15:00 hrs. Octubre 13 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-736

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

EN EL SISTEMA ECONÓMICO Y SOCIAL ESTÁ EL MAYOR PELIGRO PARA LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA

 

·        El filósofo Adolfo Sánchez Vázquez convocó a los universitarios a defender este valor

·        Las ciencias sociales y las humanidades se encuentran en una situación desfavorable: Julio Labastida

·        Ambrosio Velasco, director de la FFyL, señaló que la vida universitaria y de las Humanidades requiere de su desarrollo

·        La autonomía de la UNAM está restringida porque cada año le limitan sus recursos: Axel Didriksson

·        Para el director del IIB, Vicente Quirarte, en varios instantes de su existencia la Universidad ha experimentado la confusión que sus malos traductores hacen de ese concepto

 

La mayor amenaza para la autonomía universitaria proviene de la mercantilización avasallante, que convierte todo en mercancia y en donde toda actividad humana se juzga por el criterio de la productividad, del éxito, eficiencia y rentabilidad económica,  aseguró el profesor emérito de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, Adolfo Sánchez Vázquez.

 

Al participar en la mesa “La autonomía universitaria y su impacto en las ciencias sociales y las humanidades” moderada por la coordinadora de Humanidades, Mari Carmen Serra Puche, el filósofo convocó a todos los universitarios, académicos, estudiantes y trabajadores, “a salir al paso de todo aquello que en el plano económico o político atente contra su autonomía, venga de donde venga”.

Durante el tercer día de las Jornadas por la Autonomía, que en esta ocasión se realizaron en la FFyL, Sánchez Vázquez hizo una crítica al sistema en el que al valor del cambio se supeditan la verdad, belleza y honestidad.

 

En ese sistema que vivimos hoy en su fase más explotadora y depredadora, en el neoliberalismo, la universidad no puede escapar  a sus amenazas, pero ante ellas tiene que hacer frente a las tendencias impulsadas por los organismos económicos internacionales, hegemonizados por Estados Unidos, para privatizar la educación superior, señaló.

 

Expuso que la autonomía de las universidades públicas como la UNAM es un obstáculo a los fines de la privatización, y por ello se pone empeño en las instituciones privadas, sin autonomía, cuyo modelo es empresarial, las cuales son guiadas por el lucro, ganancia y rentabilidad del mercado.

 

Sánchez Vázquez agregó que esta figura se manifiesta en la investigación, docencia y difusión del saber, como la posibilidad de optar entre diversas alternativas del pensamiento, así como a la crítica y el disenso.

 

También, se expresa en la libertad de cátedra y de investigación y es incompatible con el pensamiento dirigido, que imponían ayer los regímenes totalitarios o con el pensamiento único que trata de imponer en nuestros días el liberalismo.

 

Por su parte, el investigador e integrante de la Junta de Gobierno, Julio Labastida, advirtió que las ciencias sociales y las humanidades en el país se encuentran en una situación desfavorable, pues a estas disciplinas le han restado importancia quienes las sitúan frente a prioridades  políticas y sociales definidas por los gobiernos recientes.

 

No se trata, dijo, de un ataque ideológico abierto y directo: es más bien un problema de asfixia en un contexto definido por la regresión de las políticas públicas y la banalización de la ciencia y la cultura, unido a la profundización de la crisis económica que enfrenta  el país.

 

Agregó que ante la globalización asimétrica que generan la marginación y exclusión crecientes de la mayoría de la población mundial, se deben construir estrategias de desarrollo integral alternativo, así como buscar el establecimiento de redes nacionales  e internacionales entre  los investigadores y las instituciones.

 

A su vez, el investigador emérito Luis Villoro, del Instituto de Investigaciones Filosóficas, indicó que la universidad con autonomía es la conciencia crítica de la sociedad.

 

Existe, dijo, una paradoja en ella. Por una parte, tiene una función integradora en la sociedad, y por otra, es crítica y va contra toda enajenación social. Ello da lugar a un contraste entre las instituciones críticas y técnicas, estas últimas obedientes al mercado.

 

Así, añadió, la universidad autónoma es contraria a la capacidad puramente productiva de las empresas. También tiene una función de lucha contra la alineación, frente a todas las convenciones sociales establecidas y frente al poder de los partidos políticos.

 

Para el director del Centro de Estudios Sobre la Universidad, Axel Didriksson, la autonomía de la UNAM está restringida cuando le limitan sus recursos. Por ello, hacia el exterior debe plantearse una redefinición de la misma, que garantice en el largo plazo un financiamiento adecuado, con el fin de que se exprese por completo.

 

Al interior de la Universidad también es necesario que se discuta y defina con claridad, porque la libertad de cátedra y de investigación como principios fundamentales deben preservarse pero no hasta el grado de la extrema individualización.

 

La autonomía para la UNAM y para las universidades públicas es como su atmósfera, está en todos lados, se vive cotidianamente, se percibe, trabaja y expresa todo el tiempo desde sus aulas.

 

Por su parte, Vicente Quirarte, director del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, señaló que en varios instantes de su existencia la Universidad ha experimentado la confusión que sus malos traductores hacen del concepto, y lo confunden con extraterritorialidad e impunidad, y en otros el Estado se ha valido de la amplitud de tal espectro semántico para ignorar a la Universidad, y la Biblioteca Nacional no ha sido la excepción.

 

Recordó que en 2001 se anunció la creación de la Biblioteca Nacional, a semejanza, decían, de las existentes en otros países. “Tal argumento significó un desconocimiento de la historia nacional, porque el primer decreto para el establecimiento de ella data de 1833, y en 1867 el presidente Benito Juárez la estableció en definitiva en el antiguo convento de San Agustín”.

 

Indicó que el proyecto de creación de la Biblioteca Pública “José Vasconcelos” no se contrapone con la Biblioteca Nacional, bajo resguardo de la UNAM. Ambas son de y para México, pero sus funciones se hayan claramente diferenciadas.

En su oportunidad, Ambrosio Velasco, director de la FFyL, señaló que la vida universitaria y de las Humanidades requiere como algo esencial el desarrollo de la autonomía, por lo que debe cultivarse este valor.

 

Indicó que esta conquista se origina desde el comienzo mismo de la Universidad, ya que en 1553, una de las primeras cátedras que se impartió versó sobre la guerra de Conquista y el dominio de los españoles, realizando una  profunda crítica a estas acciones de  agresión contra los pueblos indios.

 

Por último, Yolanda Lastra, del Instituto de Investigaciones Antropológicas, aseveró que algunas de las ventajas de la autonomía son que la Universidad administra sus recursos, elige sus autoridades, tiene su legislación, y en ese entorno los maestros tienen libertad para exponer ante sus alumnos, sus puntos de vista, según las teorías o métodos que les parezcan apropiados, y a los investigadores para formular proyectos que consideren oportunos realizar dentro de su disciplina.

 

-o0o-

Foto 1

 

Luis Villoro y Adolfo Sánchez Vázquez conversan minutos antes de participar en la mesa sobre la autonomía y su impacto en las ciencias sociales y las humanidades, efectuada en la FFyL de la UNAM.

 

 

Foto 2

 

Mari Carmen Serra Puche y Ambrosio Velasco participaron en el tercer día de las Jornadas de la Autonomía, realizadas en la FFyL de la UNAM.

 

 

Foto 3

 

Luis Villoro, Adolfo Sánchez Vázquez, Julio Labastida, Mari Carmen Serra Puche, Axel Didriksson y Vicente Quirarte, reunidos en la FFyL de la UNAM, durante el tercer día de las Jornadas por la Autonomía.