13:00 hrs. Junio 5 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-416

Ciudad Universitaria

Pie de foto al final del boletín

 

RECIBIÓ ALFREDO CAREAGA EL PREMIO NACIONAL AL MÉRITO ECOLÓGICO 2004

 

·        El galardonado colabora en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM

·        Reconoció que si se continúa con el actual proceso de desarrollo a escala mundial, provocaremos nuestra propia destrucción

·        El Proyecto Parque Ecológico Jaguaroundi, encabezado por el Programa Universitario de Medio Ambiente de esta casa de estudios y Pemex-Petroquímica, recibió mención honorífica

 

 

En reconocimiento a su amplia trayectoria en pro de la ecología, Alfredo Alejandro Careaga Viliesid, subdirector de Innovación Tecnológica de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, recibió el Premio Nacional al Mérito Ecológico 2004.

 

Al término, Hermelinda Osorio, directora de la FES Acatlán, resaltó que con este tipo de actividades se impulsa la titulación, y qué mejor con las nuevas tecnologías, de tal suerte que se faciliten los requisitos, se apoye a los egresados y se impulsen los posgrados universitarios.

 

El galardón, otorgado por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a través del Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable (Cecadescu), reconoce las aportaciones del universitario a la protección y conservación de la riqueza natural, así como en el manejo responsable de los hábitats.

 

 

Además, el Proyecto Parque Ecológico Jaguaroundi, implementado por el Programa Universitario de Medio Ambiente de esta casa de estudios y Petróleos Mexicanos-Petroquímica, obtuvo una mención honorífica especial.

 

Alfredo Careaga admitió que si se continúa con el actual “proceso de desarrollo a escala mundial, provocaremos nuestra destrucción. Estamos a tiempo de cambiar, el mundo se ha dado cuenta y ya se empieza a enarbolar la bandera del crecimiento sustentable”.

 

Sostuvo que el petróleo es un recurso orgánico útil que requiere quemarse para aprovecharlo, y al hacerlo se generan gases de combustión, bióxido de carbono y otras partículas que ya empiezan a cambiar el clima del planeta.

 

Por fortuna, añadió, se puede frenar esta tendencia, pero es necesario que los líderes políticos, religiosos o de opinión fomenten cambios profundos, y logren que la gente entienda que los recursos naturales no son nuestros, sino de las futuras generaciones.

 

Es indispensable educar a todos los pueblos del planeta, no sólo al mexicano, para que asuman una actitud de comprensión y reverencia ante la naturaleza. Somos parte de ella, no el dueño que debe dominar. Si se destruye su riqueza los próximos descendientes no tendrán elementos para sobrevivir.

 

Al respecto, aseguró que no se puede hablar de políticas nacionales de manera aislada, porque la ecología y la naturaleza no reconocen fronteras. El problema es global y la situación no es halagüeña para el ser humano.

 

La biodiversidad planetaria puede recuperarse, como lo hizo tras las cuatro glaciaciones que la afectaron en el pasado. El que quizá no se recupere es el propio homo sapiens, que entre todas las especies es el que usa las tecnologías para deteriorar su entorno.

 

Indicó que la variedad biológica de la Tierra está concentrada en las zonas tropicales, que abarcan entre 6 y 8 por ciento de la superficie del globo terráqueo, pero en ellas habita cerca del 80 por ciento de los seres vivos. No obstante, en las últimas décadas ha habido una afectación notable en estas regiones.

 

Advirtió que uno de los problemas internacionales más graves, y en particular de México, es la deforestación, que ha alcanzado grandes proporciones. Por diversas razones, el hombre ocupa más espacios y al desmontar un bosque no sólo acaba con los árboles, sino también con las plantas y animales que viven en esos ecosistemas.

 

Una de las principales actividades que le valieron el reconocimiento a este destacado universitario fue la creación del Centro de Investigaciones en Quintana Roo (CIQRO), una de las instituciones pioneras en adoptar el modelo de desarrollo sustentable.

 

Recordó que a finales de los setenta, preocupado por el futuro que le deparaba a ese estado –cuatro años antes el gobierno federal echó a andar el proyecto Cancún–, propuso instalar un centro de investigaciones en ese punto, que además de estudiar el proceso de crecimiento local fuera un actor que incluyera en los proyectos una variable ecológica.

 

Ese territorio había permanecido como reserva federal hasta 1974 y gracias al aislamiento todos sus ecosistemas, tanto marinos como terrestres, estaban en excelente estado de conservación. Ese no era el caso de su vecino Yucatán, cuya selva había sido desmontada para el cultivo del henequén.

 

De hecho, la Universidad Nacional fue socia fundadora del CIQRO, en colaboración con el gobierno del estado, el Instituto Politécnico Nacional, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la hoy Comisión Nacional del Agua.

 

Además, como director de ese Centro, Careaga Viliesid coordinó los trabajos que culminaron en la fundación de la Reserva de la Biosfera de Sian Ka´an, de 54 mil hectáreas de extensión, la primera gran área tropical protegida en nuestro país, declarada por la UNESCO en 1986 como Patrimonio de la Humanidad.

También fundó el Jardín Botánico “Alfredo Barrera Marín”, el más grande e importante espacio tropical de México, y uno de los más relevantes en el ámbito internacional y apoyó el repoblamiento de tres especies de tortuga marina, consideradas en peligro de extinción: blanca, caguama y carey.

 

A lo largo de su trayectoria, el actual subdirector de Innovación Tecnológica de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de esta casa de estudios, ha destacado por sus importantes contribuciones teóricas a lo que hoy se conoce como desarrollo sustentable. Lo hizo diez años antes de que este concepto designara al hoy paradigma universal del progreso.

 

Además, diseñó y estableció modelos tecnológicos en beneficio directo de 45 comunidades marginadas, campesinas y pesqueras de Quintana Roo, con base en tecnologías sencillas y baratas, que aprovecharan las fuentes alternativas de energía y usaran los recursos naturales sin destruirlos.

 

Refirió que recibir el Premio al Mérito Ecológico no sólo reconoce el trabajo de una persona, sino del esfuerzo de un conjunto de investigadores y de las instituciones que representan.

 

“Siempre un galardón de nuestros conciudadanos, pares y líderes es satisfactorio”. Pero lo más importante es que representa un nuevo compromiso, una posibilidad que va a abrir muchas puertas para seguir investigando sobre el tema”.

 

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Foto 01

Alfredo Alejandro Careaga Viliesid, subdirector de Innovación Tecnológica de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, recibió el Premio Nacional al Mérito Ecológico 2004.

 

Foto 02

El gobierno de la República reconoció las aportaciones del investigador universitario Alfredo Alejandro Careaga Viliesid, en materia de protección y conservación de la riqueza natural, así como en el manejo responsable de los hábitats.