Boletín UNAM-DGCS-393
Ciudad
Universitaria
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ESTANCADA LA GENERACIÓN DE VALOR AGREGADO DE LOS TRABAJADORES MEXICANOS
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Guillermo Aguirre Esponda, director adjunto
de Tecnología del Conacyt, dijo que una de las claves para alcanzar el
desarrollo es invertir en el sistema científico nacional
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En los sesenta la diferencia entre la
producción de un mexicano y la de un habitante de un país desarrollado era de
31 veces. Para el 2000 ascendió a 63
En tres décadas se duplicó la
disparidad en la capacidad de agregar valor a sus productos de los trabajadores
mexicanos y los de otras naciones. Así, en los sesenta la diferencia era de 31
veces, para el 2000 ascendió a 63, afirmó Guillermo Aguirre Esponda, director
adjunto de Tecnología del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)
“Esta es una manifestación
dramática de que el país ha errado en el tipo de actividades que sus habitantes
deben desarrollar para aprender a generar una mayor cuantía”, sostuvo en el
Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.
El caso contrario es el de
Corea, con 60 millones de ciudadanos y un territorio que cabría en el estado de
Tlaxcala, sin petróleo ni bosques. Hace 40 años, los coreanos producían solo la
tercera parte de valor agregado que nuestros nacionales: 550 dólares contra mil
500 dólares por cada trabajador.
Dijo que la necesidad los
llevó a trabajar de otra manera y hoy fabrican dos veces y media más de lo que
México elabora. Además, rebasaron la línea de los 10 mil dólares per cápita,
con lo que superaron la pobreza extrema en sus fronteras.
Al dictar la conferencia “La
creación de valor, un caso hecho en México. Hacia una aplicación de la
filosofía de la ciencia (y la tecnología) en la formulación de una política
nacional”, resaltó que por décadas los trabajadores mexicanos no han podido
generar valor agregado a partir de sus recursos, cuando en ese mismo lapso
diversos países lograron que su población remontara el estancamiento económico
por esta vía.
Refirió que durante los últimos 40 años,
en ciertas regiones del planeta, como Holanda, Alemania o Estados Unidos, se ha
incrementado la posibilidad para que cada hora de trabajo produjese más
recursos o aplicaciones.
Otro grupo de naciones busca
ese agregado, como Portugal, España o Grecia. Sin embargo, hay terceros que han
permanecido estáticos. Es el caso de nuestro país.
El también ganador del Premio
Nacional de Tecnología 1999 refirió que, por ejemplo, hoy como hace cuatro
décadas, un gran porcentaje de mexicanos no tienen posibilidad de comprar un
boleto de avión y otro tanto jamás adquirirá una estufa, refrigerador o
lavadora.
Una de las claves para
despuntar es invertir en el desarrollo científico–tecnológico, propuso Aguirre
Esponda. Los ejemplos de éxito se cifran en capacitar a la gente y dar esta
cualidad a sus productos mediante el conocimiento.
Sin embargo, reconoció, no
basta con que el gobierno u organismos internacionales le procuren recursos a
estas áreas. Es decir, “aún con tener muchos institutos, universidades y
doctorados no vamos a lograrlo. Eso es necesario, pero insuficiente”.
En México se destinan tres mil
millones de dólares a esta tarea. Hay dos millones de estudiantes de
licenciatura, 200 mil de posgrado y 10 mil científicos en el Sistema Nacional
de Investigadores, quienes tienen capacidad probada en generar ciencia de alto
nivel. También hay más de 200 centros públicos de investigación, puntualizó.
Empero, hay menos de 3 mil
empresas con calidad certificada y la mitad de ellas son maquiladoras; sólo producimos mil doctores al año, cuando
debería ser 20 veces más y únicamente 30 consorcios invierten en tecnología. El
sector privado poco participa o no lo hace para fortalecer este esfuerzo
nacional.
Ante este panorama, insistió,
debe estimularse la creación de valor. Tal es el cometido de la política
correspondiente. El Plan Nacional es llegar a un ingreso per cápita de 30 mil
dólares en el 2025. Ahora estamos en alrededor de 6 mil.
Las innovaciones, explicó, no
son más que una manifestación humana para crear mayores beneficios a partir de
sus recursos potenciales: “Si a partir de un árbol sólo se obtienen troncos, su
cotización es baja. Si se producen tablas y se les da brillo, aumenta; pero si
se pudiera elaborar medicamentos a partir de la savia, se generaría una cuantía
extraordinaria”.
En México, lo primero por
hacer para alcanzar ese objetivo es inducir interés en los empresarios. “Idear
tecnología requiere un ‘umbral’ mínimo, relacionado con la actitud con la que
se trabaje. Ello es tan importante que la diferencia entre sacar una solución
definitiva a un problema y no hacerlo es dejar de ganar diez veces lo que ahora
el país obtiene, finalizó Guillermo Aguirre.
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Foto 01
Guillermo Aguirre Esponda,
funcionario del Conacyt, afirmó en una conferencia en el IIF de la UNAM, que se
ha acrecentado la disparidad entre los trabajadores mexicanos y los de otras
naciones para agregar valor agregado a sus productos.
Foto 02
El que los
trabajadores mexicanos no hayan generado valor agregado a sus productos es una
manifestación de que el país ha errado en el tipo de actividades que sus
habitantes deben desarrollar, advirtió en la UNAM el especialista Guillermo
Aguirre Esponda.