06:00 hrs. Julio 22 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-520

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

REVITALIZADA LA LENGUA MAYA, PESE A LA GLOBALIZACIÓN

 

·        Ramón Arzápalo, del IIA, dijo que ese modelo dominante no representa un riesgo para esta lengua que tiene fuertes raíces y elementos culturales arraigados

·        El filólogo universitario informó que en la actualidad tiene unos 900 mil hablantes

·        A principios del siglo pasado el 11 por ciento de los yucatecos la utilizaban; en la actualidad sólo alcanza el 7 por ciento

 

A pesar de los fuertes embates de la globalización y de los poderosos grupos económicos, la lengua maya de Yucatán vive un importante proceso de revitalización y fortalecimiento, destacó Ramón Arzápalo Marín, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.

 

Resaltó que ese modelo dominante no representa ningún riesgo para esa lengua, que cuenta con extenso vocabulario, compleja y armoniosa sintaxis, estructura semántica basada en una sólida lógica y principios matemáticos, así como variados estilos de expresión y géneros literarios.

 

Además, posee elementos profundamente arraigados, materiales e intangibles, como la religión y las artes. “No sólo ha sobrevivido; se ha desarrollado, evolucionado y ha aceptado elementos extraños, que adaptó para seguir funcionando”, expresó.

 

El filólogo universitario subrayó que la desigualdad en las relaciones sociales, basadas en las diferencias económicas que provoca la globalización, es la única amenaza al legado de este sector humano.

 

“Es indispensable entender que todos los conjuntos, incluyendo a las etnias, viven intercambios, y los grupos indígenas no sólo de Yucatán sino de toda América Latina han nutrido de numerosos elementos culturales y lingüísticos al resto de la sociedad”, refirió.

 

En la actualidad existen unos 900 mil hablantes de esta lengua. Si a principios del siglo pasado el porcentaje de usuarios era cercano al 11 por ciento de los yucatecos; en la actualidad es del siete.

 

“No obstante, dijo, es necesario tomar en cuenta el tipo de método utilizado para los censos de población, ya que cuando éstos se refieren a hablantes, por lo general son monolingües de lengua indígena, y muchos expresan su unilingüismo en español abiertamente, por los prejuicios sociales”.

 

Además, en la península hay muchos bilingües con educación media superior y superior. En los últimos 25 años el número de mayas o sus  descendientes en las universidades se ha incrementado. Son hablantes, pero no lo reconocen abiertamente.

 

Arzápalo Marín consideró que además de retomarla en las familias, los yucatecos sienten orgullo al utilizar este recurso en público. “Ello se debe, en primer lugar, a su enseñanza no sólo para quienes se expresan en español, sino en especial para los hablantes; hay escuelas bilingües, donde se enseña, sobre todo, a escribirlo”.

 

También hay programas y noticias en maya, transmitidas por radio y televisión, por lo menos en Mérida. Hay concursos regulares de canciones, que en los últimos años han tenido aceptación en toda la sociedad por su alta calidad. No son sólo las tradicionales de jaranas y bambucos o traducciones, sino composiciones originales, románticas y de contenido social.

 

El integrante del IIA comentó que este renacimiento obedece a muchos factores, como el impulso que diversas dependencias gubernamentales le han dado a la programación en los medios electrónicos, la publicación de novelas, producciones literarias, concursos de bailes, danzas y melodías. Actualmente se estimula la promoción de los derechos lingüísticos.

 

No obstante, son las comunidades indígenas las que han jugado un papel primordial en la concientización sobre su importancia en los últimos años. Para ellas significa una mayor conciencia de identidad. Lo paradójico es que en Yucatán no existe una ley indígena, como ocurre en Campeche y Quintana Roo.

 

Arzápalo Marín indicó que en términos filológicos hay una familia mayense compuesta de 25 lenguas, una de las cuales es la derivación que se habla en ese estado; además del lacandón, itzá y mopán. Anteriormente, fueron variantes dialectales, y hace 500 años quizá constituían una sola; así como en una época el español, francés y portugués provinieron del latín.

 

Añadió que aún dentro del maya yucateco hay diferencias entre lo que se conversa en el oriente y sur de la entidad, o en Campeche, aunque todas ellas son mutuamente inteligibles. Es como si un mexicano platicara con un argentino o un hispano.

 

Indicó que las modificaciones son un fenómeno natural. Existen dialectos que no tienen contacto con otros, pero se van desgastando o enriqueciendo y además los hablantes se dispersan.

 

Había grupos que se establecían cerca de los ríos y otros cruzaban la montaña, por lo que durante mucho tiempo quedaron separados por las sierras. Ambos hablaron tan diferente que después de cientos de años se volvieron lenguas distintas.

 

Arzápalo Marín dijo que la escritura maya fue de las más sofisticadas de Mesoamérica, y quizá la más completa. Tiene una estructura compleja porque no utilizó un código sencillo, ya que posee más de 800 elementos o grafemas, y como medio de expresión se empleó un sentido literario y esotérico, en lugar del coloquial.

 

Los idiomas europeos, como el castellano, requieren menos de 40 letras o carácteres. Su sistema escritural es más democrático, mientras que el maya es de naturaleza elitista, de mayor dificultad y artístico.

 

Al contar con reglas complicadas, sólo se pueden descifrar de manera parcial algunos textos, que fuera de su relación tienen poco valor. No se puede hablar de interpretaciones totales y mucho menos de la comprensión completa de un texto, concluyó.

 

 

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FOTO 01

 

El idioma maya que se habla en Yucatán vive un importante proceso de revitalización y fortalecimiento, reconoció Ramón Arzápalo Marín, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

 

FOTO 02

 

El filólogo universitario Ramón Arzápalo subrayó que la cultura maya es amenazada por la desigualdad en las relaciones de poder económico que provoca la globalización.