06:00 hrs. Julio 26 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-527

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

OCHO DE CADA 10 ESTUDIANTES MEXICANOS DE POSGRADO EN EL EXTRANJERO NO REGRESAN AL PAÍS

 

·        De cada mil becarios sólo 200 regresan a nuestro territorio, advirtió la especialista Heriberta Castaños-Lomnitz

·        Un doctorado en una institución internacional le cuesta al país un mínimo de 250 mil dólares

 

De los aproximadamente mil becarios que salen de México cada año  para realizar estudios de posgrado en el extranjero, sólo 200 regresan a nuestro territorio, reveló la investigadora universitaria Heriberta Castaños-Lomnitz, quien precisó que la “fuga de cerebros” se da principalmente en las áreas de las ciencias exactas y naturales.

 

Ejemplificó que en el marco del  programa de apoyos para formarse fuera del país, de 1980  a 1998 México gastó 400 millones de dólares para doctorar a mil 678 de sus estudiantes en universidades de Estados Unidos; de ellos, menos de la cuarta parte se incorporó a la comunidad científica nacional.

 

Cada alumno, especificó, le representa a la sociedad una erogación mensual de mil dólares en el caso de ser soltero, y de mil 200 si es casado, para su manutención. Mención aparte merecen las inscripciones a las diferentes instituciones educativas, así como el seguro médico y gastos de transporte, explicó.

 

Así, añadió, se estima que un doctorado internacional le cuesta al país un mínimo de  250 mil dólares y, en ocasiones, mucho más.

 

La especialista del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM agregó que la inversión que realizó México para formar recursos humanos de alto nivel no ha sido del todo redituable, y ello se evidencia en que pese a las miles de becas otorgadas, la membresía del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) continúa estancada en diez mil científicos activos.

 

Así, sólo uno de cada cinco becarios que obtuvieron el máximo grado en Estados Unidos ingresaron al SNI, subrayó la investigadora, quien apuntó que durante las épocas de crisis económica esta emigración de talentos se acentuó ante la falta de condiciones favorables de trabajo o la carencia de laboratorios y equipo científico de punta.

 

La experta en el tema consideró de suma importancia  tomar acciones para detener este fenómeno, y esto sólo puede lograrse a través de ofrecerles  mejores salarios, una industria mucho más abierta para su contratación y, de forma paralela, un fuerte impulso a las innovaciones.

 

Otra opción, dijo la investigadora, es que se les invite a fungir como embajadores de buena voluntad. Con ello se garantizarían estancias temporales en el país.

 

Agregó que es necesario implementar estrategias alternativas, como por ejemplo, alentar el trabajo de los actuales académicos y que se distribuyan en forma más equitativa los recursos para apoyar los programas de posgrado en las instituciones nacionales.

 

Precisó que la mayoría de los estudiantes mexicanos que viajan a otras naciones se caracterizan por su alta calidad. Principalmente se concentran en Norteamérica, donde reciben ofertas de sueldos atractivos en distintas universidades, pero también se ubican en Europa, especialmente en Alemania, que mantiene una política de atraer a los expertos de todo el mundo.

 

Castaños–Lomnitz explicó que la planta de investigadores nacionales envejece, pero los centros públicos no cuentan con recursos suficientes para abrir nuevas plazas. Sin embargo, aseguró, se da un nuevo fenómeno, porque los posgraduados que retornan se ubican en provincia, sobre todo en centros de ciencia y tecnología.

Indicó que la fuga de cerebros comenzó desde 1975, poco después de que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología iniciara el programa de becas para estudios de posgrado en el extranjero.

 

No obstante, dijo, este problema no es exclusivo de México, sino que se da en todo el mundo. Por ejemplo, Japón, China y la India envían constantemente estudiantes allende sus fronteras y su inversión no se compensa, porque muchos de ellos deciden quedarse, por ejemplo en las Universidades del Sur de California, las cuales están llenas de asiáticos.

 

Castaños-Lomnitz expuso que las principales pérdidas se dan en las áreas de las ciencias exactas y naturales, y en menor medida en las sociales, fundamentalmente porque en estas últimas no se requiere equipo sofisticado para aplicar los conocimientos.

 

Concluyó que de no formarse a los investigadores que el país necesita, la sociedad deberá resignarse a ser maquiladora, que consume tecnología foránea.

 

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FOTO 1

 

Heriberta Castaños-Lomnitz, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM,  aseguró que de mil estudiantes mexicanos que reciben becas para estudiar en el extranjero, sólo 200 regresan a nuestro territorio.

 

 

FOTO 2

 

Aspecto de la charla con la investigadora Heriberta Castaño–Lomnitz sobre la migración de talentos en México.