06:00 hrs. Junio 23 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-457

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

PROMOVER LA INVESTIGACIÓN BIOTECNOLÓGICA, NECESARIO PARA EVITAR EL REZAGO

 

Sin política adecuada en la materia México aumentará su dependencia, dijo Marisol Silva, de la FE de la UNAM

Preocupa que la nación sea rica en biodiversidad y germoplasma y no pueda aprovecharlo en su beneficio; sólo las grandes empresas transnacionales obtienen ventaja de ello

 

Los países que no participen de manera activa en la investigación biotecnológica deberán conformarse en los próximos años con adquirir nuevos productos, transformar sus procesos y ver desplazadas las materias primas que hoy exportan, aseguró Marisol Silva Romero, de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.

 

Al hablar sobre Biotecnología y legislación mexicana, agregó que sin una política que considere las llamadas “ventanas de oportunidad” y a esta disciplina como una de las vías para desarrollar a México, habrá un mayor nivel de dependencia.

 

Lo más preocupante es que la nación sea rica en biodiversidad y germoplasma y no pueda aprovecharlo en su beneficio, y que sólo las grandes empresas transnacionales obtengan ventaja de ello.

 

Silva Romero explicó que las estructuras genéticamente modificadas son aquellos organismos vivos, con excepción de los seres humanos, que han adquirido una combinación celular novedosa, provocada por el uso específico de técnicas de la biotecnología moderna.

 

Consideró incongruente que los transgénicos sean aceptados para su comercialización y consumo en nuestro país, pero se prohiba el cultivo en sus fronteras y deban importarse. Entre ellos destacan jitomate, papa, algodón, canola, soya y sus variantes para distintas enfermedades o plagas.

 

México tiene la infraestructura en investigación y desarrollo para esas innovaciones, lo que demuestra que sus científicos son de alto nivel y productividad, y su equipo el adecuado.

 

La biotecnología se verifica en nuestro país en sectores como el cervecero y el vitivinícola, en los que se requiere mejorar sus procesos, los cuales son posibles en laboratorio y no necesariamente en experimentación de campo.

 

También en derivados lácteos, productos de panificación y empresas basadas en el suministro de materias primas farmacéuticas y de aminoácidos para alimentos balanceados.

 

En el Aula Magna “Jesús Silva Herzog”, Marisol Silva informó que los Estados industrializados que dedican la mayor parte de su territorio al cultivo de transgénicos son Estados Unidos, Canadá y España, mientras que las naciones en vías de desarrollo son Argentina, Brasil, China y Sudáfrica.

 

La soya es el principal producto, ya que el 55 por ciento de su producción total en el mundo está genéticamente modificado. Le sigue el algodón con el 21, canola con 16, y maíz con 11 por ciento.

 

Comentó que quienes apoyan su uso aseguran su resistencia a las plagas y herbicidas, mejor rendimiento, tolerancia al estrés biótico y abiótico, es decir al medio ambiente, sequías y frío extremos, y el empleo de tierras marginales altamente salinas. Además de mayor nutrición, pues es posible introducirles genes para aumentar su sabor y elementos benéficos, provocan menor impacto ambiental y son útiles para crear fármacos y vacunas.

 

Se afirma que en los próximos 50 años la población mundial sobrepasará los límites permisibles de sustento, y será necesario utilizar todas estas técnicas para incrementar la disposición de alimentos, refirió.

 

No obstante, dijo, sus detractores argumentan que enriquecen a las empresas transnacionales, producen dependencia y riesgos a la salud, pues aún no se conoce cómo puede afectar al organismo humano. Se ha probado que en algunos casos provocan alergias.

 

En el ámbito internacional, Estados Unidos es pionero en la biotecnología agrícola, su industria se ha dividido en pequeñas empresas, creadas por académicos, y las compañías productoras multinacionales.

 

Por el contrario, en nuestro país la investigación se hace sobre todo en instituciones públicas. En los laboratorios no se realiza experimentación, y las innovaciones están en manos de grandes consorcios, quienes proveen de semillas y productos modificados, finalizó.

 

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Foto 1

 

Sin una política que considere las oportunidades de desarrollo México aumentará su dependencia, afirmó Marisol Silva Romero, de la Facultad de Economía de la UNAM, al hablar sobre Biotecnología y legislación mexicana.

 

Foto 2

 

Es preocupante que México sea rico en biodiversidad y germoplasma y no pueda aprovecharlo en su beneficio, destacó Marisol Silva, de la Facultad de Economía de la UNAM.