06:00 hrs. Mayo 27 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-393

Ciudad Universitaria

 

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ESTANCADA LA GENERACIÓN DE VALOR AGREGADO DE LOS TRABAJADORES MEXICANOS

 

·        Guillermo Aguirre Esponda, director adjunto de Tecnología del Conacyt, dijo que una de las claves para alcanzar el desarrollo es invertir en el sistema científico nacional

·        En los sesenta la diferencia entre la producción de un mexicano y la de un habitante de un país desarrollado era de 31 veces. Para el 2000 ascendió a 63

 

 

En tres décadas se duplicó la disparidad en la capacidad de agregar valor a sus productos de los trabajadores mexicanos y los de otras naciones. Así, en los sesenta la diferencia era de 31 veces, para el 2000 ascendió a 63, afirmó Guillermo Aguirre Esponda, director adjunto de Tecnología del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)

 

“Esta es una manifestación dramática de que el país ha errado en el tipo de actividades que sus habitantes deben desarrollar para aprender a generar una mayor cuantía”, sostuvo en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

 

El caso contrario es el de Corea, con 60 millones de ciudadanos y un territorio que cabría en el estado de Tlaxcala, sin petróleo ni bosques. Hace 40 años, los coreanos producían solo la tercera parte de valor agregado que nuestros nacionales: 550 dólares contra mil 500 dólares por cada trabajador.

 

Dijo que la necesidad los llevó a trabajar de otra manera y hoy fabrican dos veces y media más de lo que México elabora. Además, rebasaron la línea de los 10 mil dólares per cápita, con lo que superaron la pobreza extrema en sus fronteras.

 

Al dictar la conferencia “La creación de valor, un caso hecho en México. Hacia una aplicación de la filosofía de la ciencia (y la tecnología) en la formulación de una política nacional”, resaltó que por décadas los trabajadores mexicanos no han podido generar valor agregado a partir de sus recursos, cuando en ese mismo lapso diversos países lograron que su población remontara el estancamiento económico por esta vía.

 

Refirió que durante los últimos 40 años, en ciertas regiones del planeta, como Holanda, Alemania o Estados Unidos, se ha incrementado la posibilidad para que cada hora de trabajo produjese más recursos o aplicaciones.

 

Otro grupo de naciones busca ese agregado, como Portugal, España o Grecia. Sin embargo, hay terceros que han permanecido estáticos. Es el caso de nuestro país.

 

El también ganador del Premio Nacional de Tecnología 1999 refirió que, por ejemplo, hoy como hace cuatro décadas, un gran porcentaje de mexicanos no tienen posibilidad de comprar un boleto de avión y otro tanto jamás adquirirá una estufa, refrigerador o lavadora.

 

Una de las claves para despuntar es invertir en el desarrollo científico–tecnológico, propuso Aguirre Esponda. Los ejemplos de éxito se cifran en capacitar a la gente y dar esta cualidad a sus productos mediante el conocimiento.

 

Sin embargo, reconoció, no basta con que el gobierno u organismos internacionales le procuren recursos a estas áreas. Es decir, “aún con tener muchos institutos, universidades y doctorados no vamos a lograrlo. Eso es necesario, pero insuficiente”.

 

En México se destinan tres mil millones de dólares a esta tarea. Hay dos millones de estudiantes de licenciatura, 200 mil de posgrado y 10 mil científicos en el Sistema Nacional de Investigadores, quienes tienen capacidad probada en generar ciencia de alto nivel. También hay más de 200 centros públicos de investigación, puntualizó.

 

Empero, hay menos de 3 mil empresas con calidad certificada y la mitad de ellas son maquiladoras;  sólo producimos mil doctores al año, cuando debería ser 20 veces más y únicamente 30 consorcios invierten en tecnología. El sector privado poco participa o no lo hace para fortalecer este esfuerzo nacional.

 

Ante este panorama, insistió, debe estimularse la creación de valor. Tal es el cometido de la política correspondiente. El Plan Nacional es llegar a un ingreso per cápita de 30 mil dólares en el 2025. Ahora estamos en alrededor de 6 mil.

 

Las innovaciones, explicó, no son más que una manifestación humana para crear mayores beneficios a partir de sus recursos potenciales: “Si a partir de un árbol sólo se obtienen troncos, su cotización es baja. Si se producen tablas y se les da brillo, aumenta; pero si se pudiera elaborar medicamentos a partir de la savia, se generaría una cuantía extraordinaria”.

 

En México, lo primero por hacer para alcanzar ese objetivo es inducir interés en los empresarios. “Idear tecnología requiere un ‘umbral’ mínimo, relacionado con la actitud con la que se trabaje. Ello es tan importante que la diferencia entre sacar una solución definitiva a un problema y no hacerlo es dejar de ganar diez veces lo que ahora el país obtiene, finalizó Guillermo Aguirre.

 

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PIES DE FOTO

 

 

Foto 01

 

Guillermo Aguirre Esponda, funcionario del Conacyt, afirmó en una conferencia en el IIF de la UNAM, que se ha acrecentado la disparidad entre los trabajadores mexicanos y los de otras naciones para agregar valor agregado a sus productos.

 

 

Foto 02

 

El que los trabajadores mexicanos no hayan generado valor agregado a sus productos es una manifestación de que el país ha errado en el tipo de actividades que sus habitantes deben desarrollar, advirtió en la UNAM el especialista Guillermo Aguirre Esponda.