06:00 hrs. Agosto 26 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-602

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de foto al final del boletín

 

AYUDA LA INTELIGENCIA EMOCIONAL A ENFRENTAR MEJOR LOS PROBLEMAS DE LAS GRANDES CIUDADES

 

·        Cecilia Ojeda señaló que esa técnica pretende integrar los terrenos sentimental y cognitivo

·        También participaron Sara Valdés Martínez y Pedro Valle  Vega

·        En la VI Semana de Temas de actualidad de Ingeniería en Alimentos, organizada por la FES Cuautitlán, dijo que es una habilidad humana que se desarrolla con el tiempo

 

La inteligencia emocional es una de las mejores opciones para enfrentar los retos y conflictos que plantea la vida en las metrópolis, pues permite integrar las actividades sentimentales y cognitivas de los seres humanos, aseguró Cecilia Ojeda Hernández, maestra en psicología clínica.

 

Al participar en la VI Semana de Temas de Actualidad de Ingeniería en Alimentos, organizada por la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FESC), señaló que manejar ambos terrenos de manera equilibrada origina una conducta más adaptativa y con múltiples logros.

 

Es la habilidad, explicó la docente de ese centro multidisciplinario de la UNAM, para someter las emociones a la razón, dar una respuesta adecuada en el momento oportuno, frente a la persona correcta, de la manera y en la medida conveniente y en una proporción que permita alcanzar los objetivos planteados.

 

Añadió que se desarrolla con el paso del tiempo. “No es una cualidad con la cual las personas pudieran nacer, sino cultivable, a diferencia del Coeficiente Intelectual, un potencial genético y difícil de superar”.

 

Ojeda Hernández añadió que muchas veces lo esencial de la experiencia radica en la parte emocional. Cualquier respuesta ante el medio ambiente incluirá ambos aspectos y las soluciones serán más equilibradas. Al introducir o tomar en cuenta la parte emotiva, la reacción será más rica.

 

Esa simbiosis es propia de la inteligencia emocional. “No podemos dejarnos llevar sólo por la razón sin ninguna emoción, y viceversa, no debemos dejarnos influir únicamente por la pasión sin poner una gota de razonamiento”, reconoció.

 

La armonía es importante y se ejercita desde pequeños, cuando los padres permiten entrar en contacto con afectos para identificarlos y saber cuándo se está enojado, triste, desilusionado, eufórico, orgulloso, y todo el abanico de demostraciones que se puede experimentar, y qué se hace con cada sentimiento.

 

Por su parte, Sara Valdés Martínez, académica de la FESC, dijo que estas actividades son útiles ante el proceso de globalización de las grandes empresas, pues cada vez contratan menos personal, con sueldos cada vez peor pagados, por lo que es necesario ofrecerles alternativas.

 

Informó que cada año ingresan a la carrera de ingeniería en alimentos de la FES Cuautitlán unos 200 estudiantes de nuevo ingreso, y en total tiene una matrícula de 800 alumnos. 

 

También se impartió un taller de microempresas, pues cuando concluyen su preparación se desmotivan porque no encuentran un trabajo bien remunerado. Por ello, su propósito es enseñarles a establecer su propia microempresa.

 

Además de que se les provee de las herramientas técnicas de su carrera, se consideran otros aspectos de su formación, que les permita consolidar su posición  como futuros profesionistas que serán.

 

Sara Valdés resaltó que la ingeniería en alimentos es aceptada. Es una disciplina donde los estudiantes son inquisitivos, creativos y tienen muchas ganas de investigar.

 

Por último, Pedro Valle Vega, de la empresa Silliker, refirió que al hablar de sistemas de calidad “debemos tener una estructura y diversos lineamientos que nos guíen. Para ello es necesario contar con planes, métodos, procedimientos, políticas y reglamentos”.

 

Su enfoque debe ser preventivo antes que correctivo. “Debemos ser analíticos y no creer todo lo que se nos dice. Con esta orientación podremos salir adelante en cualquier actividad y situación”, concluyó.

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Sara Valdés Martínez, de la FES Cuautitlán, dijo que cada año ingresan 200 alumnos a la carrera de ingeniería en alimentos en esa unidad multidisciplinaria de la UNAM.

 

 

FOTO 02

 

La académica universitaria Cecilia Ojeda Hernández aseveró que la inteligencia emocional es una de las mejores opciones para enfrentar los retos y conflictos que plantea la vida en las metrópolis.