06:00 hrs. Julio 09 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-493

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

POSIBLE EL DESVÍO DE METEORITOS PARA EVITAR SU COLISIÓN CON LA TIERRA: JULIETA FIERRO

 

·        Los astrónomos están al pendiente de cualquier objeto que pudiese golpear a nuestro planeta, explicó Julieta Fierro, de la DGDC

·        En promedio, un objeto de grandes dimensiones hace colisión cada 80 millones de años, dijo en la Tercera Reunión Anual de la Sociedad Mexicana de Astrobiología

·        Sí hay vida extraterrestre en el universo, pero es poco probable que pueda detectarse desde la Tierra, afirmó Armando Arellano Ferro, investigador del IA

 

Vulcanismo, incendios forestales, olas gigantescas y presencia de polvo y ceniza en la atmósfera serían algunos de los efectos producidos por un posible choque de un meteorito contra la Tierra. No obstante, los bólidos podrían desviarse y evitar la colisión, afirmó Julieta Fierro, directora de Museos de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM.

 

En la Tercera Reunión Anual de la Sociedad Mexicana de Astrobiología, organizada en al auditorio “Marcos Moshinsky” del Instituto de Ciencias Nucleares, explicó que los astrónomos están al pendiente de cualquier objeto que pudiese golpear al planeta. Podría mandarse una sonda que se posara sobre él y cambiara su órbita por medio de una reacción termonuclear, por ejemplo.

 

En la plática El efecto que produciría un asteroide al impactarse en nuestro planeta, dijo que si el objeto midiese 10 kilómetros, como el que chocó en Yucatán hace 65 millones de años y causó la extinción de los dinosaurios, los daños serían graves.

 

Si se estrellase en el Océano Pacífico, a unos 500 kilómetros de las costas mexicanas, los efectos serían catastróficos. “Al ingresar a la atmósfera se produciría una bola de fuego de 5 mil grados. Cualquier persona que voltease a verla quedaría ciega por su radiación ultravioleta de alta energía”, alertó.

 

Al ocupar el 70 por ciento de la superficie terrestre, es alta la probabilidad de un impacto en el mar, con tsunamis y olas gigantescas en consecuencia. “Las costas de Guerrero quedarían devastadas de inmediato”. Del otro lado del planeta habría derrames masivos de lava, explicó.

 

Se crearía una onda de choque con velocidad de viento de 800 kilómetros por hora. Además, añadió, se produciría un terremoto de magnitud 11 –todos los edificios caerían– y un cráter de impacto de alrededor de 200 kilómetros. La onda caliente avanzaría sobre nuestro territorio produciendo incendios forestales. En una hora todos los bosques de México quedarían calcinados.

 

La combustión produciría malestar generalizado en toda la población, e incluso, asfixia si el oxígeno redujese su presencia en un 10 por ciento. La mayoría de los seres vivos morirían. La presencia de polvo y ceniza produciría una baja global de la temperatura, entre 5 y 10 grados, abundó.

 

Señaló que, en promedio, cada 80 millones de años un objeto espacial choca contra la Tierra. De hecho, agregó la experta, todos los días caen 40 toneladas de material del espacio, pero la atmósfera nos protege.

 

El último registro que se tiene de una colisión de esas dimensiones es de hace 65 millones de años. Es decir, podría faltar aún mucho para que un evento similar volviese a ocurrir. Debemos estar preparados para cualquier choque de esa magnitud y contar con la tecnología requerida para desviar cualquier peligro.

 

 

Por su parte, Armando Arellano Ferro, investigador del IA, explicó Por qué no hay extraterrestres en la Tierra, y afirmó que sí hay ese tipo de vida en el universo, aunque no se sabe dónde. “Si bien podrían saber en dónde estamos, es poco probable y menos posible es que nos visiten”.

 

Un extraterrestre podría detectar ozono y oxígeno en nuestro planeta e inferir con toda seguridad que está habitado, pero no sabría quiénes somos y cómo vivimos, precisó.

 

Para que exista contacto no basta la inteligencia, sino la conciencia. “Muchos seres vivos en la Tierra, como los delfines y caballos, han desarrollado inteligencia, pero ninguno de ellos es capaz de contarnos su historia, ni de predecir su futuro”, indicó.

 

La distancia y velocidad de viaje son dos limitantes notables para brindar esa oportunidad. Otro factor importante es la energía necesaria para proporcionar a una partícula con masa una velocidad que tienda hacia la de la luz y al infinito. Incluso, si se lograra en una nave tendría problemas, porque el espacio no está totalmente vacío, refirió.

 

Además, su consumo para acelerarla y mantenerla durante la travesía, costaría mucho. Por otra parte, abundó, apenas se tiene una infinitesimal capacidad; por lo tanto, “la coincidencia temporal de dos civilizaciones inteligentes, conscientes y tecnológicas vuelve las probabilidades de contacto aun más bajas”.

 

Por ello, señaló, se puede imaginar mucho y especular más sobre la existencia de vida extraterrestre en la Tierra; sin embargo, la física y la química imponen límites que debemos entender y no olvidar.

 

En su oportunidad, José de la Herrán, asesor de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, dictó la ponencia De la Tierra a la Luna, primer viaje y en ella explicó su experiencia como observador del recorrido que hizo el hombre para llegar a nuestro satélite natural.

 

Estuvo en Cabo Cañaveral como espectador en el lanzamiento del Saturno 5, el cohete impulsor de las naves Apolo. Desde ahí, presenció los preparativos y pudo hacer un seguimiento de su trayectoria, estancia en la Luna y regreso, puntualizó.

 

Esto fue una experiencia notable para un soñador de viajes espaciales. Entonces no pedían ningún tipo de acreditación para acceder a las instalaciones, una muestra de que hace 35 años había un mayor grado de confianza mutua entre países y personas, concluyó.

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Foto 01

Julieta Fierro, directora de Museos de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, explicó los posibles efectos del choque de un meteorito contra la Tierra.

 

 

 

Foto 02

Armando Arellano Ferro, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, argumentó las razones de por qué no es posible establecer por el momento comunicación con posibles extraterrestres.

 

 

 

Foto 03

José de la Herrán, asesor de la DGDC, dictó la ponencia “De la Tierra a la Luna, primer viaje”, donde narró sus experiencias durante las primeras misiones espaciales.