Boletín UNAM-DGCS-730
Ciudad Universitaria
Pedro Enrique García |
Federico Navarrete Linares |
PROVOCA CONTROVERSIA
ENTRE UNIVERSITARIOS LA LLEGADA DE LOS EUROPEOS A AMÉRICA
·
En la colonización del nuevo continente se
llevó a cabo una de las más grandes matanzas de la humanidad: Pedro Enrique
García, de la FFyL
·
Federico Navarrete, del IIH, dijo que debe
considerarse que el 12 de octubre de 1492 derivó en una pluralidad cultural
La llegada de los
españoles al continente americano fue el primer paso para que se registrara uno
de los mayores genocidios que ha padecido la humanidad; no obstante, forjó una
sociedad plural en razas y culturas, señalaron respectivamente los académicos
universitarios Pedro Enrique García Ruiz y Federico Navarrete Linares.
Al respecto, Pedro
Enrique García, académico de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), aseveró
que durante la colonización del nuevo continente se llevó a cabo uno de los más
grandes genocidios en el planeta. De esos sucesos no hay testimonios, porque
han sido encubiertos por una historia en donde se busca resaltar el aparente
“encuentro” de dos culturas.
Empero, el
integrante del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM,
Federico Navarrete, advirtió que “si bien debemos tomar en cuenta el aspecto
negativo de la dominación europea y lo destructiva que fue, sin dejar de lado
el esclavismo y su significado para África, también debe considerarse que el 12
de octubre de 1492 derivó en una pluralidad cultural”.
El 3 de agosto 1492
salieron en expedición del Puerto de Palos, España, tres carabelas: La Santa
María, La Pinta y La Niña, comandadas por Cristóbal Colón. Después de 72 días
de navegación, el 12 de octubre, el marinero Rodrigo de Triana divisó tierra
firme.
Este acontecimiento
modificó la concepción que se tenía del planeta y provocó algo que ni el propio
Almirante había imaginado: la unión de dos mundos. Además, el hallazgo permitió
que América recibiera un gran legado de conocimientos, adelantos y expresiones
artísticas occidentales y orientales, y que Europa percibiera la riqueza
cultural, los avances, ingenio y maestría del Nuevo Mundo.
Así, en el siglo
XIX, al celebrarse el cuarto centenario del descubrimiento, un real decreto
firmado en el monasterio de la Rábida, España, el 12 de octubre de 1892, expresaba
el propósito de instituir como fiesta nacional el aniversario del día en que
los navíos de Colón llegaron a las supuestas “Indias”.
Finalmente, el 4 de
octubre de 1917, el gobierno argentino, a cargo del presidente Hipólito
Yrigoyen, instituyó esa fecha como "Día de la Raza" y la declaró
"Fiesta Nacional", logrando la adhesión de casi todas las naciones
americanas, incluyendo Estados Unidos.
Para Pedro Enrique García esta
conmemoración forma parte de un discurso ideológico, pues encubre la dominación
y ofensa histórica para los pueblos originarios del continente. Por ello, “se
debe ubicar correctamente el significado de este acontecimiento, más allá de
una retórica culturalista”.
Explicó que los mexicanos tienen
sobre este día, una interpretación distinta a la de hace tres décadas: “Debemos
analizar el perjuicio a los pueblos originarios, y su consecuencia luego de más
de 500 años”.
En ese sentido,
para el historiador Navarrete Linares es una conmemoración que entraña, por un
lado, afectaciones, y por el otro, se debe reconocer que todos los americanos
somos producto de lo acontecido tras esa fecha. En el continente conviven todos
los grupos y la cultura de sus pobladores es una mezcla; es decir, la riqueza
regional se debe, en buena medida, al arribo hispano.
Por ello, pidió que
los mexicanos dejemos de considerar la llegada de los peninsulares como una
tragedia y analizarla de forma compleja. Tuvo aspectos deleznables, pero
también creó una nueva sociedad en donde los indígenas participaron, muchos de
manera voluntaria, porque ayudaron a los españoles a conquistar el territorio.
Insistió en que la
nación que conocemos fue forjada bajo esas características. Antes existía
Mesoamérica, poblaciones originarias e importantes, cuya herencia sigue viva
entre nosotros en múltiples aspectos, pero la nación actual, multirracial y
multicultural, emergió como tal tras el desembarco de los europeos.
Por su parte, el
filósofo García Ruiz comentó que la valoración de este suceso busca romper con
la leyenda del encuentro que, incluso, se representa en el arte novohispano,
mediante cuadros donde se refleja a un emperador azteca tratando con
beneplácito a los mensajeros de España, siendo que sólo la primera vez se les
recibió con asombro.
Afirmó que dicha convergencia
o choque entre dos civilizaciones suele interpretarse bajo parámetros
occidentales, pero no hay preocupación o interés por revisar la versión que los
propios pueblos indígenas hicieron de ese acontecimiento.
En ese sentido, las
obras de Miguel León Portilla, Alfredo López Austin, o en el ámbito filosófico
de Tzevetan Todorov o Enrique Dussel, han hecho un esfuerzo para reconstruir
ese momento desde el punto de vista de los otros, de los dominados.
Indicó que las
marchas y pintas que se realizan cada 12 de octubre son, como diría Samuel
Ramos, un resentimiento por la ofensa. Hoy día el español o el “gachupín”
representa al invasor u ofensor de la cultura, presente a través de figuras
populares.
Tenemos un
sentimiento de rechazo, sobre todo porque en el ámbito institucional se sigue
manejando el concepto de acuerdo entre dos continentes. Empero, “este tema es
delicado, porque se trata de pedir la restitución histórica de un suceso que en
sí mismo no la tiene”.
Incluso, apuntó,
hay interpretaciones que suelen ver en la conquista de América el inicio del
proceso de globalización, en donde la eliminación de las culturas se hace en
pos de una visión mercantilista, que ciertamente está presente en la búsqueda
de expansión territorial por parte del imperio español a través de Cristóbal
Colón. México es un país postcolonial, como gran parte de África y de Asia, y
este hecho determinan nuestra actual situación cultural, política y económica.
La visión que ahora
se tiene de la globalización, como un fenómeno que destruye lo individual por
exigencias económicas tiene su inicio en 1492. Es un complejo proceso real,
mercantil y político del que aún sentimos sus efectos.
Por su parte, Navarrete Linares reiteró
que si bien las celebraciones sirven para repensar los acontecimientos, sus
consecuencias y cómo siguen vigentes, se debe reconocer el racismo y
persecución a la que han estado sometidos los pueblos aborígenes.
“Analizar estas fechas nos debe
obligar a configurar las identidades mexicanas y abandonar, por un lado, la
idea que tan de moda estuvo en el siglo XX, del trauma de la conquista y de los
pobres mexicanos conquistados por los malos españoles, y ver que la situación
fue más complicada. Finalmente somos tan herederos de los ganadores como de los
perdedores”, advirtió.
Asimismo, añadió, es necesario pensar en
los nexos culturales. El arribo de grupos europeos, africanos y asiáticos nos
debe llevar a aceptar la pluralidad de México como una realidad esencial del
país y abandonar la idea de raza, del mestizaje como algo que homogeniza a
todos los pobladores.
Debemos reconocer
que hoy, como hace 500 años, hay mexicanos españoles, indígenas, mezclados,
chinos y de muchos lados, y eso es lo que representa nuestra nación. “Intentar
buscar una unificación sólo nos llevará a la intolerancia y al racismo”,
finalizó.
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