06:00 hrs. Agosto 24 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-595

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de fotos al final del boletín

 

COLABORAN A LA VARIACIÓN CLIMÁTICA DEL PLANETA POLVO Y FRAGMENTOS SUSPENDIDOS EN EL AIRE

 

·        Esto al formar “aerosoles urbanos”, explicó Amando Leyva Contreras, del IGF

·        Las partículas suspendidas provienen también del océano, las erupciones volcánicas, la industria, los autos, el medio interplanetario e, incluso, de la actividad sísmica

 

A pesar de que los principales contaminantes del aire en la Ciudad de México son el tráfico vehicular y la industria, también representan un fuerte peligro para la salud y el medio ambiente el polvo y los fragmentos de basura que son levantados por el viento y pasan a formar parte del “aerosol urbano”, afirmó Amando Leyva Contreras, del Observatorio de Radiación Solar del Instituto de Geofísica de la UNAM.

 

Los aerosoles urbanos, agregó, colaboran en la variación climática del planeta, en la capacidad de la radiación solar de alcanzar la superficie y, en consecuencia, de modificar el clima de ciertas regiones.

 

Estos compuestos se forman del polvo y los fragmentos de basura en las calles que se suman fácilmente a las principales fuentes de la polución: la contaminación generada por los automóviles y la de tipo industrial.

 

 

Durante la conferencia "El aerosol atmosférico, nuestra segunda atmósfera", recordó que en esta dependencia de la Universidad Nacional se lleva a cabo el estudio de las variaciones de la concentración y la distribución de tamaños de estos elementos nocivos, que varían entre 0.01 y 10 micras de radios, en diferentes ambientes geográficos, como es el caso de un experimento realizado en la Antártida en 1993.

 

"Esto es de interés para quienes analizan su papel en la atenuación de los flujos de radiación solar que llegan a la superficie terrestre, y su repercusión en la salud, porque entre más pequeñas pueden penetrar con mayor profundidad en las vías respiratorias", advirtió.

 

Cuando se habla de la atmósfera, dijo Leyva, se olvida que además del oxígeno y nitrógeno que la forman, hay partículas que son arrastradas desde la superficie por el viento y otras que se forman de los gases mismos, sobre todo en las ciudades donde hay gran cantidad de tóxicos, como compuestos de azufre que, al reaccionar en un ambiente húmedo, son capaces de generar agentes ácidos.

 

Los aerosoles se consideran soluciones con dos fases: una sólida y otra "continua", de la mezcla gaseosa que forma el aire. Ambas tienen dos orígenes principales: el medio interplanetario, desde donde ingresa por las capas superiores, y el terrestre.

 

De la superficie de la Tierra no sólo se levantan tolvaneras. En las costas, las olas rompen contra los escollos y así depositan una gran cantidad de partículas de sal. O bien, mediante las erupciones volcánicas, desde las entrañas de la Tierra salen elementos como las cenizas, que también pasan a formar parte de la capa de aerosoles.

 

Otras son de origen antropogénico, como las chimeneas fabriles de las industrias, los escapes de los automóviles y otras actividades de riesgo.

 

En la última década se ha encontrado que se generan en las zonas de actividad sísmica. Los movimientos telúricos son capaces de ajustar y deformar la corteza terrestre y al hacerlo dejan escapar gases, como el radón, y fragmentos de ella, algunos metálicos. Este último, en las capas más densas de la atmósfera, logra formar un aerosol altamente ionizado que modifica la estructura de su campo eléctrico e influye en la distribución de su densidad.

 

Amando Leyva refirió que esta situación no es sólo un fenómeno local o el polvo que levanta el viento. Se relaciona con fenómenos como el calentamiento de zonas oceánicas, por ejemplo la del Atlántico central, importante porque es una de las áreas de formación de ciclones, cuyo desarrollo y trayectoria tiene que ver con la temperatura superficial del océano.

 

Otra de sus características importantes es su concentración. La cantidad de partículas por unidad de volumen es diferente de una zona del planeta a otra y en diferentes niveles, puntualizó.

 

En general, permanecen en la atmósfera durante un tiempo que depende, en gran medida, de la atracción gravitacional y de la interacción con los gases, en particular el vapor de agua.

 

Constituyen un factor importante en la definición del clima y su variabilidad porque, además de influir en el calentamiento global, modifican, mediante los contaminantes, la cubierta de nubes, elemento de primer orden en la climatología de la Tierra y factor principal de atenuación de la radiación solar que nos alcanza. De ahí su importancia, indicó el experto.

 

Recordó que las medidas para combatir la contaminación del aire no se comparan en eficiencia con los mecanismos naturales, como la lluvia y las corrientes aéreas que, sobre todo en los meses de invierno, soplan desde el Ajusco y arrastran las partículas suspendidas.

 

 

--o0o-- 


PIES DE FOTO

 

FOTO 01

 

Amando Leyva Contreras, del Observatorio de Radiación Solar del Instituto de Geofísica de la UNAM, aseguró que el polvo y fragmentos de basura pasan a formar parte del “aerosol urbano”.

 

 

FOTO 02

 

Los aerosoles urbanos colaboran en la variación climática del planeta, pues afectan la radiación solar que alcanza su superficie, advirtió el investigador de la UNAM Amando Leyva Contreras.