “Aportes para el estudio de la música orquestal en la Nueva España: Obras instrumentales de Ignacio Jerusalem”, con la que se pudo comprobar que en el México Colonial, en la segunda mitad del siglo XVIII, se escribían e interpretaban sinfonías y esa armonía orquestal se tocaba en la misa y, más específicamente, en el ofertorio.

 

Tal hallazgo es de la mayor relevancia para la historiografía de ese periodo en el continente y modifica la creencia generalizada de que nuestro país carecía de un desarrollo continuo de esa figura al nacer a su vida independiente.

 

La universitaria ha podido probar con documentos de diferentes acervos catedralicios que ese género se interpretaba de forma sistemática en las ceremonias litúrgicas, y no como se creyó, fuera del servicio eclesiástico y de manera eventual.

 

La investigadora –que también es violonchelista– recordó que comenzó sus indagaciones en 1997, cuando encontró partituras orquestales de autores novohispanos y españoles en el Archivo Eclesiástico de la Catedral de Durango: “Para mí fue un nuevo ‘descubrimiento de América’, porque hasta ese entonces lo que se decía y sabía de ese tipo de música en la Nueva España era poco cierto o prácticamente nulo”.

 

Aunque, aclaró, el trabajo ganador se orienta de forma exclusiva a la obra de Ignacio Jerusalem, uno de los personajes más importantes del virreinato que se dedicó, entre otros géneros, a la composición instrumental. Fue un italiano que por 20 años ocupó el cargo de maestro de capilla de la Catedral Metropolitana de México.

 

Sus primeras obras se encontraron en la catedral de Durango. Desde entonces su búsqueda siguió por diferentes colecciones catedralicias, por ejemplo, en Puebla y la Ciudad de México, donde halló otras.

 

Evguenia Roubina Milner corroboró la presencia de textos en diferentes lugares por la “migración” propiciada por los propios integrantes de las capillas virreinales y no, como se creía, por las adquisiciones que se hacían en Europa por encargo de las autoridades eclesiásticas.

 

“Se pudo establecer que Ignacio Jerusalem fue apreciado por sus colegas, quienes copiaban sus obras, que llegaban a integrarse a los archivos de diferentes recintos religiosos cuando sus cabildos decidían la adquisición de colecciones particulares”, explicó.

 

Este caso es curioso, calificó la experta. No obstante que su obra se estudia desde hace años por musicólogos como Robert Stevenson, Craig Russell y Annibale Cetrangolo, entre otros, sólo dos investigadores mexicanos habían señalado la presencia en su legado artístico de los llamados “versos orquestales”, pero sin mayor precisión de datos.

En cuanto a sus oberturas y marchas, la noticia sobre la existencia de estas composiciones, que Roubina Milner asentó en su libro Los instrumentos de arco en la Nueva España, publicado en 1999, pareció pasar desapercibida.

 

A pesar de la relevancia de estos hallazgos en sí, aún más importante resultó el descubrimiento de la relación de esas partituras con las prácticas musicales coloniales, porque no se sabía nada al respecto. “Se necesitaron años para averiguar cómo, por qué y desde cuándo empezaron a ejecutarse obras orquestales en las catedrales novohispanas”, subrayó.

 

“No obstante que la mayor parte de los testimonios documentales de los que se dispone corresponden a la segunda mitad del siglo XVIII, se ha podido precisar que la tradición interpretativa orquestal se arraigó en los templos desde las primeras décadas de esa centuria y perduró hasta el siglo XIX”, expresó.

 

A pesar de que no se sabe a ciencia cierta la fecha en que fueron escritas las oberturas y versos orquestales de Ignacio Jerusalem, la investigadora atribuye algunas de ellas a la década de 1760, pues en estos años fueron adquiridos en Europa y llegaron a la Catedral Metropolitana de México, los instrumentos requeridos para su interpretación.

 

Hoy se poseen pruebas documentales de que la ejecución de la música durante el ofertorio de la misa se practicaba en las catedrales de Durango, Morelia, Puebla, Metropolitana de México, en la Colegiata de Guadalupe y en algunos colegios. Se piensa que esta usanza no pudo ser distinta en España: “Los archivos virreinales revelan muchos de los misterios de la armonía ibérica. Incluso, se ha encontrado melodía sinfónica peninsular que en Europa se creía perdida para siempre”, añadió.

 

Al referirse al premio bianual, Evguenia Roubina Milner destacó que es uno de los pocos que se destinan a especialistas del ramo de música latinoamericana. Además, da la oportunidad de publicar la monografía distinguida en Resonancias, revista editada por el Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y así difundir los resultados de la investigación.

 

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Evguenia Roubina Milner, de la ENM de la UNAM, ganó el IV Premio Latinoamericano de Musicología “Samuel Claro Valdés” 2004, otorgado por el Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

FOTO 02

La musicóloga universitaria Evguenia Roubina Milner pudo comprobar que en el México Colonial, en la segunda mitad del siglo XVIII, se escribían e interpretaban sinfonías en el ofertorio de la misa.