05:00 hrs. Octubre 12 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-730

Ciudad Universitaria

 

Pedro Enrique García

Federico Navarrete Linares

PROVOCA CONTROVERSIA ENTRE UNIVERSITARIOS LA LLEGADA DE LOS EUROPEOS A AMÉRICA

 

 

·        En la colonización del nuevo continente se llevó a cabo una de las más grandes matanzas de la humanidad: Pedro Enrique García, de la FFyL

·        Federico Navarrete, del IIH, dijo que debe considerarse que el 12 de octubre de 1492 derivó en una pluralidad cultural

 

 

La llegada de los españoles al continente americano fue el primer paso para que se registrara uno de los mayores genocidios que ha padecido la humanidad; no obstante, forjó una sociedad plural en razas y culturas, señalaron respectivamente los académicos universitarios Pedro Enrique García Ruiz y Federico Navarrete Linares.

 

Al respecto, Pedro Enrique García, académico de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), aseveró que durante la colonización del nuevo continente se llevó a cabo uno de los más grandes genocidios en el planeta. De esos sucesos no hay testimonios, porque han sido encubiertos por una historia en donde se busca resaltar el aparente “encuentro” de dos culturas.

 

Empero, el integrante del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, Federico Navarrete, advirtió que “si bien debemos tomar en cuenta el aspecto negativo de la dominación europea y lo destructiva que fue, sin dejar de lado el esclavismo y su significado para África, también debe considerarse que el 12 de octubre de 1492 derivó en una pluralidad cultural”.

 

Tierra a la vista

El 3 de agosto 1492 salieron en expedición del Puerto de Palos, España, tres carabelas: La Santa María, La Pinta y La Niña, comandadas por Cristóbal Colón. Después de 72 días de navegación, el 12 de octubre, el marinero Rodrigo de Triana divisó tierra firme.

 

Este acontecimiento modificó la concepción que se tenía del planeta y provocó algo que ni el propio Almirante había imaginado: la unión de dos mundos. Además, el hallazgo permitió que América recibiera un gran legado de conocimientos, adelantos y expresiones artísticas occidentales y orientales, y que Europa percibiera la riqueza cultural, los avances, ingenio y maestría del Nuevo Mundo.

 

Así, en el siglo XIX, al celebrarse el cuarto centenario del descubrimiento, un real decreto firmado en el monasterio de la Rábida, España, el 12 de octubre de 1892, expresaba el propósito de instituir como fiesta nacional el aniversario del día en que los navíos de Colón llegaron a las supuestas “Indias”.

 

Finalmente, el 4 de octubre de 1917, el gobierno argentino, a cargo del presidente Hipólito Yrigoyen, instituyó esa fecha como "Día de la Raza" y la declaró "Fiesta Nacional", logrando la adhesión de casi todas las naciones americanas, incluyendo Estados Unidos.

 

Para Pedro Enrique García esta conmemoración forma parte de un discurso ideológico, pues encubre la dominación y ofensa histórica para los pueblos originarios del continente. Por ello, “se debe ubicar correctamente el significado de este acontecimiento, más allá de una retórica culturalista”.

 

Explicó que los mexicanos tienen sobre este día, una interpretación distinta a la de hace tres décadas: “Debemos analizar el perjuicio a los pueblos originarios, y su consecuencia luego de más de 500 años”.

 

En ese sentido, para el historiador Navarrete Linares es una conmemoración que entraña, por un lado, afectaciones, y por el otro, se debe reconocer que todos los americanos somos producto de lo acontecido tras esa fecha. En el continente conviven todos los grupos y la cultura de sus pobladores es una mezcla; es decir, la riqueza regional se debe, en buena medida, al arribo hispano.

 

Por ello, pidió que los mexicanos dejemos de considerar la llegada de los peninsulares como una tragedia y analizarla de forma compleja. Tuvo aspectos deleznables, pero también creó una nueva sociedad en donde los indígenas participaron, muchos de manera voluntaria, porque ayudaron a los españoles a conquistar el territorio.

 

Insistió en que la nación que conocemos fue forjada bajo esas características. Antes existía Mesoamérica, poblaciones originarias e importantes, cuya herencia sigue viva entre nosotros en múltiples aspectos, pero la nación actual, multirracial y multicultural, emergió como tal tras el desembarco de los europeos.

 

Por su parte, el filósofo García Ruiz comentó que la valoración de este suceso busca romper con la leyenda del encuentro que, incluso, se representa en el arte novohispano, mediante cuadros donde se refleja a un emperador azteca tratando con beneplácito a los mensajeros de España, siendo que sólo la primera vez se les recibió con asombro.

 

Afirmó que dicha convergencia o choque entre dos civilizaciones suele interpretarse bajo parámetros occidentales, pero no hay preocupación o interés por revisar la versión que los propios pueblos indígenas hicieron de ese acontecimiento.

 

En ese sentido, las obras de Miguel León Portilla, Alfredo López Austin, o en el ámbito filosófico de Tzevetan Todorov o Enrique Dussel, han hecho un esfuerzo para reconstruir ese momento desde el punto de vista de los otros, de los dominados.

 

Indicó que las marchas y pintas que se realizan cada 12 de octubre son, como diría Samuel Ramos, un resentimiento por la ofensa. Hoy día el español o el “gachupín” representa al invasor u ofensor de la cultura, presente a través de figuras populares.

 

Tenemos un sentimiento de rechazo, sobre todo porque en el ámbito institucional se sigue manejando el concepto de acuerdo entre dos continentes. Empero, “este tema es delicado, porque se trata de pedir la restitución histórica de un suceso que en sí mismo no la tiene”.

 

Incluso, apuntó, hay interpretaciones que suelen ver en la conquista de América el inicio del proceso de globalización, en donde la eliminación de las culturas se hace en pos de una visión mercantilista, que ciertamente está presente en la búsqueda de expansión territorial por parte del imperio español a través de Cristóbal Colón. México es un país postcolonial, como gran parte de África y de Asia, y este hecho determinan nuestra actual situación cultural, política y económica.

 

La visión que ahora se tiene de la globalización, como un fenómeno que destruye lo individual por exigencias económicas tiene su inicio en 1492. Es un complejo proceso real, mercantil y político del que aún sentimos sus efectos.

 

Por su parte, Navarrete Linares reiteró que si bien las celebraciones sirven para repensar los acontecimientos, sus consecuencias y cómo siguen vigentes, se debe reconocer el racismo y persecución a la que han estado sometidos los pueblos aborígenes.

 

“Analizar estas fechas nos debe obligar a configurar las identidades mexicanas y abandonar, por un lado, la idea que tan de moda estuvo en el siglo XX, del trauma de la conquista y de los pobres mexicanos conquistados por los malos españoles, y ver que la situación fue más complicada. Finalmente somos tan herederos de los ganadores como de los perdedores”, advirtió.

 

Asimismo, añadió, es necesario pensar en los nexos culturales. El arribo de grupos europeos, africanos y asiáticos nos debe llevar a aceptar la pluralidad de México como una realidad esencial del país y abandonar la idea de raza, del mestizaje como algo que homogeniza a todos los pobladores.

Debemos reconocer que hoy, como hace 500 años, hay mexicanos españoles, indígenas, mezclados, chinos y de muchos lados, y eso es lo que representa nuestra nación. “Intentar buscar una unificación sólo nos llevará a la intolerancia y al racismo”, finalizó.

 

 

–o0o–