06:00 hrs. Septiembre 15 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-652

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

NO EVITÓ LA MIGRACIÓN EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO

 

·        En cambio, generó demanda de trabajadores temporales con alta y baja capacitación

·        México negoció el TLCAN en condiciones de asimetría, no sólo por el tamaño de las economías, sino también por la productividad

·        Existe una gran brecha entre la agricultura mexicana y la de Estados Unidos y Canadá

 

No se cumplieron las expectativas de que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) redujese la movilidad laboral y resolviera el problema migratorio, señaló Mónica Verea Campos, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), durante el Coloquio Internacional El impacto del TLCAN en México a 10 años.

 

Durante la mesa Impacto en energía, agricultura y servicios, que se realizó en el Auditorio “Mario de la Cueva” de la Torre II de Humanidades de la UNAM, destacó que los efectos económicos del Tratado, junto con el importante crecimiento económico estadounidense, constituyeron las fuerzas determinantes para generar una robusta demanda de trabajadores temporales con alta y baja capacitación, principalmente en Estados Unidos.

 

Por otra parte, las redes sociales arraigadas y tecnificadas de los connacionales han promovido un mayor desplazamiento hacia la Unión Americana. Si a ello se suma la débil oferta laboral mexicana, los difíciles procesos de reajuste financiero, y las repetidas y prolongadas crisis, se concluye que ese flujo no cesará en un futuro cercano, advirtió.

 

Debe registrarse “que con el espíritu de colaboración nacida desde la negociación del TLCAN, se logró una dinámica interacción entre múltiples sectores de la economía y corporaciones internacionales, inversión extranjera, cuantiosas transacciones comerciales, la apertura de múltiples negocios, una mayor afluencia de estudiantes, académicos, empresarios; lo que sin duda ha generado un mayor entendimiento de la inseparable y compleja integración de la región de América del Norte y, sin el convenio, este dinamismo hubiera sido mucho menor, indicó.

 

Reconoció que el TLCAN implicó la atracción de nuevos migrantes o visitantes temporales en los tres países y que se ha incrementado de forma significativa el flujo de los denominados “huéspedes”, precisamente porque existe mayor comercio e inversión.

 

Asimismo se ha hecho uso adicional de estas categorías y se han contratado a diversos tipos de profesionistas. El gran número de mexicanos que han sido admitidos legalmente en Norteamérica ha sentado bases para que eventualmente demanden la reunificación familiar, resaltó la especialista.

 

A su vez, Alicia Puyana Mutis, de Flacso, apuntó que México negoció el TLCAN en condiciones de asimetría, no sólo por el tamaño de las economías, sino también por la productividad. “Nuestro país dio un gran viraje al negociar la agricultura porque su posición inicial, que era reservar una serie de productos y mantenerlos al margen del proceso de liberación, fue totalmente transformado y los integró a todos. Lo hizo con un ajuste de desgravación más complejo que el de la industria”, refirió.

 

Las diferencias con Estados Unidos son enormes; el campo mexicano hasta antes de la apertura se había sometido a un transcurso de sustitución de importaciones, y pasó a un trato discriminatorio y desigual, al existir subvenciones de Estado.

 

Por su parte, Rocío Vargas Suárez, también del CISAN, destacó que si bien el Tratado no fue punto de partida a los cambios en la sociedad canadiense o en la mexicana, sí fue un catalizador, un iniciador del desmantelamiento de los monopolios verticalmente integrados. En este sentido, inició la introducción de un modelo de mercado que implica privatización, desregulación y liberalización.

 

Las expectativas, dijo, estaban relacionadas con las garantías a largo plazo de las inversiones extranjeras, mediante la certidumbre y estabilidad jurídica. Los norteamericanos conocían la importancia política de los sectores energéticos mexicanos y fue para ellos un elemento importante a considerar.

 

Otro punto fundamental, resultante del acuerdo comercial fue la institucionalidad e integración con nuestros socios. Se formó un grupo de trabajo que opera desde 2001, no sólo para analizar la posibilidad de abrir al privado el petróleo, sino electricidad, gas licuado a presión y todas los recursos que se poseen.

 

En su oportunidad, Laura Hernández Ramírez, de la Facultad de Derecho, resaltó que a diez años de existencia de este vínculo, se han presentado diversas problemáticas, principalmente con EEUU, en materia jurídica, como el contenido de las disposiciones, con conceptos distintos entre los propios capítulos con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes federales, por ausencia de una técnica legal mexicana.

 

Ello repercutió en la asimilación de los compromisos internacionales; en el sistema de apertura basado en la desgravación de bienes o en la descalendarización en servicios; en permitir la inversión en los objetos anteriores; así como en la implicación de los niveles de gobierno estatal y municipal en servicios públicos.

 

A ello se debe agregar la actuación por parte de los servidores públicos que aún no respetan la legislación nacional, así como el principio de congruencia jurídica, ya que privilegian disposiciones del tratado antes que a la propia Carta Magna. Incluso utilizan procedimientos poco benéficos para México, o no utilizan las existentes para bien del país.

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Foto 1

Laura Hernández, de la Facultad de Derecho, y Rocío Vargas, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, participaron en el Coloquio Internacional El impacto del TLCAN en México a 10 años.

 

Foto 2

El TLCAN implicó la atracción de nuevos migrantes o visitantes temporales en los tres países y se ha incrementado el flujo de los denominados “huéspedes”, afirmó Mónica Verea Campos, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte.

 

Foto 3

En la Torre II de Humanidades de la UNAM, la integrante de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Alicia Puyana Mutis, señaló que México negoció el TLCAN en condiciones de asimetría, no sólo por el tamaño de las economías, sino por la productividad.