Boletín UNAM-DGCS-523
Ciudad Universitaria
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final del boletín
REQUIERE MÉXICO UNA NUEVA LEGISLACIÓN QUE CONTRARRESTE LA CONTAMINACIÓN MINERA
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En ella se establecerá que las compañías del
ramo deberán contar con un seguro para resarcir los daños al ambiente
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Aseveró Helio Flores, investigador de la
Facultad de Química de la UNAM
México requiere
una nueva legislación que regule y sancione la contaminación de suelos
provocada por la minería, en la cual se establezca que las compañías cuenten
con un seguro para resarcir los daños al ambiente ocasionados durante la
explotación o el agotamiento de las vetas, afirmó Helio Flores, investigador de
la Facultad de Química de la UNAM.
Esa
garantía deberá ser suficiente para efectuar cualquier restauración en caso de registrarse alguna contingencia o
afectación; de lo contrario, aseguró, esos recursos salen del erario público.
En nuestro país,
indicó el especialista, no existe una cultura relacionada con el destino para
los residuos de los yacimientos, una vez que se terminan de aprovechar.
En
la república, informó, hay poco más de 500 compañías mineras, de ellas cerca de
200 son estadounidenses, y una cantidad similar de canadienses, también hay
entre 10 y 12 empresas australianas e igual número de inglesas; el resto son
nacionales.
Los cuatro
estados productores de plata y oro son Zacatecas, Hidalgo, Guerrero y
Guanajuato. El cobre se extrae en la parte norte, principalmente de Sonora,
Zacatecas y Coahuila. En este último, el fierro es el más importante. También
hay plomo, zinc y manganeso.
Existe otra parte
de las corporaciones dedicada a procesar elementos, por ejemplo, a la roca
fosfórica “se le agrega ácido sulfúrico y se obtiene ácido fosfórico,
componente principal de los fertilizantes”, dijo.
Es
cierto, aseveró Helio Flores, que en México “hay minerales, pero no en la
cantidad de otras naciones”, ni han habido consecuencias graves o con la
frecuencia de otros puntos del planeta. Posiblemente “los remanentes no han
sido extremadamente agresivos, o a lo mejor no se han considerado con mayor
detalle como en Estados Unidos y Canadá, donde documentan su producción,
explotación y problemática”.
Aquí
debería medirse con justeza este fenómeno. Es necesario un análisis crítico
acerca de las zonas donde estos desechos pudiesen causar dificultades.
Una
excavación abandonada o activa se debe monitorear de forma continua, porque en
ella se acumulan los residuos de las extracciones, conocidos como jales, una
vez que se acaba la veta y cierra el lugar, lo que representa, a veces,
millones de toneladas. Todo el mineral pulverizado queda expuesto al ambiente.
Prácticamente
en todos los países pasa lo mismo, señaló el investigador. “La compañía minera
se compromete a que no escurrirá nada, que todo estará en orden, que no se saldrá
de los lineamientos”. Sin embargo, aún en países desarrollados hay fallas en el
proceso que provocan desperdicios nocivos, de los que es posible percatarse aun
después de mucho tiempo, pues emergen en lagos o veneros a cientos de metros de
su lugar de origen. En los Estados pobres es peor.
Lo ideal sería
que esta industria fuese capaz de aislar los jales y confinarlos, resaltó,
aunque esta medida “traería consigo un aumento en el precio de los productos.
De lo contrario, difícilmente podrá resolverse adecuadamente este problema”.
Máxime
cuando se sabe que la capacidad de absorción de la superficie de compuestos
químicos es alta y puede llegar a dañar a los ecosistemas, quienes comenzarán a
degradar esos compuestos. En grandes cantidades pueden presentar dificultades
para recomponerse. “Cuando por alguna razón el proceso se altera y el suelo no
tiene la capacidad de eliminar a esos tóxicos, se irán generando productos
inicuos para la vida”, argumentó.
Ciertamente,
es difícil eliminar del todo los contaminantes peligrosos para la salud, porque
son disueltos y acarreados por las corrientes subterráneas.
“Una
vez que permean más allá de cinco a seis metros, ningún país tiene la capacidad
de sacar todo ese volumen de tierra y procesarlo. Sería un trabajo titánico,
porque además, siendo el suelo tan poroso, se esparce en el subsuelo
fuertemente”, concluyó.
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FOTO 04
Los dueños de las minas deberían pagar un seguro para
resarcir los daños al ambiente durante la explotación o agotamiento de las
minas, afirmó Helio Flores, investigador de la Facultad de Química de la UNAM.
FOTO 07
El químico
universitario Helio Flores indicó que en nuestro país no existe una cultura
relacionada con el destino para los residuos de los yacimientos mineros una vez
que se agotan.