06:00 hrs. Septiembre 19 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-662

Ciudad Universitaria

 

                            

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DESARROLLAN BIOPRÓTESIS CARDIACAS UNAM E INSTITUTO NACIONAL DE CARDIOLOGÍA

 

·        Alejandro Juárez, del INC, destacó que son 100 por ciento mejores que las mecánicas y más baratas

·        Otra de sus ventajas será evitar el uso de anticoagulantes, que pueden provocar complicaciones severas, e incluso, la muerte del paciente

 

La UNAM y el Instituto Nacional de Cardiología (INC) “Ignacio Chávez” desarrollan bioprótesis cardiacas que son 100 por ciento mejores que las mecánicas, más baratas y además evitan el uso de anticoagulantes, causa de complicaciones severas e, incluso, de muerte en pacientes, señaló Alejandro Juárez Hernández, jefe del Departamento de Bioprótesis Cardiacas del último organismo.

 

El experto indicó que en Brasil, con alrededor de 150 millones de seres humanos, hay cerca de cuatro mil cirujanos cardiacos y más de 90 centros hospitalarios donde se realiza ese tipo de intervenciones. Cada año se llevan a cabo entre 60 mil y 70 mil cirugías del corazón.

 

En cambio, en México, con 104 millones de habitantes, hay menos de 100 especialistas y escasos 15 hospitales con cinco mil a seis mil operaciones anuales. Es decir, asentó, en aquel país sudamericano con un 50 por ciento más de ciudadanos se realizan 90 por ciento más procedimientos quirúrgicos de este tipo que en el nuestro.

 

En el país sudamericano se dieron cuenta que no pueden depender de la tecnología extranjera –pues las instalaciones, equipos y suturas provienen de EU o Europa– para esta actividad, porque los costos se elevan; por eso comenzaron a hacer bombas de circulación extracorpórea, oxigenadores, marcapasos y válvulas cardiacas. “Para ellos es más barato operar que para nosotros”, refirió Juárez Hernández.

 

Las válvulas mecánicas están fabricadas de metal inoxidable, pero su base principal, la parte móvil, está hecha de pirolita, un carbono que resiste altas presiones y temperaturas, explicó.

 

Los mecanismos importados cuestan alrededor de dos mil 500 dólares, mientras los biológicos, también traídos del extranjero, alcanzan los tres mil 200 dólares por unidad. No obstante, precisó, las fabricadas en el INC se dan en mil pesos o gratis si los pacientes no las pueden pagar.

 

Otro inconveniente es que esos aparatos pueden provocar “turbulencia” en la sangre, y generar con ello la formación de trombos o coágulos que podrían causar la muerte del enfermo o llegar al cerebro. Son peligrosos, aclaró el médico.

 

Recordó que en el Instituto desde 1976, se fabricaron válvulas biológicas de “dura madre”, es decir, una meninge o membrana envolviendo al cerebro, obtenida de cadáveres y montada sobre una base metálica. “Tenía varios defectos y su manufactura era artesanal; había que cambiarla cada seis o siete años”.

 

Ese artefacto fue sustituido por otro con un anillo de titanio rígido, no adaptado a los movimientos de ese órgano. A pesar de que ha servido a miles de pacientes presenta problemas, puntualizó.

 

Alejandro Juárez abundó que para desarrollar este instrumento había que inventarlo todo, desde un modelo que se adaptara a los movimientos del corazón, sin usar ningún tipo de soldadura, o sea, de una sola pieza, y de un material flexible y compatible.

 

Por ello se acercó a los expertos de la UNAM y en el 2002 comenzó el proyecto de desarrollo de tecnología para elaborar bioprótesis, en donde participan integrantes de los institutos de Investigación en Materiales (IIM) y en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS), así como del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET), con apoyo del CONACYT.

 

El objetivo es elaborar un aditamento con anillos metálicos discontinuos de pericardio bovino con adelantos aportados por esas dependencias universitarias, expuso.

 

En el IIM, mencionó Juárez Hernández, se trabajó para el diseño y obtención de una aleación metálica para el soporte, de base cobalto. Los universitarios están en proceso de obtener el calibre exacto en micras para los diversos tamaños requeridos. Además, produjeron un polímero biocompatible y los moldes, entre otras cuestiones. “Tenemos una primera prueba, aunque faltan detalles”.

 

Asimismo, en ese Instituto caracterizan la mecánica del tejido de pericardio bovino, “para saber cuánto resistirá, las fuerzas y tensiones a que es sometido. En un segundo se determinará, con respaldo de los investigadores de la UNAM, si es útil para hacer válvulas o parches cardiacos”, reveló.

 

Por su parte, el IIMAS diseña un modelo matemático capaz de predecir o describir el comportamiento dinámico de este implante. También del análisis estadístico de la duración de las mismas para calcular el tiempo de vida útil de cada una, entre otros aspectos.

 

En el CCADET se elabora un probador para medir los parámetros de comportamiento dinámico, así como de fatiga acelerada –pruebas en un cierto número de ciclos cardiacos durante cierto tiempo–, aseveró. El compromiso es construir un equipo capaz de evaluar seis bioprótesis con ciclos de tres hasta 5 mil por minuto.

 

En esta misma dependencia también se creará una dobladora de precisión para dar forma a los anillos metálicos de soporte, obteniéndose una cada 10 segundos;  igual se piensa crear una maquinaria que corte el tejido con láser, de modo que las válvulas sean milimétricamente exactas, dijo.

 

 

Si bien no se ha estimado el costo de los nuevos modelos se espera sea mucho menor al de los importados. “El motor científico del país es la UNAM y sus investigadores; sólo aquí están los especialistas que ayudarán a culminar este proyecto para beneficiar a miles de pacientes”, finalizó.

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La UNAM y el INC desarrollan bioprótesis cardiacas mejores que las mecánicas, más baratas y además evitan el uso de anticoagulantes, señaló el investigador Alejandro Juárez Hernández.

 

 

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El motor científico del país es la UNAM y sus investigadores; sólo aquí están los especialistas que culminarán este proyecto para beneficiar a miles de pacientes, señaló el investigador Alejandro Juárez.