06:00 hrs. Julio 24 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-523

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

REQUIERE MÉXICO UNA NUEVA LEGISLACIÓN QUE CONTRARRESTE LA CONTAMINACIÓN MINERA

 

·        En ella se establecerá que las compañías del ramo deberán contar con un seguro para resarcir los daños al ambiente

·        Aseveró Helio Flores, investigador de la Facultad de Química de la UNAM

 

México requiere una nueva legislación que regule y sancione la contaminación de suelos provocada por la minería, en la cual se establezca que las compañías cuenten con un seguro para resarcir los daños al ambiente ocasionados durante la explotación o el agotamiento de las vetas, afirmó Helio Flores, investigador de la Facultad de Química de la UNAM.

 

Esa garantía deberá ser suficiente para efectuar cualquier restauración  en caso de registrarse alguna contingencia o afectación; de lo contrario, aseguró, esos recursos salen del erario público.

 

En nuestro país, indicó el especialista, no existe una cultura relacionada con el destino para los residuos de los yacimientos, una vez que se terminan de aprovechar.

 

En la república, informó, hay poco más de 500 compañías mineras, de ellas cerca de 200 son estadounidenses, y una cantidad similar de canadienses, también hay entre 10 y 12 empresas australianas e igual número de inglesas; el resto son nacionales.

 

 

Los cuatro estados productores de plata y oro son Zacatecas, Hidalgo, Guerrero y Guanajuato. El cobre se extrae en la parte norte, principalmente de Sonora, Zacatecas y Coahuila. En este último, el fierro es el más importante. También hay plomo, zinc y manganeso.

 

Existe otra parte de las corporaciones dedicada a procesar elementos, por ejemplo, a la roca fosfórica “se le agrega ácido sulfúrico y se obtiene ácido fosfórico, componente principal de los fertilizantes”, dijo.

 

Es cierto, aseveró Helio Flores, que en México “hay minerales, pero no en la cantidad de otras naciones”, ni han habido consecuencias graves o con la frecuencia de otros puntos del planeta. Posiblemente “los remanentes no han sido extremadamente agresivos, o a lo mejor no se han considerado con mayor detalle como en Estados Unidos y Canadá, donde documentan su producción, explotación y problemática”.

 

Aquí debería medirse con justeza este fenómeno. Es necesario un análisis crítico acerca de las zonas donde estos desechos pudiesen causar dificultades.

 

Una excavación abandonada o activa se debe monitorear de forma continua, porque en ella se acumulan los residuos de las extracciones, conocidos como jales, una vez que se acaba la veta y cierra el lugar, lo que representa, a veces, millones de toneladas. Todo el mineral pulverizado queda expuesto al ambiente.

 

Prácticamente en todos los países pasa lo mismo, señaló el investigador. “La compañía minera se compromete a que no escurrirá nada, que todo estará en orden, que no se saldrá de los lineamientos”. Sin embargo, aún en países desarrollados hay fallas en el proceso que provocan desperdicios nocivos, de los que es posible percatarse aun después de mucho tiempo, pues emergen en lagos o veneros a cientos de metros de su lugar de origen. En los Estados pobres es peor.

 

Lo ideal sería que esta industria fuese capaz de aislar los jales y confinarlos, resaltó, aunque esta medida “traería consigo un aumento en el precio de los productos. De lo contrario, difícilmente podrá resolverse adecuadamente este problema”.

Máxime cuando se sabe que la capacidad de absorción de la superficie de compuestos químicos es alta y puede llegar a dañar a los ecosistemas, quienes comenzarán a degradar esos compuestos. En grandes cantidades pueden presentar dificultades para recomponerse. “Cuando por alguna razón el proceso se altera y el suelo no tiene la capacidad de eliminar a esos tóxicos, se irán generando productos inicuos para la vida”, argumentó.

 

Ciertamente, es difícil eliminar del todo los contaminantes peligrosos para la salud, porque son disueltos y acarreados por las corrientes subterráneas.

 

“Una vez que permean más allá de cinco a seis metros, ningún país tiene la capacidad de sacar todo ese volumen de tierra y procesarlo. Sería un trabajo titánico, porque además, siendo el suelo tan poroso, se esparce en el subsuelo fuertemente”, concluyó.

 

 

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FOTO 04

 

Los dueños de las minas deberían pagar un seguro para resarcir los daños al ambiente durante la explotación o agotamiento de las minas, afirmó Helio Flores, investigador de la Facultad de Química de la UNAM.

 

 

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El químico universitario Helio Flores indicó que en nuestro país no existe una cultura relacionada con el destino para los residuos de los yacimientos mineros una vez que se agotan.