10:30 hrs. Septiembre 24 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-677

Ciudad Universitaria

 

Pies  de fotos al final del boletín

 

OCASIONA LA CEGUERA CAMBIOS CEREBRALES Y CORPORALES

 

·        Aseguró el doctor Gabriel Gutiérrez Ospina, integrante del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM

·        Obtuvo el Premio Miguel Alemán en el área de Salud, entregado por la Fundación del mismo nombre

 

La pérdida de la vista ocasiona cambios inmediatos en el cerebro, además genera modificaciones en la estructura del cuerpo a corto, mediano y largo plazo, informó Gabriel Gutiérrez-Ospina, integrante del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, quien explica que esas modificaciones son atribuidas al sistema nervioso central.

 

El proceso de reorganización cerebral ocurre en menos de una semana en ratas cegadas, explicó, y se caracteriza por un crecimiento del área de la corteza encargada de procesar información proveniente del tacto y la audición, y por reactivar el enlace entre los sentidos.

 

Al respecto, el ganador de la vigésima edición del premio anual "Miguel Alemán" en el área de Salud, dijo que una vez reestructurado el encéfalo tras perder la visión, envía mensajes al cuerpo e induce modificaciones, como aumento en el número de mecanoreceptores de la piel, para reconocer vibraciones, texturas y otras sensaciones.

 

Así, el grupo de Gutiérrez-Ospina busca entender los mecanismos celulares, moleculares y neuroquímicos de dicho arreglo en un modelo animal de ceguera temprana, para modularla y favorecer la recuperación visual luego de implantar prótesis electrónicas.

 

En los humanos la reestructuración puede ser tan extensa que cuando se coloca un órgano artificial para devolver la vista el sujeto, se ve incapaz de comprender la información recibida. "Por ejemplo, cuando se despide y aleja la interpretación es que las personas se hacen “pequeñas”. Además, muestran dificultades para percibir la profundidad, entre otros problemas", advirtió.

 

Eso les produce gran ansiedad y muchos deciden continuar ciegos; otros pueden suicidarse, enfermar o morir. A futuro, el conocimiento generado por los expertos podría mejorar esta aplicación, afirmó.

 

Ante esa problemática, Gutiérrez-Ospina formuló la hipótesis de que la magnitud de la reorganización cerebral determina si un aditamento funciona o no. "Si es significativa, el implante no tendrá éxito porque los circuitos craneales no permiten fluir la información visual, la cual será procesada de forma equivocada".

 

De ahí la importancia de entender los mecanismos que regulan la plasticidad con ayuda de un modelo animal equivalente al humano, para proponer fisioterapias y terapias farmacológicas o génicas a fin de modular esa transformación cerebral, introducir prótesis y entonces dejar que su desarrollo siga, pero con referencia visual.

 

Eso ayudaría a incrementar las probabilidades de que el paciente con implantes procese los datos de manera mucho más normal, al grado de ser capaz de interpretar lo observado, recalcó.

 

En los individuos ciegos de nacimiento la situación es la misma. "Cuando nacemos estamos tan inmaduros que tenemos un buen lapso para tratar de hacer una intervención instrumental y fisioterapéutica para que las personas recuperen la visión en un porcentaje idóneo", sugirió.

 

Uno de los hallazgos importantes de este grupo de investigación es que la temporalidad y magnitud de la reorganización del cuerpo y del cerebro difieren en ambos sexos. Esta variable jamás ha sido considerada para el diseño de fisioterapias e implantes, alertó. A todos los pacientes se les trata igual. Eso podría explicar por qué cierto tipo de técnicas funciona mejor en un sexo que en otro, aún cuando se trata del mismo procedimiento.

 

El Jefe del Departamento de Biología Celular y Fisiología del IIBm recordó, además, que los análisis se han centrado en la caracterización de los cambios ocurridos en el cerebro de las personas o animales ciegos, pero se ha olvidado el cuerpo.

 

También encontraron modificaciones en la estructura corporal. "Los mamíferos utilizamos mecanoreceptores. Hemos observado en la rata ciega, como modelo experimental, que su número aumenta".

 

Hallaron cambios en la disponibilidad de algunas proteínas asociadas a la promoción de la supervivencia neuronal y del crecimiento de fibras nerviosas, incluso, añadió, en partes no consideradas importantes para la discriminación táctil, como el lomo de roedores.

 

Otro hallazgo es que las placas neuromusculares, sitios de unión entre los nervios y el músculo voluntario, también engrosan su tamaño en animales ciegos, sobre todo en los más viejos. Eso sucede de manera tardía. "Da la impresión de que en realidad todo el cuerpo se reorganiza", añadió el experto.

 

También hay variación en la vascularización de la piel y en el número de células del sistema inmune. En una idea no propuesta hasta ahora por neurobiólogos ni inmunólogos, el universitario supone que esa estructura podría regular la plasticidad del sistema nervioso periférico.

 

Tal hipótesis surge de una observación fortuita cuando estudiaban la distribución de las proteínas que regulan el crecimiento neuronal. "Revisando cortes de piel, nos llamó la atención la gran cantidad de células granuladas identificadas como mastocitos, involucrados, entre otros eventos, en fenómenos de alergia", reveló.

 

Se le ocurrió que pudiesen liberar factores para manipular la reorganización de fibras nerviosas y de los mecanoreceptores en la piel de los individuos ciegos.

 

Si la ceguera tiene repercusión o no desde el punto de vista inmunológico tampoco se ha determinado, dijo. Se desarrolla "una serie de experimentos para establecer si moléculas relacionadas con el sistema inmune se alteran en individuos que han perdido la visión".

 

En apoyo a esta última posibilidad, comentó que en invidentes bajo terapias de restauración visual se han observado problemas de infecciones. De ahí el interés por estos trabajos.

 

Al hablar del premio recién recibido por la Fundación “Miguel Alemán” a investigadores menores de 40 años con trayectoria destacada, expresó que es "un reconocimiento a la gente que trabaja conmigo, al esfuerzo, entusiasmo y creatividad de los estudiantes, así como al apoyo decidido del Departamento y del Instituto".

 

Siempre es satisfactorio que el trabajo sea encomiado por los pares y despierte el interés de los colegas y público en general. El galardón es un aliciente para seguir trabajando, finalizó.

 

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FOTO 01

La pérdida de la vista ocasiona cambios inmediatos en cerebro y cuerpo a corto, mediano y largo plazo, informó Gabriel Gutiérrez-Ospina, del IIBm de la UNAM.

 

FOTO 02

El proceso de reorganización cerebral ocurre en menos de una semana en ratas cegadas, explicó el investigador de la UNAM Gabriel Gutiérrez-Ospina, y crece el área craneal de tacto y audición.