Boletín UNAM-DGCS-697
Palacio de Minería
Pies de fotos al final del boletín
CULTURA TIBETANA EN MINERÍA
La ceremonia de inicio de la
construcción del Mandala Chenrezig (buda de la compasión), círculo sagrado con
arena, en el Palacio de Minería de la UNAM, fue la actividad cultural que
enmarcó los preparativos en este espacio universitario de la conferencia que impartirá el Dalai Lama
el próximo miércoles.
El monje
mexicano, Lobsang Dawa, del monasterio Drepung Loseling, explicó que se escogió
a la Universidad Nacional para realizar esta demostración de parte de la
cultura del Tibet, porque es una de las instituciones culturales y artísticas
más importantes del país. “Hacerlo a través de la UNAM es un orgullo para
nosotros. Estamos contentos de trabajar en esta institución y en este recinto”.
En el patio
principal del Palacio de Minería, comentó que la palabra Mandala -en tibetano
kyilkor- kyil es centro, y kor, los alrededores; es decir, el centro y sus
alrededores. En general representan las residencias de los seres iluminados o
de los budas, ya sea en torno a la sabiduría, protección o sanación. Este en
particular, está dedicado a la compasión.
Indicó que la función de este
ritual es invocar a Chenrezig, buda de la compasión, para que venga a nosotros.
Se busca purificar el ambiente y remover obstáculos que puedan haber en el
entorno.
Dijo que el próximo jueves el
Mandala será fraccionado para repartir la arena entre los asistentes y los
organizadores, y el resto de ella será depositada en un río, con el fin de
limpiar el ambiente.
Lobsang Dawa subrayó que la
finalidad del Dalai Lama de estar en México y en cualquier otra parte del
mundo, es compartir el budismo y traer un mensaje de amor y compasión, que es
su esencia. También se busca enseñar las técnicas de transformación mental que
le pueden servir a cualquier persona, sea budista o no, para ser mejores.
La coordinadora de la presentación
del Mandala en el Palacio de Minería, Tania Cataño, indicó que en el país hay
alrededor de tres mil practicantes del budismo y agregó que el Dalai Lama viene
a México a compartir un mensaje de amor, compasión, de no violencia y llevarlo
a todos los mexicanos.
En el Palacio de Minería,
donde el público puede asistir a ver el proceso de construcción del Mandala, de
las 9 de la mañana a las 14 horas desde el 2 hasta el 4 de octubre, el Dalai
Lama impartirá una conferencia sobre “Educación y espiritualidad”, el próximo
miércoles 6 de octubre.
La elaboración de los Mandalas
es una de las más antiguas tradiciones sagradas ejecutadas -de la misma forma
durante miles de años– por un grupo de monjes-artistas, quienes apoyados en las
matemáticas y la geometría elaboran verdaderas obras de arte. Cabe señalar que
cada Mandala es único e irrepetible, porque no se conservan, sino que son
fraccionados al ser terminados.
La creación del Mandala, o
arquitectura de la iluminación, consta de seis pasos: el primero es la
ceremonia de apertura, donde los monjes consagran el sitio de construcción de
la pintura mediante 30 minutos de cantos, música, danza y recitación de
mantras, acto visual y auditivamente impactante.
El segundo, es el trazo de
líneas, interesante labor que dura entre una hora y media y tres horas; y el
tercero, es la elaboración en sí misma, cuando se colocan, desde el centro
hacia afuera, millones de granos de arena, colocados casi de forma unitaria,
con ayuda de pequeños embudos metálicos llamados chakpur.
Con este proceso simbolizan el
desarrollo del ser humano, desde la unión de unas células hasta eventualmente
experimentar el universo entero a través de sus sentidos. Y los Mandalas son
creados para sanar a los seres vivos y al ambiente.
En una cuarta etapa, luego de
concluida la labor de los bonzos, el Mandala es presentado al Dalai Lama; en la
quinta fase, se deshace la figura de arena y la mitad es repartida en pequeños
sacos a la gente.
De ese modo se recuerda que en
el momento de la muerte todo regresa a su fuente primaria en el centro del
corazón, y se simboliza la impermanencia de lo existente y la naturaleza última
de las cosas: todo proviene del vacío y regresa a él.
Por último, el sexto paso
consiste en llevar lo utilizado en procesión hasta un cuerpo de agua corriente.
Ahí, en forma solemne, se tira para que la energía positiva del Mandala pueda
llegar a todo el mundo.
Entre los beneficios de
dibujar o pintar mandalas se incluye: comenzar un trabajo de meditación activa,
contactar con la esencia personal, expresar mejor el mundo exterior, ayudar a
expandir la conciencia, desarrollar la paciencia y despertar los sentidos.
Los dibujos de estas
composiciones tienen, entre otros, los siguientes significados: el círculo es
movimiento, lo absoluto, el verdadero yo; corazón: amor, sol, felicidad,
alegría y sentimiento de unión; cruz: unión de cielo y tierra, vida y muerte,
lo consciente e inconsciente; cuadrado: procesos de la naturaleza, estabilidad,
equilibrio; estrella: símbolo de lo espiritual, libertad, elevación.
Los colores significan:
blanco, la nada, pureza, iluminación y perfección; negro: muerte, limitación
personal, misterio, renacimiento e ignorancia; gris: neutralidad, sabiduría y
renovación; rojo: masculino, sensualidad, amor, arraigamiento y pasión; azul:
tranquilidad, paz, felicidad, satisfacción y alegría; y amarillo: sol, luz,
jovialidad, simpatía y receptividad.
Además, el naranja denota
energía, dinamismo, ambición, ternura y valor; rosa: aspectos femeninos e
infantiles, dulzura y altruismo; morado: amor al prójimo, idealismo y
sabiduría; verde: naturaleza, equilibrio, crecimiento y esperanza; oro:
sabiduría, claridad, lucidez y vitalidad; y plata: capacidades
extrasensoriales, emociones fluctuantes y bienestar.
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Foto 01
Monjes tibetanos
inician el trazo del Mandala Chenrezig, para invocar al buda de la compasión.
En el Palacio de Minería de la Universidad Nacional se presenta una muestra
cultural del Tíbet.
Foto 02
En el Palacio de
Minería de la UNAM, lamas tibetanos escenifican danzas y cánticos durante la
construcción del Mandala -círculo sagrado con arena- para invocar al buda de la
compasión.