Boletín UNAM-DGCS-527
Ciudad Universitaria
Pies de foto al
final del boletín
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De cada mil becarios sólo 200 regresan a
nuestro territorio, advirtió la especialista Heriberta Castaños-Lomnitz
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Un doctorado en una institución
internacional le cuesta al país un mínimo de 250 mil dólares
De los aproximadamente mil becarios que salen de
México cada año para realizar estudios
de posgrado en el extranjero, sólo 200 regresan a nuestro territorio, reveló la
investigadora universitaria Heriberta Castaños-Lomnitz, quien precisó que la
“fuga de cerebros” se da principalmente en las áreas de las ciencias exactas y
naturales.
Ejemplificó
que en el marco del programa de apoyos
para formarse fuera del país, de 1980 a
1998 México gastó 400 millones de dólares para doctorar a mil 678 de sus
estudiantes en universidades de Estados Unidos; de ellos, menos de la cuarta
parte se incorporó a la comunidad científica nacional.
Cada
alumno, especificó, le representa a la sociedad una erogación mensual de mil
dólares en el caso de ser soltero, y de mil 200 si es casado, para su
manutención. Mención aparte merecen las inscripciones a las diferentes
instituciones educativas, así como el seguro médico y gastos de transporte,
explicó.
Así,
añadió, se estima que un doctorado internacional le cuesta al país un mínimo
de 250 mil dólares y, en ocasiones,
mucho más.
La especialista del Instituto de Investigaciones
Económicas de la UNAM agregó que la inversión que realizó México para formar
recursos humanos de alto nivel no ha sido del todo redituable, y ello se
evidencia en que pese a las miles de becas otorgadas, la membresía del Sistema
Nacional de Investigadores (SNI) continúa estancada en diez mil científicos
activos.
Así,
sólo uno de cada cinco becarios que obtuvieron el máximo grado en Estados
Unidos ingresaron al SNI, subrayó la investigadora, quien apuntó que durante
las épocas de crisis económica esta emigración de talentos se acentuó ante la
falta de condiciones favorables de trabajo o la carencia de laboratorios y
equipo científico de punta.
La
experta en el tema consideró de suma importancia tomar acciones para detener este fenómeno, y esto sólo puede
lograrse a través de ofrecerles mejores
salarios, una industria mucho más abierta para su contratación y, de forma
paralela, un fuerte impulso a las innovaciones.
Otra
opción, dijo la investigadora, es que se les invite a fungir como embajadores
de buena voluntad. Con ello se garantizarían estancias temporales en el país.
Agregó
que es necesario implementar estrategias alternativas, como por ejemplo,
alentar el trabajo de los actuales académicos y que se distribuyan en forma más
equitativa los recursos para apoyar los programas de posgrado en las
instituciones nacionales.
Precisó
que la mayoría de los estudiantes mexicanos que viajan a otras naciones se
caracterizan por su alta calidad. Principalmente se concentran en Norteamérica,
donde reciben ofertas de sueldos atractivos en distintas universidades, pero también
se ubican en Europa, especialmente en Alemania, que mantiene una política de
atraer a los expertos de todo el mundo.
Castaños–Lomnitz explicó que la planta de
investigadores nacionales envejece, pero los centros públicos no cuentan con
recursos suficientes para abrir nuevas plazas. Sin embargo, aseguró, se da un
nuevo fenómeno, porque los posgraduados que retornan se ubican en provincia,
sobre todo en centros de ciencia y tecnología.
Indicó
que la fuga de cerebros comenzó desde 1975, poco después de que el Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología iniciara el programa de becas para estudios de
posgrado en el extranjero.
No
obstante, dijo, este problema no es exclusivo de México, sino que se da en todo
el mundo. Por ejemplo, Japón, China y la India envían constantemente
estudiantes allende sus fronteras y su inversión no se compensa, porque muchos
de ellos deciden quedarse, por ejemplo en las Universidades del Sur de
California, las cuales están llenas de asiáticos.
Castaños-Lomnitz
expuso que las principales pérdidas se dan en las áreas de las ciencias exactas
y naturales, y en menor medida en las sociales, fundamentalmente porque en
estas últimas no se requiere equipo sofisticado para aplicar los conocimientos.
Concluyó
que de no formarse a los investigadores que el país necesita, la sociedad
deberá resignarse a ser maquiladora, que consume tecnología foránea.
-o0o-
Aspecto de la charla con la
investigadora Heriberta Castaño–Lomnitz sobre la migración de talentos en
México.