06:00 hrs. Septiembre 3 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-623

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

LA TIERRA NO PERDERÍA SU ATMÓSFERA

 

·        Posee un intenso “escudo” magnético que lo protege del plasma que viene del Sol, afirmó Héctor Javier Durand Manterola, del Departamento de Física Espacial del Instituto de Geofísica

·        El viento solar afecta a los planetas que no están protegidos por un escudo magnético, agregó

 

Nuestro planeta posee un intenso “escudo” magnético que lo protege del plasma que viene del Sol, mismo que si incidiera de forma directa en nuestra atmósfera, la arrastraría consigo, por lo que no es factible un fenómeno de esta naturaleza, afirmó Héctor Javier Durand Manterola.

 

Al dictar la conferencia “Fuga de atmósfera en Marte y Venus”, el integrante del Departamento de Física Espacial del Instituto de Geofísica de la UNAM explicó que el viento solar puede alcanzar velocidades de hasta 400 kilómetros por segundo y afectar a los planetas que no están protegidos por un campo de este tipo.

 

No obstante, la Tierra pierde material atmosférico cuando las partículas más rápidas de un gas presente en la capa más exterior o exósfera  salen al espacio. Sin embargo es una pérdida leve.

 

Otra forma de sufrir menoscabo es por la oxidación de suelo a partir de la presencia de agua líquida en la superficie. “Cuando hay océanos y lagos, el bióxido de carbono se disuelve en esa agua y al interactuar con otros elementos disueltos, como minerales (magnesio, aluminio, etcétera), se forman los carbonatos, que se depositan en forma de roca”, refirió.

 

Durand Manterola, creador de un modelo matemático para determinar la pérdida de masa atmosférica en un planeta no magnético ocasionada por el viento solar, recordó que Marte pierde entre 0.25 y un kilogramo de material por segundo, y Venus 23 kilos en ese mismo lapso.

 

Para determinar cómo ha sido ese proceso en la historia geológica de ambos cuerpos celestes se debe tomar en cuenta que la luminosidad del Sol no se ha mantenido constante. “En el visible ha ido ascendiendo de manera que, por ejemplo, en los primeros años de la Tierra era 20 por ciento menor a la actual; en cambio, la luminosidad ultravioleta –que es la que interesa porque ioniza átomos neutros y crea la ionosfera– ha disminuido”.

 

 La velocidad del viento solar también ha decaído hasta alcanzar los 400 kilómetros por segundo que tiene ahora.

 

En algún momento de la historia del “planeta rojo”, recordó en el auditorio del Centro de Ciencias de la Atmósfera, hubo agua líquida en su superficie. Actualmente eso es imposible, no sólo por su presión, sino por las bajas temperaturas que imperan.

 

Los robots Oportunity y Spirit han demostrado la existencia de lagos y posiblemente de mares. La gran pregunta es qué pasó con la atmósfera marciana y la respuesta es que ha sufrido erosión porque interactúa de modo directo con el viento solar.

 

Se ha encontrado que en rocas antiguas hay un campo magnético remanente. Eso quiere decir que en efecto existió y cuando decayó dio inicio la acción solar sobre sus capas gaseosas. “Se infiere que se han perdido dos atmósferas de tipo terrestre, únicamente a causa del viento solar”, asentó.

 

En el caso de Venus su menoscabo equivale a ocho masas atmosféricas terrestres. Ello se debe a que ese planeta está más cerca del astro rey. A pesar de eso, abundó el científico, posee una compleja masa de elementos.

 

La edad de una superficie se puede determinar con base en la densidad de cráteres que tiene. Así se ha establecido que la “venusina” tiene 500 millones de años; en relación con la Tierra, la Luna o Marte, es “completamente joven”.

 

Tal hecho significa que algo le ocurrió a Venus y no evolucionó como nuestro planeta, aunque son casi iguales en tamaño y el material del cual se formaron debió ser el mismo.

 

El segundo miembro del Sistema Solar debió tener mares. Hoy tiene intenso calor, de 700 grados kelvin en superficie, que “está completamente seca, y la poca agua de las capas altas está mezclada con bióxido de azufre, por lo que forma ácido sulfúrico”.

 

Venus, además, no gira como el resto, sino en sentido contrario y lentamente. “Se especula que hace 500 millones de años tenía océanos, daba vueltas en el sentido correcto y era ‘copia fiel’ de la Tierra. Quizás para entonces también tenía vida”.

 

Pero un cuerpo del tamaño de la Luna o incluso mayor lo golpeó de lleno, de tal manera que invirtió su rotación. Un impacto de esa magnitud también debió ser capaz de mandar su agua al espacio y fundir su corteza, transformando las rocas calizas en bióxido de carbono que fue lanzado a la atmósfera. Así quedaría como el cuerpo que es en la actualidad. Tal idea, finalizó, no está comprobada.

 

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 01

Héctor Javier Durand Manterola, del Instituto de Geofísica de la UNAM, dijo que nuestro planeta posee un intenso “escudo” magnético que lo protege del plasma que viene del Sol

 

 

FOTO 02

El investigador Héctor Javier Durand Manterola explicó que el viento solar puede alcanzar velocidades de hasta 400 kilómetros por segundo y afectar a planetas sin protección de este campo.