06:00 hrs. Octubre 02 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-699

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

DIFUNDIR LOS AVANCES EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA, PRINCIPAL RETO DE MÉXICO

 

·        A fin de aprovecharlas para beneficio del país, advirtió Josefa Santos, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

·        La Universidad Nacional es un ejemplo claro de este quehacer, pues tiene una fuerte comunidad integrada a los contextos nacionales e  internacionales

 

El reto actual de la ciencia y tecnología en México es que haya una mayor difusión de sus avances y capacidades reales, a fin de aprovecharlas para beneficio del país, resaltó Josefa Santos, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

 

En otras palabras, señaló, el desafío “es retomar todo lo hecho y no empezar de cero, para diseñar políticas basadas en infraestructura científica actual. Hacerlo llegar a más lugares y personas; que abarque más allá de sus ámbitos específicos.

 

En 2004, según informa el gobierno federal, el gasto de investigación y desarrollo experimental contó con una inversión del sector privado de 9 mil 328 millones de pesos, y de 19 mil 373 millones de pesos por parte del sector público.

 

El país cuenta con aproximadamente 31 mil 230 investigadores. Once mil de ellos laboran en instituciones de educación superior, 11 mil 500 en centros públicos de investigación y 8 mil 730 en el sector productivo.

 

Esto significa, según cifras oficiales, que se tienen 0.77 generadores de conocimiento por cada mil sujetos de la Población Económicamente Activa, cifra inferior al 6.4, promedio de los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

 

La Universidad Nacional es un ejemplo claro de este quehacer, pues tiene una fuerte comunidad integrada a los contextos nacionales e internacionales, y produce innovaciones en colaboración con empresas. El problema no es la calidad, sino la cantidad: siguen siendo los mismos grupos, consorcios y centros de investigación y desarrollo.

 

En el periodo 1998-2002, la UNAM produjo 12 mil 835 artículos, que tuvieron 36 mil 217 citas y un impacto de 2.8; le siguieron el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV), con 3 mil 127 artículos; la Universidad Autónoma Metropolitana, con mil 957; el Instituto Politécnico Nacional, con mil 840, y el Instituto Mexicano del Seguro Social, con mil 819 artículos en ese cuatrienio, según datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

 

Una de las propuestas para revertir esta tendencia, aseguró, es proporcionar incentivos fiscales a las compañías que incorporen innovaciones producidas por las universidades y de esta forma, facilitarles el acceso a financiamiento.

 

Asimismo, debería generarse la figura de traductores tecnológicos, un interlocutor entre las empresas y los centros académicos; y “promover los servicios de las comunidades científicas y tecnológicas entre las industrias, para resolver sus necesidades”, entre otras medidas.

 

Por ello, afirmó Josefa Santos, debieran tenderse puentes comunes entre empresas y centros de investigación y desarrollo, los cuales empezarían por construir la confianza y el trabajo conjunto.

 

En otros países, informó, la situación no es distinta. También están preocupados por cómo hacer más efectivos esos contactos, que haya mayor interacción entre comunidades que demanda estudios innovadores y quienes los ofrecen. El asunto en México, recalcó, “es la cantidad, no la calidad de lo que se hace: ellos a lo mejor tienen cien o 200 empresas, nosotros cinco”.

Acerca de los intereses de la iniciativa privada, sostuvo que van desde áreas relacionadas con materiales tradicionales y nuevos; biotecnología, metalmecánica y telecomunicaciones. También, a petición de la industria, los centros trabajan en metrología, pues con todas las cuestiones de certificación es importante contar con variados instrumentos de medición.

 

Nuestro país, resaltó, cuenta con los centros de investigación y desarrollo del sistema SEP-CONACYT, el CINVESTAV y las universidades. Hay cerca de 300 empresas registradas que participan en esas actividades.

 

El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) está conformado por 11 mil científicos y tecnólogos de reconocido prestigio nacional e internacional. Los recursos invertidos como estímulos al trabajo de excelencia, ascendieron a mil 154 millones de pesos, que constituye el 23 por ciento del presupuesto total del CONACYT.

 

En este año la Federación pretende alcanzar un gasto de 27 mil 949 millones de pesos para ciencia y tecnología, un 0.39 del Producto Interno Bruto. Su principal destino será en los campos educativo, energía y en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

 

Respecto de las áreas del conocimiento desarrolladas, el 40.7 por ciento de los miembros del SNI abordaron áreas de ciencia y tecnología, como biotecnología y genómica; el 8 en materiales avanzados; 7 en tecnologías de la información y telecomunicaciones, diseño de productos de alto valor agregado, y manufactura. El 44.3 por ciento restante correspondió a otros campos, revela la información gubernamental.

 

Finalmente, Josefa Santos explicó que es erróneo pensar que los resultados de la ciencia se reflejen de inmediato en innovaciones. Ambas se retroalimentan y son procesos sociales, los cuales no pueden ser descontextualizados de lo que sucede a su alrededor, concluyó.

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 01

 

Josefa Santos, del IIS de la UNAM, expuso que  debieran tenderse puentes comunes entre empresas y centros de investigación y desarrollo, para construir la confianza y el trabajo conjunto.

 

 

FOTO 02

 

Es erróneo pensar que los resultados de la ciencia se reflejen de inmediato en innovaciones, aseguró la integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Josefa Santos.