Boletín UNAM-DGCS-693
Ciudad Universitaria
Pies de foto al final del boletín
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El director del CESU,
Axel Didriksson, señaló que existe un contexto de extrema comercialización de
los servicios educativos
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La autonomía le da a
la institución la posibilidad de definir su rumbo y orientación, dijo la académica
Amparo Ruiz, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Es necesario redefinir el debate para
salvaguardar la autonomía universitaria, frente al nuevo contexto de extrema
comercialización de los servicios educativos, propiciado por organismos
internacionales, señaló el director del Centro de Estudios Sobre la Universidad
(CESU), Axel Didriksson.
Al inaugurar el “Debate Contemporáneo sobre la
Autonomía Universitaria”, en el CESU,
precisó que el entorno es diferente al que se vivió en 1929, cuando se
conquistó la autonomía universitaria durante la presidencia interina de Emilio
Portes Gil.
La Organización Mundial de Comercio propicia la
comercialización de los servicios educativos, lo que significa un contrapeso
directo al ejercicio pleno de esta facultad en las instituciones de educación
superior. “Este nuevo contexto nos conlleva a redefinir los términos del debate
de la autonomía universitaria” para fortalecerla, expresó.
Renate Marsiske, investigadora del CESU, indicó
que la autonomía no nace como un concepto acabado ni tiene una interpretación unívoca, pues su
configuración es producto de situaciones y productos particulares. Así, es una
conformación original que da forma a la universidad actual de esta región.
Agregó que la autonomía universitaria tiene
tres aspectos: su propio gobierno, el académico y el financiero. El primero
permite que la institución legisle sobre sus asuntos, se organice como le
parezca mejor, y elija a sus autoridades y al titular según los requisitos que
en ella se señalen.
En lo académico, implica que pueda nombrar y
remover a su personal académico de acuerdo con los procedimientos, seleccionar
a los alumnos según los exámenes que ella misma implante, elaborar sus planes
de estudio, así como expedir certificados y títulos. También garantiza la
libertad de cátedra. El financiero permite la libre disposición de su
patrimonio, así como la elaboración y el control de su presupuesto.
Para el ex rector de la Universidad de San
Carlos, de Guatemala, Efraín Medina, la autonomía universitaria se ha visto
afectada tanto por factores externos como internos, y un punto crítico lo ha
constituido el aspecto económico.
Anotó que esa facultad es un valor fundamental
inherente a la universidad, pero ésta, a su vez, implica deberes que se pueden
resumir en su responsabilidad social, que significa un compromiso tanto para la
institución formativa, como para cada uno de sus miembros.
Gabriela Conteras, de la Universidad Autónoma
Metropolitana, indicó que 1929 fue fundamental en la vida política de México,
en donde el presidente provisional Emilio Portes Gil habría de establecer
lineamientos para solucionar el conflicto cristero, facilitar la actividad
política y electoral del naciente Partido Nacional Revolucionario, y definir
las estrategias para el proceso
electoral que se acercaba.
Por otro lado, en el coloquio “La
autonomía universitaria y los desafíos que enfrenta la universidad pública”,
Amparo Ruiz, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS)
de la UNAM, subrayó que la autonomía le da a la institución la posibilidad de
definir su rumbo, orientar las modalidades de su enseñanza y aprendizaje, y la
prioridad para la formación de los técnicos profesionales y científicos que
habrán de incorporarse al desarrollo del país.
En el auditorio Ricardo Flores Magón de la
FCPyS, indicó que uno de los desafíos de la universidad pública, en el rubro de
las restricciones financieras, es que permanezca como la institución pública,
gratuita, autónoma, con libertad de cátedra y de investigación que es.
A su vez, Juan Brom, docente de la misma
Facultad, sostuvo que la autonomía no puede considerarse simplemente como un
aspecto fundamental de su relación con el poder público, sino también en
función de sus objetivos, de lo que hace y puede hacer.
Opinó que esta casa de estudios atiende
necesidades nacionales y permite ampliar el acceso a la educación superior
pública, sobre todo por el carácter democrático que por definición tiene ese
nivel.
Por su parte, Antonio Delhumeau, profesor
de la FCPyS, señaló que de los retos enfrentados por la autonomía universitaria
durante los últimos 44 años, debe aprenderse que esta casa de estudios siempre
ha contado con la inteligencia y la capacidad reflexiva para definir el mejor
proyecto nacional. La fuerza de la UNAM radica en el conocimiento, pues es la
sede de la aportación singular mesoamericana a la universalidad del saber,
resaltó.
Cristina Puga, ex directora de la
Facultad, recordó que en 1945 se aprobó la Ley Orgánica de la Universidad,
donde se estableció una autonomía con tres aspectos fundamentales: de gobierno,
de cátedra y de investigación, y de administración de su patrimonio.
Refirió que esta casa de estudios es
observada mediante el criterio de eficacia, es decir, cumple lo que promete a
pesar de las restricciones que impone un presupuesto limitado para la educación
superior. Eso es posible por las condiciones que provee la autonomía
universitaria, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
Renate Marsiske,
investigadora del CESU de la UNAM, hizo un recuento histórico de los
movimientos por la autonomía en las universidades de América Latina.
FOTO 02
Axel Didriksson,
director del CESU de la UNAM, inauguró el “Debate Contemporáneo sobre la
Autonomía Universitaria”.
FOTO 03
Fernando
castañeda, Juan Brom, Juan Carlos León, Amparo Ruiz y José María Calderón
participaron en el coloquio La autonomía universitaria y los desafíos que
enfrenta la universidad pública.
FOTO 04
Antonio Delhumeau, Cristina Puga y Fernando Jiménez durante el coloquio organizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.