13:00 hrs. Agosto 13 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-567

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

RECOMIENDAN INCLUIR EN LA AGENDA ACADÉMICA DE SALUD LA INVESTIGACIÓN DE ERRORES  MÉDICOS

 

 

·        Sólo su abordaje franco y abierto permitirá afrontar esta situación, señaló Luis Felipe Abreu Hernández, coordinador del posgrado médico en la UNAM

·        Sin un enfoque científico, persistirán los mitos, aumentarán los conflictos y, con ello, crecerá la insatisfacción, añadió

 

La investigación sobre errores médicos debe formar parte de la agenda académica sobre los sistemas y servicios de salud, epidemiología clínica, psicología social, economía de la salud y sociología médica, señaló Luis Felipe Abreu Hernández, coordinador del Programa de Maestría y Doctorado en Ciencias Médicas, Odontológicas y de la Salud de la UNAM.

 

Sólo un abordaje franco, abierto, sistemático y fundado en la evidencia científica del tema permitirá afrontar esta situación y reducir riesgos. Lo anterior, dijo, se lograría mediante la colaboración de los profesionales de este campo, de la gerencia, academia, Estado y la sociedad en general. De otra forma, “persistirán los mitos, aumentarán los problemas y, con ello, crecerá la insatisfacción, tanto de los usuarios como de los prestadores de los servicios”, alertó.

 

Para poder calificar una acción como yerro, explicó, “debe demostrarse que el resultado desfavorable se debió a una intervención médica mal realizada”. En el análisis se deben estudiar las consecuencias, pero sobre todo el diagnóstico y terapéutico.

 

Dicho estudio, señaló, debe efectuarse a partir del estado del arte para determinar la capacidad del conocimiento estándar, así como la posibilidad de predecir y manejar las potenciales complicaciones, pues de esas situaciones depende evitar una consecuencia indeseable.

 

En general, comentó, los pacientes no atribuyen de entrada los malos desenlaces a una práctica errónea. “Resulta frecuente –aseveró en la Facultad de Medicina– que se consideren accidentes, es decir, procesos incontrolables para el personal técnico”.

 

Abreu Hernández consideró que reducir las confusiones implica analizar el sistema de interrelación de la forma más amplia posible y no limitarse al estudio de las condiciones locales y las equivocaciones específicas. Destacó que los seres humanos deben verse como elemento vivo que la mayor parte de las veces opera adecuadamente el sistema. Ellos, afirmó, pueden identificar y manejar los riesgos para evitar accidentes.

 

Al respecto, Ernesto Priani Saisó, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de esta casa de estudios, dijo que “no hay una sola forma de entender la conducta del médico y sus consecuencias”, pues no es sólo una falla a la normatividad respectiva, sino un conjunto de niveles problemáticos que se entrelazan, pero que tienen su manifestación última, cotidiana y tangible, en las decisiones del día a día.

 

Así, precisó durante la conferencia Errores médicos y bioética, no basta con reducir el equívoco a meros factores causales o bien a problemas de carácter deontológico. La propuesta, consideró, es incorporar esas variables a la conducta como un ámbito profesional y moral, puesto que las consideraciones van en ese sentido.

 

Por ello, afirmó que “es necesario hacer una crítica a la conducta del galeno, para establecer cuáles son las razones morales de cierto comportamiento, cuya consecuencia es una mala praxis; pero también para introducir una variable que colabore en su reducción”, consistente en saber que es siempre responsable de su proceder y, por tanto, de sus yerros, “que no le son ajenos, pues hablan de él, de lo que hace y cómo lo hace, y de la circunstancia en que ejerce; porque a fin de cuentas es un ser humano.

 

En su oportunidad, Gonzalo Moctezuma Barragán, secretario ejecutivo del Consejo de la Judicatura Federal, indicó que según el derecho, el daño causado por los facultativos a un paciente puede ser de dos tipos: material, “que produce la muerte, incapacidad total permanente, parcial permanente, total temporal o parcial temporal”. Su reparación se da “mediante el pago de daños y perjuicios”.

 

El segundo tipo es moral, “afección que una persona sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspectos físicos, o bien en la consideración que de sí misma tienen los demás”. Se repara a través de una indemnización, que en nuestro país es determinada por el juez, “quien tomará en cuenta los derechos lesionados, el grado de responsabilidad, la situación económica del responsable y de la víctima, así como las demás circunstancias del caso”, refirió.

 

También dio algunos consejos a los médicos: que hagan la certificación de sus especialidades mediante registro ante la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública, “porque es lo primero que se analiza”; que en el expediente clínico se dé constancia de las condiciones del paciente y las circunstancias de tiempo, lugar y modo en que llegó.

 

Que hagan uso del consentimiento informado, explicar al paciente y familiares los resultados esperados, efectos secundarios y riesgos; apoyarse en los comités hospitalarios, para someterles los casos complejos o con resultados inesperados; abstenerse de declarar –una garantía constitucional– si no está su asesor legal presente, y hacer defensa común ante acusación.

 

Asimismo, Raymundo Macías, profesor de la FM, señaló que los errores médicos se dan en la enseñanza; en la formación de galenos y especialistas, por la ausencia de trabajo interdisciplinario y la superespecialización, y en el ejercicio profesional, desde la práctica institucional o privada.

 

En la primera el paciente es visto como un número o expediente, un caso de experimentación o parte de un protocolo de investigación. En la segunda es un cliente o fuente de ingresos.

 

Al unirlos, resaltó, se observa que los enfermos son utilizados para probar teorías o técnicas; también hay casos donde se les trata con una mentalidad quirúrgica en oposición a la médica, es decir, antes que otra cosa se les trata de operar en lugar de medicarlos, concluyó.

 

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PIES DE FOTO

 

 

Foto 1

Gonzalo Moctezuma, Luis Felipe.Abreu, Raymundo Macías, Lizbeth Sagols y Ernesto Priani, durante la conferencia  Errores médicos y bioética.

 

 

Foto 2

La investigación sobre errores médico debe formar parte de la agenda académica sobre los sistemas y servicios de salud, señaló Luis Felipe Abreu.